Brindando apoyo a los afligidos

Nuestra sociedad tiene, pues, mucho que aprender de la Biblia acerca de cómo brindar apoyo a los afligidos.

  · Traducido por Patricia Bares

18 DE ABRIL DE 2019 · 10:00

Podemos glorificar a Dios en la manera que brindamos apoyo. / Mayron Oliveira, Unsplash CC,
Podemos glorificar a Dios en la manera que brindamos apoyo. / Mayron Oliveira, Unsplash CC

A finales de febrero, Theresa May anunció que crearía una fundación para funerales infantiles (The Child Funeral Fund), la cual está destinada a costear los gastos de los funerales de niños en Inglaterra. Esto surge 11 meses después de que hiciera una promesa inicial a partir de una campaña de Carolyn Harris, miembro del Parlamento del este de Swansea. Los funerales infantiles ya son gratuitos en Gales. Los gastos de los entierros o incineraciones en Inglaterra ahora los costeará el gobierno y esto pondrá fin a lo que para muchos ha sido una gran injusticia: no poder pagar el funeral de su hijo mientras aún están llorando su pérdida. La promesa renovada de la financiación, prevista para finales de junio, son buenas noticias y un paso adelante para un mayor apoyo hacia los padres afligidos. Nos hace preguntarnos, no obstante, qué tal se nos da como sociedad apoyar a los padres que están en duelo y a las familias afligidas en general. 

 

Respuestas a nivel personal

Las Escrituras cuentan con varios ejemplos de padres que pierden sus hijos y algunos –con la misericordia de Dios– son devueltos a la vida. Algunos de los ejemplos incluyen a Elías resucitando al hijo de la viuda en 1ª de Reyes 17:17-24 y Jesús resucitando a la hija de Jairo en Marcos 5:21-43 (lo cual también se encuentra en los evangelios de Mateo y Lucas). Sin embargo, la exposición más clara de apoyar a una familia afligida no se encuentra en la muerte de un hijo, si no en la de Lázaro, el amigo íntimo de Jesús (Juan 11:1-44). Se le comunicó a Jesús acerca de la grave enfermedad de Lázaro cuando se encontraba a dos días de viaje hasta Betania, donde Lázaro vivía. Su primera reacción al escuchar las noticias fue proclamar que no acabaría muriendo y que sería por la gloria de Dios. Este es el primer principio que podemos extraer de este pasaje mientras buscamos brindar apoyo a los afligidos: recordar que nuestra forma de apoyo les puede llevar a la gloria de Dios.

Podemos aprender también de los muchos amigos, familiares y conocidos de María, Marta y Lázaro, que vinieron a consolarles (v.19). Estas personas que van a llorar a los fallecidos muestran con su presencia que se preocupan por María, Marta y, por supuesto, por Lázaro. Este es nuestro segundo principio: estar presentes. Al asistir al funeral de un ser querido y mostrar apoyo en su aniversario de seis meses, un año o dos años, mostramos a la persona en luto que no nos hemos olvidado de su ser querido y les damos una oportunidad de hablarnos de ellos y expresar tanto su pena como el gozo de los recuerdos que compartieron.

En tercer lugar, aprendemos de Jesús cómo compartir la pena de los que sufren. Cuando Jesús ve la pena de María y los que van a llorar a los fallecidos en el versículo 33, se conmueve profundamente en espíritu y se turba su corazón. Cuando le dicen que acompañe a los que lloran al fallecido hacia la tumba, Jesús lloró (v.35). La gente que lo presencia lo toma como una confirmación del amor que Jesús sentía por Lázaro (v.36). Al expresar su dolor, muestra a María y a los demás que valoraba profundamente a Lázaro. Al sufrir con ellos, afirma que está bien llorar la pérdida de un ser querido. Tenemos que estar dispuestos a mostrar nuestra pena cuando alguien pierde a un ser querido. Al hacerlo, les damos tanto a ellos como a nosotros la oportunidad de expresar la pena y liberar todas las emociones reprimidas.

 

Respuestas a nivel social

¿Cómo se ve el respeto a los afligidos a nivel social? La respuesta más clara es que debemos evitar que la pérdida de un ser querido se convierta en una dificultad económica para los miembros de la familia. La fundación para funerales infantiles pretende evitarlo renunciando a los costes de la autoridad local para los funerales. Pero ¿hasta qué punto es tan grande el problema de no poder permitirse pagar un funeral de un ser querido, lo cual se conoce como “pobreza funeraria”? A pesar de todo, los concilios proporcionan funerales a los pobres cuando no se han llevado a cabo procedimientos para una persona fallecida. La organización benéfica de asesoramiento de deudas Christians Against Poverty (cristianos contra la pobreza), fundada en 2016, afirmó que uno de cada diez clientes recurrió a endeudarse para pagar el funeral de un ser querido. No está bien que aquellos que se encuentran sufriendo la pérdida de un ser querido sufran además por una dificultad económica. 

En 2ª de Reyes 4:1-7 se nos explica la historia de una viuda que había heredado las deudas de su marido, y a la cual el profeta Eliseo salva de que sus hijos terminen en la esclavitud. A pesar de que la deuda no se incurre a través de los gastos funerarios del marido fallecido, esto nos muestra la vulnerabilidad de aquellos que están afligidos y endeudados. La ayuda gentil que proporciona Eliseo, a través de un suministro milagroso de aceite cuando ella va a vender para pagar sus deudas, es un ejemplo de ayudar económicamente a los afligidos. Aunque no seamos capaces de hacer milagros como Eliseo, nosotros (como cristianos y sociedad en conjunto) debemos mostrar solidaridad con los afligidos que tienen deudas. Tanto si esto ocurre a través de organizaciones benéficas que apoyan a familias endeudadas económicamente o a partir de medidas públicas, como la fundación de funerales infantiles, debemos proteger a estos miembros de la sociedad tan vulnerables y permitirles florecer en el futuro.

Nuestra sociedad tiene, pues, mucho que aprender de la Biblia acerca de cómo brindar apoyo a los afligidos. A nivel de medidas públicas, es esencial que la prometida financiación de funerales infantiles sea una realidad y que el gobierno cree condiciones para que las organizaciones benéficas apoyen a aquellos que lloran la muerte de un ser querido. Pero a nivel más personal, hemos aprendido varios principios clave para apoyar a las familias que sufren: que podemos glorificar a Dios en la manera que brindamos apoyo, que debemos hacer acto de presencia y que debemos compartir con ellos el sufrimiento.

 

Peter Redmayne participa en el Programa de posgrado SAGE del Jubilee Centre. Se graduó de la Universidad de Durham con la carrera de Lenguas Modernas.

Este artículo se publicó por primera vez en la página web del Jubilee Centre y se ha vuelto a publicar con permiso.
 

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