Hermanos de los chacales

Por trágica que sea esta situación mortal, hay una luz al final del túnel.

23 DE MARZO DE 2019 · 21:25

El chacal de Israel, Canis aureus, es el más grande de los chacales, no es tan agresivo como su pariente africano y no presenta el lomo negro. / Ana Romero.  ,
El chacal de Israel, Canis aureus, es el más grande de los chacales, no es tan agresivo como su pariente africano y no presenta el lomo negro. / Ana Romero.

Existen tres especies de chacal distribuidas por Eurasia y África. La que corresponde a las regiones bíblicas es Canis aureus. Como su nombre indica, se trata de un miembro de la familia Canidae, un mamífero carnívoro y, por tanto, depredador de animales de talla mediana, que ocupa un nicho ecológico similar al de los coyotes en Norteamérica. Cuando las condiciones del medio lo obligan, se vuelve carroñero. Es capaz de recorrer largas distancias a una velocidad media de 16 km por hora. Suelen ser animales muy territoriales que defiende sus fronteras, marcando los límites con orina y excrementos, tal como suelen hacer también los perros.

El filólogo Agripino Cabezón Martín hace, acerca del chacal, los siguientes comentarios: “animal salvaje de la familia canina, muy abundante en Persia, Armenia, Arabia, Siria y Palestina. Vive en el desierto en grupos generalmente poco numerosos. Es de costumbres nocturnas y lanza penetrantes aullidos. De gran velocidad, frecuenta los lugares habitados por el hombre y en su extremada voracidad llega a desenterrar las tumbas. En el AT el chacal recibe tres nombres distintos en hebreo: sing. í, אִי; pl. iyyim, אִיִּים = “los aullantes” (Is. 13: 22; 34: 14; Jer. 50: 39); 7776 shual, שׁוּעָל, que también designa al zorro (Jue. 15: 4); y 8568 tannah, תַּנָּה = chacal hembra, de una raíz que significa “alargarse, ser ligero” (Job 30:29). Las versiones griegas, latinas y orientales traducen estos nombres de muy distintas maneras, a saber, “zorra”, “dragón”, “serpiente”, “erizo”, “avestruz”, “onagro-centauro” (Is. 13:22; 34:14), “sirena”, “fauno” (Jer. 50:39), “lechuza”, etc. La razón está en que este animal no era conocido en el área genuina de las lenguas griega y latina y por ello los traductores buscaban aproximaciones o acomodaciones basadas en la forma física o en cualidades particulares que pudieran ser comunes a otros animales.

Según Is. 34:13, 14; Jer. 49:33; 51:37, el chacal hace sus madrigueras en las ruinas. Caza en manadas, y se alimenta de carroña; si se da la ocasión, arrebata niños y los devora. El chacal emite un grito nada parecido al de los lobos o al de los perros, animales a los que se parece y con los que está clasificado en el género Canis. El hebreo shual, שׁוּעָל, procede de la raíz shaal, שׁעל, que significa “cavar”, y se le da ese nombre al animal por su costumbre de habitar en cuevas o cavernas. Se aplica también a las zorras (Jue. 15: 4). Estas cualidades del chacal hicieron que en el antiguo Egipto dinástico fuera considerado como el dios Anubis, que presidía los entierros procesionales y era guardián de las tumbas. En el arte egipcio aparece a menudo un chacal tendido sobre las arcas funerarias. El hombre que enterraba la momia por los corredores de la tumba llevaba una cabeza de cartón en forma de chacal.”[1]

Según la cita del libro de Job que encabeza la entrada, nadie ayudaba al apesadumbrado patriarca en su infortunio. A pesar de haber clamado por la justicia con toda su alma, se convirtió en compañero de chacales y avestruces, animales solitarios famosos por sus aullidos lastimeros, similares a los llantos de las plañideras en los duelos (Miq. 1: 8). El aullar de tales seres, durante las horas nocturnas, constituía la única música que le acompañaba en su desgracia y soledad. La muerte parecía acercársele poco a poco y su cuerpo se deshacía por culpa de la enfermedad. ¡Cuántas veces los seres humanos, al atravesar por este mismo valle de sombra de muerte, nos sentimos solos! Por muy bien acompañada que esté, cada criatura muere sola. Todos deberemos pasar por esta misma situación deplorable, si el Señor no regresa antes. Pero, por trágica que sea esta situación mortal, hay una luz al final del túnel. El mismo Job terminará diciendo: Yo conozco que todo lo puedes… por tanto me aborrezco y me arrepiento en polvo y ceniza (Job 42: 2 y 6). La esperanza de la una vida eterna brilla detrás de los oscuros nubarrones de este mundo sometido al mal. 

 

Notas

 

[1] Cabezón, A. 2013, Gran Diccionario Enciclopédico de la Biblia, CLIE, p. 444.

Publicado en: PROTESTANTE DIGITAL - ConCiencia - Hermanos de los chacales