Lo imposible se intenta

Porque esas situaciones imposibles que se vencen, no son tan milagrosas por su improbabilidad, sino porque nadie antes había creído que podrían realizarse.

08 DE ABRIL DE 2019 · 08:00

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Una de las anécdotas más conocidas en la vida del famoso físico Albert Einstein, sucedió cuando dos niños estaban patinando sobre un lago congelado en Alemania. Einstein veía como los dos infantes jugaban felices y despreocupados a pesar del frío reinante, cuando de repente el hielo se quebró y uno de ellos cayó dentro del lago. El otro niño, viendo a su amigo preso en el fondo del agua y gritando de frio, sacó uno de sus patines y comenzó a golpear el hielo con todas sus fuerzas hasta que consiguió hacer un agujero grande para sacar de allí a su compañero de juegos. 

Durante esos largos minutos, la multitud se había agrupado para ver lo que estaba pasando, e incluso una de las personas había ido a buscar a los bomberos para que ayudaran al niño, temiendo por su vida. Cuando llegaron y vieron lo que estaba sucediendo le preguntaron al pequeño: ¿Cómo fuiste capaz de hacer eso? ¡Ni siquiera nosotros podríamos romper la capa de hielo! ¿Cómo tuviste tanta fuerza para hacerlo si era imposible?

En ese momento, Albert Einstein, que había visto toda la escena les explicó: “Yo sé como lo consiguió”

- “¿Puede explicárnoslo?” le preguntaron los bomberos.

- “Es muy sencillo” contestó el genio. “No había nadie aquí que le dijera que no era capaz de hacer eso”.

Una lección excelente para la vida, porque en la mayoría de las ocasiones, nuestra fe es lo que marca la diferencia. Cuando creemos, somos capaces de intentar cualquier cosa; cuando pensamos que algo es imposible ni siquiera movemos un dedo para intentarlo. La lucha de la fe contra la imposibilidad tiene lugar dentro de nosotros. Como alguien dijo una vez, lo difícil se hace, lo imposible se intenta. ¡Mucho más cuando conocemos a Dios! Porque Él es el verdadero especialista en lo imposible. Y no sólo en eso, sino también en lo improbable, e incluso ¡lo increíble! El ángel lo anunció a los futuros padres de Juan el bautista: “Para Dios no hay nada imposible” (Lucas 1:37) Más nos valdría creerlo. ¡Nuestra vida sería muy diferente!

No se trata de mirar a nuestras propias fuerzas, porque como en la historia de hoy, quizás ese sea el primer paso para renunciar a lo que parece improbable. Si pasamos la vida pensando en nuestras posibilidades, vamos a fracasar casi siempre. Si nos ponemos “manos a la obra” independientemente de lo difícil que pueda parecer una situación, es cuando pueden ocurrir los “milagros”. Porque esas situaciones imposibles que se vencen, no son tan milagrosas por su improbabilidad, sino porque nadie antes había creído que podrían realizarse. Cuando confiamos en Dios tenemos que creer. Cuando vivimos guiados por Él, tenemos que descansar en su poder y jamás aceptar un “no” como respuesta; nuestro “deber” es orar, nuestro trabajo es creer… De lo que pueda ocurrir se ocupará el Señor. Sin ninguna duda.

Publicado en: PROTESTANTE DIGITAL - Con otro ritmo - Lo imposible se intenta