“Muy pocos monumentos en Israel intentan conmemorar la participación judía en la Guerra Civil española”

Parte del trabajo del historiador y vicepresidente de la Universidad de Tel Aviv, Raanan Rein, se ha enfocado en investigar la participación de voluntarios judíos en las Brigadas Internacionales contra el ejército franquista.

Jonatán Soriano

TEL AVIV · 29 DE MAYO DE 2019 · 09:00

Voluntarios judíos provenientes de Polonia, jurando lealtad a la República. / Wikimedia Commons,
Voluntarios judíos provenientes de Polonia, jurando lealtad a la República. / Wikimedia Commons

Este 2019 se cumplen 80 años del final de la Guerra Civil en España. Un conflicto en el que murieron entre medio millón y un millón de personas y que dio lugar a la dictadura más larga del siglo XX en el continente europeo. En el marco de la confrontación se crearon las Brigadas Internacionales, que agruparon a cerca de 60.000 voluntarios para combatir en defensa de la Segunda República. Entre los brigadistas se encontraban miles de judíos, de los cuales, cerca de doscientos partieron directamente desde la costa palestina para unirse al cuerpo de expedicionarios internacionales. 

“Muchos enfatizan en sus cartas la importancia de mostrar al mundo entero que los judíos no son tan miedosos, sino que tienen también la valentía y la fuerza de luchar por las causas universalistas y humanas”, explica el historiador y vicepresidente de la Universidad de Tel Aviv, Raanan Rein, que ha investigado sobre los hechos. En su trabajo junto a Inbal Ofer, Convertidos en brigadistas: Voluntarios judíos de Palestina en la Guerra Civil española, Rein manifiesta que “leyendo su cartas y testimonios, se hace claro que su identidad judía fue ciertamente un factor clave en la decisión de arriesgar sus vidas en fratricidio español”. 

“Muchos tenían parientes en Polonia, en Francia, en Alemania, en Austria, y eran conscientes de lo que pasaba en Europa en aquel tiempo respecto a los judíos y del creciente antisemitismo”, señala Rein. 

 

Pregunta: Este trabajo se basa, sobre todo, en testimonios escritos individuales de los judíos que combatieron en la Guerra Civil. ¿Cómo diste con todo este material?

Respuesta: En parte es el resultado de un trabajo detectivesco. Un esfuerzo para localizar a distintos parientes y familiares relacionados con los voluntarios y combatientes, la mayoría de los cuales todavía viven aquí, en Israel, pero algunos en Europa y otros países. Además, como fui comisario de una de las exposiciones que se hizo sobre el tema, con ayuda de la gente del museo logré conseguir algunos documentos. Y también he tenido relación con un cineasta que está haciendo películas documentales sobre distintos temas de la izquierda judía en Palestina y la izquierda israelí, que me ha facilitado algunos testimonios grabados. 

 

P: ¿Y qué es lo que propicia en la mayoría de casos de los testimonios su alistamiento en las Brigadas Internacionales?

R: Tenían muchos motivos para hacerlo y hay que tener en cuenta que, al fin y al cabo, fue una decisión individual de cada uno. Es decir, aparte de la motivación ideológica y/o partidaria que tenían, porque muchos eran miembros del Partido Comunista de Palestina, cada uno tenía sus propias razones para hacerlo y siempre hay que tener en cuenta que no se trata de una sola causa, sino de un mosaico de factores que influyeron en la decisión. Otro comentario general es que cada uno de los voluntarios dio un peso mayor o menor a un factor u otro antes de partir hacia España. 

Por ejemplo, el factor ideológico, como comunistas o socialistas, tenía una relevancia especial para muchos de ellos. Por lo menos, así se lo explicaron a sus amigos y familiares antes de partir hacia la Península Ibérica. Durante su estadía en España, muchos dieron importancia al factor étnico-judío y al terminar la Guerra Civil, y sobre todo después de la Segunda Guerra Mundial, estos supervivientes intentaron enmarcar la motivación principal en la lucha antifascista y antinazi de aquel periodo. A menudo, se presentaban como los pioneros en la lucha contra el nazismo.

Pero también hubo otros factores que influyeron a la hora de dejar Palestina para ir a luchar a España. Estamos hablando de la Palestina bajo la colonización británica, donde las autoridades perseguían a los comunistas locales, judíos y palestinos por igual, y muchos estaban presos en las cárceles de allí. En algún momento, la policía inglesa les ofrece a varios de ellos salir de la cárcel con la condición de que se vayan del país y no se queden en Palestina para seguir con la lucha política y social. Entonces les plantean la posibilidad de cumplir una misión política e ideológica a favor del proletariado internacional, que implica salir de la cárcel e ir a luchar a España. Y, efectivamente, varios de ellos aceptan esta propuesta por parte de los ingleses y parten desde el puerto de Haifa a Francia. Después de algún tiempo allí, cruzan la frontera y entran en España para luchar. 

