Breve historia de la apologética cristiana (y IV)

En el siglo XXI la ciencia está cambiando algunas de sus concepciones anteriores, abriendo indirectamente la puerta a la posibilidad de un Dios creador.

10 DE AGOSTO DE 2019 · 21:00

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Llegamos así a los dos últimos períodos de la apologética, de los siglos XX y XXI, caracterizados por los descubrimientos científicos.

 

7. PERÍODO APOLOGÉTICO DEL SIGLO XX:

A comienzos del siglo XX, la batalla estaba técnicamente perdida. Y el famoso astrónomo Carl Sagan (1934-1966), se encargó de proclamar: “Desde que el nacimiento del universo puede explicarse por medio de las leyes de la física, un supuesto Dios creador se ha quedado sin trabajo”. Si bien es verdad que en el siglo XX, todavía había prestigiosos científicos que aceptaban la existencia de un Dios creador, como Einstein y Heisenberg. Albert Einstein (1879-1955) creía que el universo fue diseñado por un ser inteligente, mientras que Werner Heisenberg (1901-1976) aceptaba al Dios de Abraham, Isaac y Jacob, no el de los filósofos y los sabios deístas. Pero, lo cierto es que el naturalismo se impuso como doctrina fundamental en todas las universidades y escuelas del mundo occidental. La teoría de la evolución se convirtió en base científica y la asignatura de religión fue sustituida por la ética laica. Esta sensación de fracaso dio lugar, dentro del cristianismo, a tres tendencias distintas: el revisionismo o modernismo teológico, el pluralismo y el neofundamentalismo.

 

7.1. Revisionismo:

Algunos empezaron a pensar que si la Biblia contradice a la ciencia humana, lo correcto sería cuestionar la Biblia, pues es posible que contenga errores. Si la razón es incompatible con la fe, entonces, es necesario cambiar la teología. Se debería revisar la Biblia con ojos críticos, extrayendo de ella lo trascendente y desechando lo temporal ya que la Escritura contendría trigo mezclado con paja y, por tanto, habría que seleccionar el trigo y eliminar la paja. De este modo surgió la “alta crítica”. Rudolf Bultmann (1884-1976), fue el teólogo alemán que afirmó: Hay que desmitificar la Biblia y limpiarla de todo tipo de cuentos y leyendas. Jürgen Moltmann (1926-), por su parte, dijo: Nada podemos dar por seguro, lo único que nos queda es la esperanza. Y el teólogo católico de la liberación, Leonardo Boff (1938-), escribió: Lo que cuenta verdaderamente son los pobres y marginados y nuestra misión es defenderlos aunque sea recurriendo para ello a la violencia.

 

7.2 Pluralismo:

Afirma que Dios surge del interior del propio hombre, por tanto todos los caminos conducen a Dios. Formamos una generación demasiado sofisticada para seguir creyendo en el cristianismo ortodoxo. Los dogmas tradicionales de la fe cristiana son insostenibles y por tanto debemos abandonarlos o reinterpretarlos. El teólogo y filósofo romántico alemán, Friedrich Scheleiermacher (1768-1834), ante los ataques científicos, buscó una salida afirmando que la esencia del cristianismo no consiste en la revelación de un Dios,

sino en la conciencia de la existencia de Dios dentro del propio hombre, algo que la ciencia no podía negar. Manifestó que el único Dios que existe es el Dios que el hombre lleva dentro. Por tanto, todas las religiones son igualmente válidas. Su influencia la vemos actualmente en teólogos como el sacerdote católico, Hans Küng, cuando afirma que la salvación será para todos los hombres y mujeres sin importar su religión.

 

7.3. Neoconservadurismo:

Si la ciencia se opone a la Biblia, hay que rechazar la ciencia. La ciencia es una invención de Satanás, y por tanto debemos prescindir de ella. Esto recordaría un poco la postura de los amish, que siguen cocinando con leña y alumbrándose con lámparas de aceite. Hay grupos evangélicos radicales que, prescindiendo de toda regla hermenéutica, defienden que si la Biblia afirma que Josué detuvo el Sol, es porque el Sol gira alrededor de la Tierra, digan lo que digan Copérnico y toda la astrofísica moderna.

