“Pablo, apóstol del Señor”, volumen II, por Félix González Moreno

A la exposición de los hechos históricos el autor añade importantes lecciones que contribuyen a elevar nuestro nivel espiritual y a cimentar nuestra fe en Cristo.

20 DE JUNIO DE 2019 · 20:25

Cuadro Pablo y Bernabé en Listra, de 1650, obra de Nicolaus Pietersz. / Wikimedia Commons,
Cuadro Pablo y Bernabé en Listra, de 1650, obra de Nicolaus Pietersz. / Wikimedia Commons

Cito el tomo quinto de la Enciclopedia de la Biblia. “Después de Cristo, es a San Pablo a quien más debe el cristianismo, como un pensamiento”. El escritor católico francés Henri Jules Petiot, conocido en los libros como Daniel Rops, añade: “la vida y la obra del apóstol Pablo dan para llenar con gruesos volúmenes los anaqueles de una biblioteca”. Félix González no llega a tanto. Pero ha realizado intentos por acercarse. Ha escrito y publicado cinco tomos en los que lee e interpreta al apóstol. Su estilo y la claridad ensayística de su prosa apuntan a una singularidad biográfica que nos hace revivir los episodios más importantes en la vida del apóstol a los gentiles, sus viajes, su literatura, su incondicional entrega a Cristo.

Félix González es pastor evangélico, escritor y editor. Quienes deseen datos más amplios de su biografía pueden leer los que ofrecí al comentar el primer volumen sobre Pablo y que me parece sobrado repetir aquí.

El tomo que tengo ante mi se distribuye en 49 capítulos. Al presentarlos, González escribe: “En este segundo volumen tratamos el primer viaje misionero de nuestro apóstol. Viaje que le llevará, en compañía de Bernabé, desde Antioquía de Siria, pasando por la isla de Chipre, hasta Derbe, en el Sureste de Asia Menor, y desde donde emprenderá el camino de regreso al punto de partida. Toda esta actividad está reflejada en los capítulos 13 y 14 de los Hechos de los Apóstoles”.

Aquellos viajes fueron poco placenteros. En realidad, todos los años de su ministerio fueron años de tortura y sufrimiento. Algo de esto nos cuenta en la segunda carta que escribió a los corintios. Dice:

“¿Son ministros de Cristo? (Como si estuviera loco hablo). Yo más; en trabajos más abundante; en azotes sin número; en cárceles más; en peligros de muerte muchas veces.

De los judíos cinco veces he recibido cuarenta azotes menos uno. Tres veces he sido azotado con varas; una vez apedreado; tres veces he padecido naufragio; una noche y un día he estado como náufrago en alta mar; en caminos muchas veces; en peligros de ríos, peligros de ladrones, peligros de los de mi nación, peligros de los gentiles, peligros en la ciudad, peligros en el desierto, peligros entre falsos hermanos” (2ª Corintios 11:23-26).

Aquí Pablo se ve obligado a enfrentarse a quienes le critican. Pide perdón por tener que gloriarse. Afirma que escribe como “en locura”. Luego presenta la impresionante lista de sufrimientos en el curso de su vida.

González, como biblicista experimentado y escrupuloso se fija en estos detalles. Tiempo habrá para descubrir otras facetas del gran apóstol en los tres libros restantes escritos por el autor de este. En los párrafos que siguen me concentro en las reflexiones de González en torno a los accidentes e incidentes padecidos por el viajero Pablo de Tarso.

González se remonta a los principios, destacando la primera misión viajera de Pablo tan sólo en compañía de Bernabé y en ocasiones de Juan Marcos. “Muy bien pudo ocurrir que hubiera quienes pensarían: ¡Así no vamos a ninguna parte”, escribe González, y añade: “durante este primer viaje misionero Pablo y Bernabé gustaron una experiencia que les enseñó que la predicación del evangelio es un combate con el diablo”.

¡Y qué combate! Contra un enemigo camaleónico. Unas veces nos amenaza como león rugiente, otras intenta deslumbrarnos como ángel de luz.

En palabras del autor, “sería una grave ilusión por nuestra parte pensar que podemos predicar el Evangelio sin encontrar ninguna resistencia”. Esta suprema verdad desciende de la mente a la pluma de González cuando lee en el libro de los Hechos, capítulo 13, la fuerte oposición que Pablo tuvo en Antioquía de Pisidia. Los jefes de la sinagoga judía, valiéndose de algunas mujeres, lograron influir en los magistrados para que Pablo y Bernabé fueran expulsados.

Según González, “el resorte que mueve a los judíos enemigos del Evangelio en Antioquía es la envidia, los celos… Los opositores al Evangelio de Jesucristo nunca proceden por amor a la verdad, sino por maldad”.

El autor de este segundo volumen sobre Pablo no se detiene en Antioquía. Sigue al apóstol en su viaje hasta Iconio, importante ciudad comercial del Asia Menor, en la provincia romana de Galacia. Aquí Pablo y Bernabé tuvieron más éxito, si bien no se libraron de ser apedreados. Esto no intimidó a los dos grandes hombres de Dios. Dice González que considerando lo padecido en Antioquía y la oposición en Iconio “podríamos pensar que los apóstoles se acobardaron y hablaron con miedo. Un miedo que les haría comunicar su mensaje con poca convicción. Pero nada de eso. Justo lo contrario fue el caso”.

Como me ocurrió al comentar el primer volumen dedicado por Félix González al apóstol Pablo, la lectura de este segundo me ha enganchado. Porque a la exposición de los hechos históricos el autor añade importantes lecciones que contribuyen a elevar nuestro nivel espiritual y a cimentar nuestra fe en Cristo.

Si dejas de leer este libro, lector amigo, estarás renunciando a una obra que puede mejorar tu vida cristiana y tus conocimientos de la Biblia.

Publicado en: PROTESTANTE DIGITAL - El punto en la palabra - “Pablo, apóstol del Señor”, volumen II, por Félix González Moreno