Algunos también tenían problemas económicos por el desempleo de aquellos años a causa de la recesión mundial que comienza en 1929. Así que tampoco están muy atados a un lugar de trabajo y pueden tomar la decisión de marcharse a otro lugar. Muchos también estaban solteros, no tenían cónyuge que de algún modo les atase para quedarse en casa. Así que estamos hablando de una serie de distintas motivaciones y factores que acaban influyendo en la decisión de ir a luchar a España. 

 

P: En tu trabajo hablas de que la mayoría de partidos del Yishuv (el asentamiento judío en la Siria y otomana y la Palestina británica) no compartían la decisión de que Palestina tomase parte del conflicto. ¿Cómo fueron las reacciones posteriores a la noticia del alistamiento?

R: Al principio todos los partidos políticos estaban en contra de la idea de que jóvenes judíos saliesen de Palestina para luchar en España, incluidos los comunistas, porque necesitaba a estos jóvenes para que luchasen a favor de la causa allí. Sin embargo, en el caso del Partido Comunista, al ver que algunos comienzan a salir por diferentes razones, entonces aprovecha el momento para crear una imagen heroica propia. Además, en algunos casos supone una vía para sacar a algunos de los militantes que no estaban de acuerdo con la línea que el liderazgo local intentaba imponer sobre el partido, así que también fue una manera de purgar elementos problemáticos de la misma formación. 

Cuando hablamos de los partidos sionistas del momento, necesitaban a cada joven judío para la lucha, por un lado, contra el naciente movimiento nacional palestino y, por el otro, contra el mandato británico. Estamos hablando de unos años en que el nacionalismo palestino crece y se estructura y el establishment judío en la región no podía permitirse perder a ningún joven que pudiese oponérseles. Expresaban su solidaridad con la República Española de distintas maneras, pero intentaban no alentar y silenciar cualquier aspecto relacionado con los judíos que salieron de Palestina para luchar allí. 

 

Miembros de las Brigadas Internacionales en la zona de Guadalajara, en 1937. / Wikimedia Commons

P: Cuando los voluntarios llegan a España, ¿con qué se encuentran?

R: Al principio son dispersados entre distintas unidades porque la dirigencia de la Brigadas Internacionales no tenía ningún interés en enfatizar la dimensión étnica de los voluntarios judíos. Así que los judíos que llegan de Polonia luchan con el resto de polacos, y los de Estados Unidos lo hacen en la Brigada Lincoln, con los voluntarios norteamericanos. Y los de Palestina se dispersaron en distintas unidades. Sin embargo, a partir de algún momento el liderazgo de las brigadas entiende el valor agregado que puede tener una unidad judía para pintar una imagen no sectaria de la organización e intentar movilizar apoyos en círculos más amplios en los distintos países europeos y en los Estados Unidos. En algún momento deciden crear la compañía Naftali Botwin (en memoria de un judío polaco condenado a muerte en 1925), que es judía y tiene un boletín publicado en yidish y sirve a ciertos fines propagandísticos de las Brigadas Internacionales. 

 

P: ¿Qué supuso su participación en las Brigadas Internacionales para el transcurso de la guerra? 

R: Muchos enfatizan en sus cartas la importancia de mostrar al mundo entero que los judíos no son tan miedosos, sino que tienen también la valentía y la fuerza de luchar por las causas universalistas y humanas. En este sentido, aún la mayoría no sionista sí comparte el esfuerzo sionista de crear un judío nuevo, con la capacidad y la voluntad de luchar físicamente para defender sus ideas y sus valores, diferente al judío de la diáspora, en distintos países y que supuestamente acepta siempre lo que la mayoría dice. Es un tema que enfatizan todos una y otra vez; el hecho de mostrar al mundo que los judíos ya no son lo mismo que afirma el estereotipo antisemita, tan común y corriente en la década de 1930. Otro elemento presente en muchas cartas es que descubren, de repente, algún lazo entre sus experiencias y las de los judíos en la España medieval. Es decir, en este país que llegó a expulsar a los judíos, que con la Inquisición los perseguía, ahora ellos mostraban otra cara y, de algún modo, ponían énfasis en la continuidad de la vida judía. 

 

Bandera de la compañía Naftali Botwin, formada por judíos de distintos lugares de Europa y de la región de Palestina.

