Algo muy sencillo

Es curioso cómo despreciamos las situaciones más sencillas mientras nos pasamos la vida esperando una acción extraordinaria. Olvidamos que lo trascendental vive dentro del día a día.

13 DE MAYO DE 2019 · 08:00

Montaje con diversos cromos del paso de Baltazar por la liga española.,
Montaje con diversos cromos del paso de Baltazar por la liga española.

Un jugador de fútbol era famoso hace varios años en Portugal no solo por sus cualidades deportivas sino también por estar involucrado en diferentes ritos ocultos y de macumba que se llevaban más de la mitad de su salario y que le hacían vivir una vida bastante desgraciada. Estamos hablando de Marco Aurelio, componente del Sporting de Lisboa, que a pesar de todos sus esfuerzos y de la búsqueda en diferentes religiones y creencias, seguía sin encontrar paz en su vida. Un día decidió comenzar a investigar en todo tipo de libros espirituales, entre ellos la Biblia.

Un día Marco llegó a Madrid para jugar contra el Atlético de Madrid. Allí jugaba Baltazar, un jugador creyente. Antes del partido, Marco tenía la Biblia entre su equipaje como si de un amuleto se tratara, pero comenzó a leerla en un momento que tuvo libre sentado en el vestíbulo del hotel donde se hospedaba con su equipo. Ese día Baltazar visitaba el hotel para saludar a alguien de la delegación portuguesa y vio a Marco Aurelio leyendo la Biblia, aunque las prisas le impidieron hablar con él, y tampoco le conocía personalmente.

Aquella misma tarde, cuando el encuentro entre los dos equipos comenzó, Marco recibió una tarjeta amarilla en los primeros minutos. Muy poco tiempo después hizo una entrada de especial dureza a Baltazar. Era una jugada muy peligrosa y pudo haberle hecho mucho daño. Cuando el árbitro iba a expulsarlo, Baltazar se levantó rápidamente y le saludó como si nada hubiera pasado. El árbitro titubeó y dejó seguir el juego. Al final, Marco le preguntó a Baltazar la razón de su comportamiento, y él le dijo que le había visto leer la Biblia y creía que era su hermano en Cristo, por eso no quería que sufriera ningún mal.

Marco se fue y no dijo nada. El no era creyente, pero jamás pudo olvidar la compasión y la paz que aquel jugador tenía. Más tarde consiguió su número de teléfono, le llamó y le pidió que le expli- case el mensaje del evangelio. Semanas después oró para aceptar a Jesús como su Salvador personal. Hoy su vida es completamente nueva. Ya retirado, es entrenador de fútbol, enseñándoles a los jóvenes también la importancia de confiar en el Señor Jesús.

Todo empezó con un acto muy simple, un ejemplo de bondad que nadie esperaba. Muchas veces ni nos imaginamos el bien que le podemos llegar a hacer a otra persona simplemente siendo amables. Es curioso cómo despreciamos las situaciones más sencillas mientras nos pasamos la vida esperando una acción extraordinaria. Olvidamos que lo trascendental vive dentro del día a día. En sentido contrario, a veces podemos causar mucho dolor a otras personas cuando no vivimos tal como Dios espera de nosotros.

Un solo acto sencillo. Un solo momento reflejando el carácter de Dios en nuestra vida y nuestro ejemplo puede hacer que otra persona tome la decisión de seguir a Jesús y cambie el rumbo eterno de su vida. Así de sencillo, pero al mismo tiempo así de sublime. Merece la pena vivir así. La Biblia dice: «El hombre bueno estará satisfecho» (Proverbios 14:14).

La eternidad puede cambiar su rumbo completamente en un solo momento.

Publicado en: PROTESTANTE DIGITAL - Con otro ritmo - Algo muy sencillo