“La música tiene el poder de conmover, pero solo Jesús puede salvar”

El pianista Sam Rotman se encuentra de gira por España compartiendo su contrastado talento y su historia, la de un joven judío que encontró en Jesús las respuestas que buscaba.

Daniel Hofkamp

MADRID · 07 DE MAYO DE 2019 · 11:37

El pianista Sam Rotman está esta primera quincena de mayo de gira por España.,
El pianista Sam Rotman está esta primera quincena de mayo de gira por España.

Miles de conciertos, varios premios internacionales, cuatro discos y una extensa trayectoria profesional avalan a Sam Rotman, pianista que se encuentra de gira por España este mes de mayo presentando un repertorio de obras de Beethoven, Mozart y otros compositores clásicos.

Pero además de la música, Rotman comparte la historia de su vida. Cómo fue criado en una familia judía ortodoxa que llegó a los Estados Unidos huyendo de la represión nazi en la Europa de mediados del siglo XX, y cómo desarrolló una carrera musical con esfuerzo y constancia; pero también cómo su vida cambió en 1971 al recibir un Nuevo Testamento descubriendo a la persona de Jesús.

En una entrevista concedida a Protestante Digital, Sam Rotman explicó de qué forma comparte con grandes auditorios la belleza de la música clásica y la belleza de Dios en su historia personal.

 

P. ¿Cómo comenzaste con esta pasión por la música y el piano?

R. Mi madre nació en Eslovaquia, y amaba la música clásica. Cuando era un pequeño de seis años me llevaba a conciertos, aunque nunca me insistió en que yo tocara algún instrumento. Sin embargo cuando tenía nueve años, le dije a mis padres que quería aprender música y tocar el piano. No era un prodigio, pero comprobé que cuanto más practicaba, más mejoraba.

Cuando tenía 11 años ya había tomado la decisión personal de querer ser pianista, un concertista de piano. Así que empecé a practicar aún más: primero dos horas, luego tres, luego cuatro… Esto me permitió comenzar a tocar con orquestas y a presentarme a diversos concursos de piano. Cuando tenía 16 años gané una competición importante, tocando con una gran orquesta ante unas 6.000 personas. Con 17 años fui aceptado en una prestigiosa escuela de música, y a partir de entonces ya dedicaba mucho más tiempo a practicar y mejorar. Así que mi madre fue quien me introdujo en la música, y luego muchos profesores fueron inculcándome el amor por este arte.

 

P. Algunos creen que es necesario iniciarse incluso antes para llegar a profesional.

R. No fue mi caso. Está claro que cada padre puede iniciar a sus hijos cuando quieran, aunque es importante que tengan ganas y les guste. Pero creo que la mejor edad es 6 para las niñas y 7 para los niños, que es cuando ya son capaces de leer. Así es más fácil que puedan aprender a leer música, y no solo tocar por imitación.

 

P. Sobre el piano y la vida como profesional, ¿ha sido un espacio adecuado para desarrollarte como persona?

R. Sí, aunque hay que tener en cuenta que es necesario esforzarse. He tenido que practicar mucho a lo largo de mi vida, unas diez horas diarias. A veces, 12 horas al día. Da mucho trabajo, pero la clave es que no es tanto un trabajo, sino más bien una pasión. Cuando haces algo que realmente te apasiona, ya sea tocar un instrumento, o enseñar, o matemáticas, o carpintería, a medida que progresas y te haces mejor, es algo satisfactorio. Yo tengo ahora 68 años, y he dado más de 3.000 conciertos. Hay gente que me pregunta cuándo me voy a retirar, pero lo cierto es que no es un trabajo, sino mi pasión. No es algo en lo que trabajo como si fuera una jornada laboral, sino que es mi mundo, y cuando me voy a dormir, sigo pensando en la música y escuchándolo en mi cabeza. 

El mundo de la música clásica es muy competitivo, más pequeño que el mundo de la música popular. Pero me encanta la música, veo el poder que tiene para conmover, y en mi caso, tocar música es algo que hago para Dios. Cuando toco música clásica y luego puedo compartir mi historia con Dios, es algo que me encanta. En mis conciertos, suelo tocar piezas de Beethoven o Mozart, y me encanta ver que las personas se emocionan.

 

Rotman hace una reverencia tras un concierto en Cork, Irlanda. /Sam Rotman web

P. ¿Crees que la música abre puertas para que la gente pueda conectar con Dios?

R. La música consigue expresar emociones que las palabras no pueden. Sentir la música, las emociones, es una forma de expresión. Los animales no componen ni entienden la música, es algo propio de los seres humanos, que tocamos el piano, componemos y nos emocionamos al escucharlo. Creo que es parte de la imagen de Dios en nosotros.

Podría tocar en frente de animales en un zoo, pero no responderían. Es algo curioso, como nos dice la Biblia en Romanos 1, que la creación nos muestra que hay un Dios. En la música hay esta fuerza, para mostrar el talento y la creatividad que Dios ha puesto en nosotros.

