Posiciónate

El auténtico ritual debe estar avalado por el compromiso con el prójimo, con el hombre y, fundamentalmente, el hombre necesitado.

27 DE AGOSTO DE 2019 · 11:00

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Se trataría de ver cuál es nuestro posicionamiento con respecto a los sufrientes de la tierra. Quizás, el posicionamiento más acertado y preciso sería el que se hace con la preposición “con”, “estamos con los ellos”. Sin embargo, hay un posicionamiento que también usó Jesús, y que no se debe dejar de lado. Es el uso de la preposición “desde”, “desde los pobres y sufrientes”. Habría otras preposiciones válidas y otras frases para definir el posicionamiento de Dios y el nuestro con respecto a los pobres: “al lado de, entre, en medio de, junto a…”. Sin embargo, el uso de las preposiciones “con” y “desde”, lo veo en este momento como algo muy revelador que puede ser aplicado tanto a Dios como a sus seguidores.

Hacer evangelización en esta tierra, en nuestro aquí y nuestro ahora, desde los pobres, es algo que habría que repensar y hacer, siguiendo los parámetros de Jesús. Jesús no evangelizó desde posicionamientos al lado de los poderosos y enriquecidos de este mundo. No lanzaba sus mensajes desde las formas de pensar de los integrados en el sistema mundo. No predicaba desde los posicionamientos de los religiosos de su época, ni desde aquellos autoconsiderados puros. Jesús evangelizaba, lanzaba sus mensajes que, lógicamente, eran para todo el mundo, pero desde su compromiso con los marginados, los empobrecidos, los estigmatizados, los proscritos y desclasados.

Es por eso que creo que la iglesia yerra cuando se pone al lado de los integrados, cuando admira a los poderosos, a los ricos y acumuladores de la tierra, y, desde estos posicionamientos, lanza sus mensajes evangelizadores. No hay autenticidad cristiana, si no tomamos a Jesús como modelo. Los mensajes solo desde los integrados en el sistema mundo, los ricos y los poderosos, el tener a éstos como puntos de referencia, aunque sea inconscientemente, hará que esos mensajes desde esos posicionamientos erróneos, caigan sobre las gentes como nieve fría en sus corazones. ¿Sería duro hoy que nos acostumbráramos a evangelizar desde los proscritos y los pobres de la tierra, desde posicionamientos cercanos a los sufrientes de este mundo, o sea, desde los posicionamientos de Jesús? Habría que hacer mucha pedagogía sobre esto.

¿Desde dónde evangelizamos hoy, desde qué posicionamientos, desde qué coqueteos, desde qué mentalidades, prioridades y estilos de vida? ¿Estamos evangelizando desde los pobres, siguiendo al Maestro? Si no es así deberíamos plantearnos la vivencia de nuestra espiritualidad cristiana, nuestro ser discípulos del Maestro. Hay que evangelizar desde posicionamientos de total empatía y compromiso con los pobres y sufrientes.

Pasemos al “con”. Quizás el predicar o evangelizar desde, nos debe llevar a compartir vida, pan y palabra con los pobres y marginados de este mundo. Aunque en nuestra exposición de la Palabra nos acordáramos de ellos, hiciéramos peticiones a Dios para que les ayude y saque de la situación de abandono en el que están, si no pensamos en el Dios “con” los pobres, en la necesidad de ser creyentes “con” los pobres, entre ellos y siendo manos tendidas de ayuda, hay posicionamientos que se quedan cortos.

Quizás el llamamiento del cristiano, la vocación del seguidor del Maestro y del imitador del que anduvo por la tierra haciendo bienes, debería dar un paso más, un paso de fe activa, de amor en acción, de fe que actúa a través del amor, y acercarse, descender a los focos de conflicto, a los ámbitos de pobreza y, desde allí, comenzar a lanzar mensajes evangelizadores. Sería una forma de unir el “con” con el “desde”. El cristiano con los pobres y usando su voz desde la cercanía con ellos, desde el lugar en el que el Señor lanzaba sus mensajes. Así, desde los pobres, lanzaba sus mensajes evangelísticos para todos, pobres y ricos, estigmatizados e integrados, pero sabiendo bien desde donde eran lanzados esos mensajes.

El Dios “con” los pobres, refleja un compromiso muy especial. Es, quizás, el que debe reflejar también el cristiano, el hombre creyente que se posiciona con los pobres de la tierra siguiendo las prioridades de su Maestro. Desde allí no quedaría otro remedio que unirse al lanzamiento de los mensajes proféticos que van en busca de la justicia, de la misericordia y de lo que ellos llaman “el auténtico ritual”, que no sería ni el rito del ayuno insolidario con el desamparado, ni el de hacer cilicios ni cenizas ajenos al amor al prójimo, ni practicar rituales inmisericordes mientras se olvida al necesitado e injustamente tratado. El auténtico ritual debe estar avalado por el compromiso con el prójimo, con el hombre y, fundamentalmente, el hombre necesitado.

El estar “con” los sufrientes nos lleva a ser diferentes, a cambios que nos pulen, que nos humanizan, que nos sanan. Para el que no está “con”, no puede evangelizar “desde”. La insolidaridad, la falta de amor y de projimidad, es un antídoto contra la evangelización. No es compatible predicar la Palabra dando la espalda al sufrimiento de los desgraciados de nuestra historia. El estar “con” es lo que nos va a llevar a una auténtica comunión entre los hombres, a un compartir tiempo, pan, vida y palabra y, a su vez, el facilitar el compartir el Evangelio “desde” aquellos que para el mundo, son los estigmatizados. Así nos lo enseñó el Maestro.

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