Samuel, desde niño hasta el final

Un hombre que desde muy chiquito fue llamado por su Dios, un Dios al que sirvió fielmente.

21 DE JULIO DE 2019 · 08:00

Fresco de Samuel en el Monasterio de Mikhailovskr, en Kiev. / Wikimedia Commons,
Fresco de Samuel en el Monasterio de Mikhailovskr, en Kiev. / Wikimedia Commons

“A los diez años, el filósofo italiano Giovanni Pico della Mirandola (1463-1494) era un auténtico prodigio. En cierta ocasión, un anciano cardenal, molesto por la inteligencia precoz del muchacho, le dijo en tono imponente:

—La verdadera pena es que, cuando se tiene tanto talento de niño, se suele acabar siendo un imbécil cuando se llega a anciano.

—Por lo que decís, señor, deduzco que vos debisteis ser todo un sabio de niño —le respondió con toda la intención Pico della Mirandola”.

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Me encanta esta anécdota real, un tanto irónica; aunque totalmente cierta. Pero me gusta infinitamente más, la vida de alguien que quiero tocar someramente en este artículo, la vida de Samuel, el pequeño Samuel pedido entre lagrimas de entrega por parte de su madre, un Samuel llamado de Dios desde que era tan sólo un niño; y un Samuel profeta de Dios, que fue fiel a su llamado y a la misión que Dios le encomendó hasta el fin de sus días.

Me emociona la historia de este precioso hombre de Dios, como suele suceder, nace entre lágrimas y oraciones, no era de la clase sacerdotal, pero ayudaba en las tareas del sacerdocio, llevaba un Efod, sus padres lo iban a ver regularmente, y su primer vestido para ayudar a oficiar, le fue hecho por su propia madre.

No puedo imaginar lo que Samuel niño sentía, cuando podía ver toda la ignominia y pecado consentidos por el propio sacerdote Elí en el Templo de Jehová, y a tanto llegaron las cosas, que el pequeño ayudante de sacerdote, es llamado por Dios para ser el gran profeta de Israel.

En una noche oscura, en la que lo único que parecía brillar era el candelabro del Tabernáculo, en la que un Elí anciano, casi ciego, y me imagino que triste, no parecía entender nada; es cuando Dios llama a Samuel una y otra vez, hasta que Elí, al que aun no le faltaban un poco de sabiduría o sentido común, entiende lo que está sucediendo, el pequeño Samuel, obedece, y responde con humildad al llamado del Señor. 

Aquella noche le cambió la vida a Samuel: a partir de entonces llegó a conocer a Jehová de una manera muy especial, pues se convirtió en su profeta. Su primer mensaje consistía en declararle a Elí que muy pronto se cumpliría la profecía contra su familia. No debió ser fácil para el joven Samuel transmitirle esta sentencia final, pero se armó de valor y lo hizo. ¿Cómo reaccionó Elí?  Se sometió humildemente a la voluntad divina. Y poco después se cumplió todo lo que Jehová había predicho: en un mismo día, durante una batalla entre los israelitas y los filisteos, Hofní y Finehás perdieron la vida, y el propio Elí murió tras enterarse de que el arca de Jehová había sido tomada por los enemigos.

Mientras pasaba el tiempo, la vida siempre obediente al Señor de Samuel, se iba consolidando y creciendo. Durante todo su servicio a Dios ocurrieron cosas tremendas, y él siempre estuvo a la altura y fidelidad requeridas.

Llegó el momento en que el pueblo no se conformó con que un simple profeta los dirigiera. Querían un rey, como las demás naciones. Samuel accedió a su petición después de que Dios se lo ordenara. De todos modos, tenía que advertirles de la gravedad de aquel pecado, no lo estaban rechazando a él, un simple hombre, sino a Jehová mismo. Así que convocó al pueblo, entre lágrimas derramadas ante Dios y sentimientos de todo tipo.

Samuel, ya mayor, miraba hacia el cielo durante una tormenta; hay personas asustadas a su alrededor; Samuel pidió con fe que Jehová enviara una tormenta, y su oración obtuvo respuesta

Allí está Samuel frente a la multitud reunida. Se respira una tensión en el ambiente, que casi se puede palpar; el profeta, ya mayor, comienza a hablarles de la fe e integridad que ha caracterizado su vida. Y llega la respuesta del Señor en forma de tormenta. 

¡Una tormenta en plena temporada seca! Algo demasiado inusual, por no decir imposible. Pero pronto desaparece todo posible rastro de incredulidad o burla entre el pueblo. ¡De repente! El cielo se cubre de oscuros nubarrones, y un fuerte viento azota los campos de trigo. Se escuchan tremendos truenos ensordecedores, y finalmente, rompe a llover. Entonces, sienten un “gran temor de Jehová y de Samuel” y se dan cuenta de la gravedad de su pecado.

Me maravilla esta escena, un hombre que desde muy chiquito fue llamado por su Dios, un Dios al que sirvió fielmente, y cuando llega un momento, ya en su ancianidad, en que realmente lo cuestionan, él se siente muy dolido….. No pueden encontrar falta en él, y lo más precioso para mi, es que todavía le quedarían años de servicio difícil; pero años en los que su fidelidad sería probada nuevamente hasta el último suspiro de su vida.

Toda esta conocida, pero nunca demasiado escrutada historia me emociona por mil motivos, y pido al Señor de mi vida, ser como Samuel… Entre problemas y dificultades de todo tipo, ¡Fue fiel… Hasta el final!.

Y quiero decir con él…

“ Así que, lejos sea de mí que peque yo contra Jehová cesando de rogar por vosotros; antes os instruiré en el camino bueno y recto". 1 Samuel 12:23.

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