Pero además en mi caso, doy mi testimonio para explicar exactamente lo que Jesús ha hecho por nosotros, dándonos salvación. Todos podemos disfrutar de la música, pero lo más importante es experimentar la salvación y la transformación que Jesús trae. La música no puede cambiarte, Jesús sí. Así que en mis conciertos suelo tocar durante más de una hora, y luego explico en unos breves minutos que la música no es lo más importante en mi vida, sino que Jesús es lo más importante. Él no solo es el Dios de la creación, sino también de la salvación.

 

P. Pero te criaste en una familia judía, ¿cómo fue tu encuentro con Jesús?

R. Sí, una familia ortodoxa estricta. Aprendí hebreo, iba a la sinagoga, guardábamos la ley. Era muy religioso, pero en realidad era una fachada, ya que podía mentir a mis profesores o decir lo que quisiera. Así que podía ser muy religioso, pero también muy poco religioso.

Un día en la escuela vi a tres jóvenes que estaban con una Biblia. Y estaban hablando de Jesús. Me acerqué y me dieron un Nuevo Testamento, explicándome que Jesús podía traer salvación tanto para personas judías como no judías. En aquel momento yo procuraba ser una persona moral, sin beber alcohol ni probar drogas… Pero yo sabía que en mi interior no estaba bien. Empecé a leer el Nuevo Testamento, el Evangelio de Juan. Allí conocí a Jesús, estaba sorprendido por las cosas que decía. Sus declaraciones me chocaban. Pensaba que Jesús estaba loco, no era normal lo que decía de sí mismo. Pero poco a poco empecé a entender lo que enseñaba, y como hablaba de un verdadero cambio interior. En el Evangelio de Marcos hay un versículo que enseña que del interior del hombre es de donde surge todo el mal. Robar, matar, adulterar… son cosas que hacemos miles de veces en nuestro interior, aunque no lleguemos a hacerlo. Sentía que necesitaba ser salvado de mí mismo. Un 21 de mayo de 1971 oré por primera vez a Dios en el nombre de Jesús, reconociendo que lo necesitaba en mi vida, para que limpiase mi corazón, mi mente, mi boca. Inmediatamente sentí que era perdonado y que comenzaba una nueva vida. No esperé ni un momento para compartir sobre ello con mis amigos judíos, mi familia. Unos años después me empecé a congregar en una iglesia bautista. Para mí fue como pasar de la oscuridad a la luz, de la muerte a la vida, del pecado a la salvación.

 

En China, tras el Concierto Beethoven. / Sam Rotman web

P. Llevas muchos años dedicándote a dar conciertos y compartir tu testimonio, ¿cómo comenzaste?

R. Una iglesia me invitó a tocar en un evento, y tras hacer varias piezas clásicas, compartí mi testimonio. Hubo una recepción muy buena. Noté que se despertaba una buena oportunidad para compartir, empezó en Estados Unidos y más gente me fue invitando a hacerlo. La gente disfruta de un concierto de música clásica, y luego puedo compartir brevemente qué es lo más importante en mi vida.

 

P. Ahora en España estás de gira, ¿cómo reacciona el público?

R. He venido a España varias veces. Yo digo claramente que toco para dar gloria a Dios. Intento dar lo mejor de mí mismo. El público es muy entusiasta, llevo tres conciertos y quedan otros seis. La audiencia aplaude mucho, y muestran su felicidad. Digamos que me gano el derecho de contar mi historia a las personas gracias a que han disfrutado de un buen concierto. No estoy para contar otra cosa sino mi historia y la importancia de Jesús en mi vida. A partir de aquí se abren oportunidades para tener más conversaciones. He visto a muchas personas conocer a Cristo a partir de estos conciertos, o al menos despertar sus inquietudes. Mi filosofía es dar lo máximo, hacer un concierto lo más disfrutable posible, y Dios se encarga del resto. Queremos que la gente pueda experimentar la transformación que Jesús trae a la vida. Vale la pena vivir para Él.

 

GIRA

Tras las presentaciones en Benavente, Madrid y Valladolid, Sam Rotman estará los próximos días en las siguientes ciudades: Martes 7, Madrid (Iglesia Evangélica Cristo Vive, Gran Vía de Hortaleza 30, 19 h.). Miércoles 8, Astorga (Conservatorio profesional Ángel Barja, 16.30h. Master Class, 18.30h. concierto). Jueves 9, San Sebastián (Iglesia Evangélica de Amara, Amerien Plaza, 2. 20 h.). Viernes 10, Pampona (Ciudad de la Música de Navarra, 20 h.). Sábado 11, Salamanca (Teatro Unicaja Banco, 19.30 h.). Domingo 12, Meco (Centro Cultural Antonio Llorente, 19 h.).

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