Ejerce tu propia valentía

Demos pasos lentos pero decisivos, seguros, contra el miedo.

01 DE NOVIEMBRE DE 2019 · 11:34

Imagen de Shane Aldendorff en Pixabay.,
Imagen de Shane Aldendorff en Pixabay.

El miedo es natural en el prudente y el saberlo vencer es ser valiente.

Alonso de Ercilla y Zúñiga, escritor español (1533-1594)

Admiramos la valentía que hay en los demás, los consideramos héroes. Viendo nuestra cobardía cuesta creer que exista esa virtud en otra persona y que la haga tan especial en momentos de pruebas. Ante tal asombro nos sentimos más pequeños de lo que deberíamos. 

La valentía es un ejercicio diario que cada uno puede empezar a gestionar, cuanto antes, mejor. Dar los primeros pasos en ese camino cuesta. También cuestan las segundas y las terceras pisadas. Todo tramo recorrido con valor es un gran avance, un reto que, una vez se ha superado, da mucha satisfacción.

Que no se nos olvide que para aceptar la vida hay que ser valiente.

Es importante que ese coraje que queremos empezar a desarrollar no esté sujeto a nadie y sobre todo tenemos que estar seguros de no tener miedo a perder algún privilegio de los que disfrutamos. Ser valeroso y tener privilegios no siempre es compatible.

Si tomamos la decisión de dar la cara por alguna causa, de romper con lo que nos perjudica, de abandonar lo que nos daña, debemos estar seguros de que vamos a dejar algo atrás en la batalla, por ejemplo, sabemos que seremos señalados, que hablarán cosas desagradables, que perderemos amigos al oponernos a sus opiniones. Sin embargo, es posible que al quedarnos sin fama alcancemos la libertad.

La valentía, si no existe, tenemos que encontrarla, adueñarnos de ella y hacerla útil en cualquier proceder. No podemos estar sentados quejándonos, a la espera de que sea otra persona la que pelee por nuestros motivos. No culpemos a nadie de no luchar por nosotros. Tenemos la obligación de alcanzar los propósitos personales, de dejar atrás lo que nos ata.

Demos pasos lentos pero decisivos, seguros, contra el miedo, pero démoslos. De este modo nadie podrá arrebatarnos los beneficios que aporta la victoria, porque será la nuestra.

El objetivo alcanzado nos concede más seguridad en uno mismo. El miedo se irá alejando progresivamente hasta dejarnos libres para actuar. Con el paso del tiempo veremos que cada meta resulta más fácil de alcanzar, que derramaremos menos lágrimas porque ya seremos menos cobardes. La personalidad crece. Crece, además, el sentido común.

Seamos valientes y seamos más prudentes todavía.

Publicado en: PROTESTANTE DIGITAL - Tus ojos abiertos - Ejerce tu propia valentía