Cómo se vive y evoluciona el amor a través de los años

Algunos adultos se obsesionan con ser jóvenes para siempre y esta actitud la llevan al área del amor.

MADRID · 12 DE FEBRERO DE 2012 · 23:00

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Todo depende de qué etapa de la vida estemos transitando pues el amor se trata de un sentimiento que se expresa de distintas maneras conforme pasan los años. El amor en los adolescentes no se siente ni se demuestra de la misma forma que en los adultos jóvenes y dista del que se da en una pareja con hijos, que está signado por la madurez y la complejidad al mismo tiempo.
En la juventud el enamoramiento es muy fuerte. Se trata de una emoción fascinante que da la sensación de que el otro es perfecto, pero en realidad dura poco tiempo.“En los adolescentes el amor gira en torno a la búsqueda de pares en donde la cuestión identificatoria con el semejante es fundamental”, comenta Cristina Castillo, psicóloga especialista en terapia de parejas, quien sugiere que los jóvenes se prestan a hacer “zapping” y en general cambian de pareja con mayor facilidad que los grandes. El tema más presente en ellos es la pasión.
En tanto, los problemas más complejos provienen de las relaciones entre adultos ya que tienen que lidiar con la finitud de la vida y una forma de amar que incuestionablemente crea lazos más maduros. A esto se suma la convivencia con las distintas “tentaciones” y “modelos de juventud” que priman en nuestra sociedad.
“Hoy existe cierta adolentización entre los más grandes, son un tanto infantiles en relación al amor. Buscan volver a la etapa del enamoramiento que es efímera en todos nosotros. Al confundirse intentan cambiar su situación sentimental para darse cuenta que siempre, después de esta etapa, todo cambia y vuelve la rutina”, agrega la psicóloga.
Frases como “ella no es la misma” ó “él no me trae flores” expresan el pedido de algo más profundo cuando en realidad la respuesta a todo lo que reclaman yace en ambos. “Los cambios en la pareja son totalmente esperados y más cuando se trata de pasar muchos años juntos. Lo importante es no tener miedo a esos cambios y a saber convivir con ellos”, comenta Castillo.
Los que no resisten esta etapa de crisis empiezan a venerar la juventud y vuelven al “zapping” de la adolescencia. Forman parejas con alguien mucho menor, que en varios casos roza la edad de los propios hijos.
@MULT#DER#49336@En la adultez los problemas amorosos pueden ser complicados, pero no todo es negativo. Esta etapa viene con un arma muy importante y es la seguridad. Saber lo que uno quiere es fundamental para ver el panorama con claridad.Por eso, luego de varios años y experiencias vividas, las crisis pueden resolverse. Sólo hay que saber escucharse a uno mismo y a su pareja.
Una recomendación para comenzar a resolver los conflictos entre los dos es que primero que no se comparen con ninguna pareja. Esto las lleva al fracaso. Cada una tiene su mundo, su pacto económico y sexual. Segundo, aceptar con buenos ojos la rutina. Siempre hay algo rutinario y eso es normal además de ser positivo, porque contribuye a dar estabilidad a la relación. Tercero, plantearse qué es lo que se puede hacer en pareja y qué no. Por eso cada uno debe tener su espacio propio. Que cada uno lo tenga no quiere decir que sean individualistas. El oxígeno es fundamental. Y por último, gratificarse en forma individual para compartir con el otro con un mejor ánimo”, concluye Castillo.

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