A pesar del gran desafío de la ciencia, a lo largo del siglo XX, hubo numerosos apologistas cristianos, tanto moderados como liberales o modernistas y tanto protestantes como católicos, tales como: C.S. Lewis (1898-1968), Francis Schaeffer (1912-1984), Paul Tournier (1898-1966), Josh MacDowell (1940-), Charles Colson (1931-), Maurice Blondel (1861-1949), Gilbert Keith Chesterton (1874-1936), Pierre Teilhard de Chardin (1881-1955), Herman Schell (1850-1906), Karl Adam (1876-1966), Karl Barth (1886-1968), Emil Brunner (1889-1966), Rudolf Bultmann (1884-1976), Paul Tillich (1886-1965) y otros. Algunos de ellos eran cristianos convencidos de que, fe y razón, no se contradicen, que no hay ninguna incompatibilidad entre la reflexión científica y la existencia de Dios. Y que, por tanto, una fe razonada hace una fe firme. Sus esfuerzos no fueron en vano. La semilla que con esfuerzos sembraron a lo largo del siglo XX, comienza a dar sus frutos en el siglo XXI.

 

8. PERÍODO CIENTÍFICO (s. XX-XXI):

En este período se producirán dos descubrimientos científicos decisivos: la teoría de la relatividad de Albert Einstein y la teoría del Big Bang de George Gamow. Según el primero, la masa y la energía son equivalentes y tuvieron un principio. Todo en el universo es relativo. El cosmos no es eterno ya que la materia fue creada a partir de la nada. Su famosa frase es muy significativa de su pensamiento: La ciencia cojea sin la religión; la religión es ciega sin la ciencia.

Por su parte, George Gamow, con su famosa teoría del Big Bang ( o gran explosión) explica que el universo tuvo un origen en el tiempo. El cosmos se creó en mucho menos tiempo de lo que se pensaba y, por tanto, la Biblia recupera vigencia y credibilidad científica. Todo parece apuntar hacia un diseño inteligente. De la misma manera, las células de los seres vivos parecen universos en miniatura perfectamente diseñados. La teoría de la evolución plantea cada vez mayores lagunas y problemas.

Este es el escenario que se vislumbra hoy. Estamos viviendo una situación insólita que no se había dado desde que Copérnico sentó las bases del supuesto divorcio entre ciencia y teología. En el siglo XXI, el mundo científico está atónito ante la complejidad de la materia, la magnitud del Universo, la gran cantidad de información que contiene el ADN de los seres vivos, y, como consecuencia, está cambiando algunas de sus concepciones anteriores, abriendo indirectamente la puerta a la posibilidad de un Dios creador. En el mundo protestante, la apologética ha experimentado un reciente e importante auge de la mano de autores como William A. Dembski, Michael J. Behe, Hugh Ross, Wolfhart Pannenberg, Richard Swinburne, Antony Flew, Norman Geisler, R. C. Sproul, Gary R. Habermas, Alvin Plantinga, William Lane Craig, Alister McGrath, etc.

¿Estamos nosotros, como pueblo cristiano, preparados para esta nueva situación? ¿Seremos capaces de aprovechar esta oportunidad apologética y presentar nuestra fe cristiana como respuesta al hombre de hoy? En el mundo protestante tenemos novelistas y profetas apocalípticos, supuestos viajeros del más allá, locuaces vendedores de prosperidad, inspirados cantantes y salmistas, habilidosos artesanos de objetos “cristianos”, pero andamos faltos de apologistas cristianos. Hombres y mujeres dispuestos a presentar, con humildad y mansedumbre, defensa de la fe, compaginándola con la razón. Este es uno de nuestros grandes retos para el presente siglo XXI.

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