Vergüenza que empobrece

Ayer noche, andando por la calle, vi una forma esférica en el suelo. Podría ser una moneda. Estuve a punto de no darle importancia. Retrocedí para asegurarme. Me di cuenta que no lo era. También que una pareja de ancianos me miraban. Casi me avergüenzo. No dejé que ocurriera. Podría haber sido una moneda. En esta ocasión no fue así.

06 DE OCTUBRE DE 2007 · 22:00

,
Al instante recordé una vez que si lo fue. No una moneda. Si un billete. 10€. Casi no me agacho a cogerlos por vergüenza. Lo hice. Compartí mi dicha. Ese día merendé con un par de amigos gratuitamente (de gracia). A veces, nos puede ocurrir lo mismo. Por vergüenza, o por otras razones, dejamos pasar lo que nos enriquece. No nos agachamos. No retrocedemos. ¿Qué pensaran? ¿Y si son de alguien? Serán falsos. Me habré confundido. No puede ser que tenga tanta "suerte". Argumentamos con nosotros mismos, dándonos razones para autojustificarnos, autodisculparnos y autotranquilizarnos. Pero sea como sea, esa vergüenza es, potencialmente, empobrecedora. Aunque el verdadero problema no es la vergüenza, sino el dejarnos dominar por ella. Porque cuando decido someterme a la vergüenza, también puedo estar decidiendo, implicitamente, dejar pasar la oportunidad de enriquecerme, de recibir de gracia, y por ende, pensar que no recibo de gracia, lo que me hará ser y sentir pobre, desdichado o desgraciado (falto o carente de gracia), primero para conmigo y luego, también, para con el prójimo. Continuamente estoy recibiendo de gracia, Dios me ha dado y continua dándome su amor incondicional, pero soy yo quien no se agacha a por los 10€, soy yo quien no se apropia de la gracia que me es dada (la vergüenza, la culpa, la autocondenación, la autojustificación, o aún las buenas obras, mis méritos, son algunos de los factores que imposibilitan o abortan el proceso) y eso me lleva a una falta de conciencia de quién soy yo, a una imagen distorsionada de quien es Dios, y determina, a su vez, como me comporto con el prójimo. Pues doy de gracia, todo aquello que empiezo a entender como recibido del mismo modo. De gracia recibisteis, dad de gracia...

Publicado en: PROTESTANTE DIGITAL - X-tremo joven - Vergüenza que empobrece