No se trata de nosotros

El mundo gira en torno a los pensamientos y los deseos de Dios, porque esos pensamientos y deseos son de bien para toda la humanidad.

01 DE ABRIL DE 2019 · 08:00

,

Ari Vatanen fue el campeón mundial de ralis en 1981. Más tarde sufrió un grave accidente que le mantuvo un año y medio sin correr, pero incluso en ese momento seguía siendo uno de los pilotos más admirados del circuito. «Lo real muchas veces no es tanto lo que sentimos nosotros, sino lo que significa el Señor Jesús dentro de nosotros: su muerte y su resurrección», señalaba en una entrevista. «El amor de Dios es lo que más me asombra siempre: él nos acepta como somos. Cuando no entendemos muchas cosas, nos damos cuenta que no tenemos que preocuparnos, que Dios controla todas las cosas. Se trata de vivir la vida para Dios, aun en medio de las tempestades».

Nos cuesta comprenderlo, pero cuando llegamos a hacerlo es genial: el Universo no gira en torno nuestro, sino que es Dios quien lo sostiene. Él no tiene que trabajar para nuestra comodidad, para que todo nos salga bien o para que tengamos éxito en la vida. Somos nosotros los que tenemos que preocuparnos de él y de los demás. Nuestra vida tiene sentido cuando la colocamos en dirección a Dios. Disfrutamos cuando permitimos que Dios nos rodee de personas que nos ayudan y a las que podemos ayudar.

Buscar nuestra propia satisfacción siempre es vivir de una manera desgraciada. Buscar la voluntad de Dios nos lleva a encontrar nuestro lugar en la vida.

No se trata de nosotros, se trata de Dios.

No se trata de lo que podemos hacer, de nuestras fuerzas o de nuestras habilidades. No vamos a ser más felices si podemos resolver todas nuestras preocupaciones y tener todo perfectamente arreglado cada noche antes de conciliar el sueño. No busques llevar una vida casi perfecta porque no lo conseguirás. Los días no encuentran significado cuando pensamos en primer lugar en nosotros mismos. Por más que nos empeñemos, el mundo no gira, ni girará nunca, en torno a nosotros.

Sabemos quiénes somos dejamos de mirarnos a nosotros mismos. Encontramos el sentido de lo que hacemos cuando sabemos que somos amados de una manera incondicional. Llegamos a comprender nuestro lugar en la vida cuando escuchamos a Dios. Incluso en los momentos más difíciles: «[Dios] no se deleita en la fuerza del caballo; ni se complace en las piernas ágiles del hombre» (Salmo 147:10). Dios no nos necesita, nuestro poder y nuestra fuerza son inútiles para él. Él creó todo el Universo y lo tiene todo en sus manos. No necesita nada.

Dios nos hizo para derrochar su amor y su gracia. Existimos porque él quiere cuidarnos con su misericordia. El mundo gira en torno a sus pensamientos y sus deseos, porque esos pensamientos y deseos son de bien para toda la humanidad. Dios no necesita nuestras fuerzas o nuestras habilidades, nos las regaló para que aprendamos a disfrutar de todo lo que hizo y continúa haciendo cada día.

Pero, sobre todo, Dios nos creó para que disfrutemos de su presen- cia y su carácter. De eso se trata.

Publicado en: PROTESTANTE DIGITAL - Con otro ritmo - No se trata de nosotros