P: ¿Cuál será su destino en la guerra?

R: Muchos acaban muriendo. En general, el porcentaje de brigadistas que murieron en la Guerra Civil era muy alto. Muchos acaban en Francia. Algunos mueren allí. Otros entran en la resistencia francesa a la ocupación alemana. Los hay también que acaban deportados a campos de concentración en la Europa Oriental. Y un grupo regresa a Palestina en algún momento entre el inicio de la Segunda Guerra Mundial y su final. 

Sin embargo, cuando pensamos en la década de 1960 y 1970, la mayoría de los veteranos de los combatientes judíos en la Guerra Civil provenían de otros países que acudieron a España para luchar, como Polonia, Francia u otros países, y acaban trasladándose a Palestina o al nuevo Estado de Israel. De los que habían salido de Palestina y regresaron a su casa, algunos entran en el nuevo ejército israelí. Otros se mantienen fieles al Partido Comunista hasta su último día, pero estamos hablando de un número relativamente pequeño. 

 

P: ¿Qué memoria hay en Israel de los que regresaron?

R: Los comunistas que regresan después al Estado de Israel siguen siendo marginados por el hecho de serlo, no por su participación en la Guerra Civil. Pero a partir de finales de la década de 1960 se nota un cambio profundo en la manera de valorar la participación judía en la Guerra Civil y desde las distintas instituciones estatales hay un intento de enmarcar esta lucha en la lucha antifascista y contra los nazis. Por lo tanto hay un esfuerzo de rehabilitar la participación de estos comunistas en la Guerra Civil y comienzan a iniciar distintas actividades que glorifican la participación judía en el conflicto en defensa de la República y muchos de los veteranos comunistas participan con mucha alegría en estas actividades y eventos. Algunos rechazan estas iniciativas y las ven como un intento sionista de apropiarse de la lucha comunista a favor de la República. A principios de 1970 se celebra un congreso importante con veteranos judíos de la Guerra Civil en Tel Aviv, auspiciado por la Confederación General del Trabajo, y vienen muchas personas de diferentes países. Una vez más, también fuera de Israel se desarrolla una discusión sobre si acudir o no. Pero, en general, si se compara con otros países, hay muy pocos monumentos y espacios en Israel que intentan conmemorar la participación judía en la Guerra Civil. 

 

La XI Brigada Internacional en un momento de descanso. / Wikimedia Commons

P: Estamos hablando de un contexto de entreguerras, donde el antisemitismo ya se ha arraigado fuertemente en Europa. ¿De qué manera afecta esto a los brigadistas judíos en las filas republicanas?

R: El tema aparece de forma prominente. La mayoría de los voluntarios judíos que salen de Palestina, porque los no judíos eran muy pocos, o nacieron en la Europa Oriental, o eran hijos de inmigrantes judíos de la región que se habían trasladado a Palestina. Entonces, eran bien conscientes de lo que pasaba en Polonia, por ejemplo, y el creciente antisemitismo. Muchos tenían parientes en Polonia, en Francia, en Alemania, en Austria, y eran conscientes de lo que pasaba en Europa en aquel tiempo respecto a los judíos y del creciente antisemitismo. De algún modo, cuando salieron para luchar en España tenían una motivación política e ideológica universalistas, pero también una motivación étnica, luchando como judíos en contra del fascismo y del antisemitismo en toda Europa y con el miedo de que, después de lo que pasaba en diferentes países europeos, en España también llegasen a tener un régimen fascista y antisemita. 

 

P: Durante el principio de su dictadura, Franco siempre hablaba de conspiraciones judeomasónicas. ¿Tiene algo que ver en ello la participación judía en las brigadas internacionales?

R: Franco sí era consciente de la sobrepresencia judía en las Brigadas Internacionales. Pero, al mismo tiempo, logró movilizar el apoyo de una parte de la comunidad judía en el Marruecos español. Entonces, sí tenía lazos con judíos de origen sefardita. No necesariamente él, a nivel personal, sino que mucha gente a su alrededor estaba presa de los mitos sobre los judíos bolcheviques. La derecha española, al igual que la derecha europea, sabía de la sobrepresencia judía también en el régimen soviético y esta conexión entre judíos y bolcheviques tenía una presencia muy exagerada en el imaginario de esta derecha. El discurso antisemita tenía que ver con la sobrepresencia judía en las Brigadas Internacionales pero, por otro lado, tenía que ver con un concepto más amplio con respecto a lo que pasaba en Europa en general, en este sentido, muy común al movimiento de derecha también en otros países. 

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