Involucrarse en política en tiempos de crisis

Aunque estemos desanimados o confusos, nunca deberíamos considerar la opción de desvincularnos de la política.

11 DE ABRIL DE 2019 · 08:00

Carteles a favor y en contra del Brexit en Londres. / Chiraljohn, Wikimedia Commons,
Carteles a favor y en contra del Brexit en Londres. / Chiraljohn, Wikimedia Commons

La crisis del Brexit ha abrumado a casi todo el mundo que se preocupa por este tema y la sensación de agotamiento y confusión son insoportables. Estos días, la tentación es desconectar e irse adormir con la esperanza de que los políticos y funcionarios den con una solución en algún momento. Ahí se encuentra el peligro de decidir desvincularse. Lidiar con una crisis (ya sea personal o política) y desentenderse no suele dar fruto. Como ciudadanos tenemos el deber de formar parte activa y hacernos oír. Martin Luther King Jr predicó esas palabras en un sermón: “La historia tendrá que registrar que la tragedia más grande de esta era de transición social no ha sido el estridente clamor de la gente malvada, sino el aterrador silencio de las buenas personas”.

¿De qué formas podemos los cristianos involucrarnos en política en tiempos de crisis? He aquí unas cuantas sugerencias. 

En primer lugar, los cristianos vemos el mundo desde un punto de vista aventajado, el cual no se limita a lo que es material y que se nos ha dado históricamente. Nos cuestionamos cosas y rechazamos lo que los no creyentes aceptan sin más. Creemos que Dios trabaja en nuestro mundo y que por lo tanto debemos evaluar de forma crítica lo que dicen y hacen los políticos. Toda decisión política se basa en presuposiciones morales sobre el mundo. Cuando un político dice algo o un comité de funcionarios públicos toma decisiones sobre una cuestión cívica, la parte “invisible” y escondida de esa ecuación que mueve los hilos incluye metafísica y teleología. Entran en juego temas de cosmovisión. Como cristianos tenemos que involucrarnos de forma crítica en estos temas más profundos. A menudo, las ideologías mayoritarias (como el liberalismo, el capitalismo o el socialismo) dan por sentado ciertas presuposiciones y esconden su propia forma de pensar determinista. Sacar a la luz y deslegitimar ideas falsas, así como defender el plan para la sociedad revelado en las Escrituras, es una de las formas en la que los cristianos podemos involucrarnos en política. 

En segundo lugar, los cristianos deberíamos recordar y alertar constantemente al público general de que el estado no es sagrado y que la política no tiene que sobrepasar los límites que le pertenecen. El estado es una construcción social única con una autoridad concedida por Dios de ejercer poder aplicando coacción. La ley del estado tiene poder disciplinario, pero eso conlleva que en tiempos de crisis haya un gran peligro de idolatrar al estado y que se vea como la fuente de salvación terrenal. Los políticos tienen la tentación de hablar como un chamán haciendo afirmaciones sobre que tienen el poder de hacer milagros y darle al público lo que quieren. Pero es todo mentira. Si no vamos con cuidado, los tiempos de crisis pueden desembocar en una especie de delirio nacional y un patriotismo intenso, los cuales piden a los ciudadanos que se sacrifiquen sin tener ningún tipo de crítica y que odien a los que no piensan como ellos. Los cristianos debemos posicionarnos en todo momento en contra de la demonización de nuestros hermanos, especialmente los que están fuera de nuestras fronteras nacionales. Todos los humanos son hechos a imagen y semejanza de Dios, es nuestro deber defender la dignidad de todas las personas. Da igual cuál sea la crisis, debemos rechazar y condenar cualquier tipo de política que use el odio como medio para conseguir cualquier cosa. Al intentar limitar el alcance de nuestros políticos y colocarlos en el lugar al que pertenecen, afirmamos nuestra mayor lealtad a Aquél que está por encima del estado. 

 

Martin Luther King en una manifestación en 1963.

En tercer lugar, los cristianos estamos llamados a ser pacificadores. Lo que esto significa es que rechazamos la política de “ellos contra nosotros” y afirmamos que compartimos una misma base. Debemos retar a nuestros líderes a que persigan el camino del compromiso. Por desgracia, en tiempos de crisis pasa justo lo contrario. La ideología pura de ambos extremos (derecha e izquierda) intentará aprovechar la oportunidad para imponer un programa que no es realista al resto de la sociedad, lo cual solo traerá más problemas. ¿Por qué? Cuando un extremo se abre camino, el otro lado reacciona de forma extrema como respuesta, lo cual trae más inestabilidad y choques. 

Por lo tanto, es importante que los cristianos intentemos legitimar a viva voz la política de compromiso para garantizar el bien común. Esto requerirá dedicar más tiempo, que haya más complicaciones y que sea menos atractivo, pero a la larga producirá mejores resultados. 

Por último, los cristianos debemos orar a menudo por nuestros líderes políticos, incluidos aquellos con los que no estamos de acuerdo. La política realmente trata de utilizar medios limitados para conseguir fines humanos. Es una empresa cargada de complicaciones y fracasos. Los políticos también son personas que pertenecen la sociedad que intentan desempeñar un trabajo difícil. No hay atajos ni soluciones definitivas para los problemas fundamentales de la naturaleza humana. 

Sin embargo, como cristianos sabemos que la oración solo es posible porque tenemos esperanza en Cristo. Sin esperanza nos volvemos esclavos del pesimismo y la apatía. Pero a través de la oración damos la espalda a la desvinculación y caminamos hacia delante en dirección al futuro prometido de Dios para el mundo. Dios reconstruye el mundo a través de las oraciones de su pueblo. 

Así que pase lo que pase en la sociedad, y aunque estemos desanimados o confusos, nunca deberíamos considerar la opción de desvincularnos de la política. Tenemos que orar, hacernos oír, actuar. La gracia de Dios para involucrarnos no fluctúa en nuestras vidas en base a lo que pasa en tiempos de crisis. Es justamente en esos tiempos cuando los cristianos somos llamados a marcar una diferencia, si es que la palabra “diferencia” conlleva algo. 

 

Philip S. Powell gestiona la comunidad de aprendizaje del Jubilee Centre. 

Este artículo se publicó por primera vez en la página web del Jubilee Centre y se ha vuelto a publicar con permiso. 

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