El futuro político de Nigeria es fulani

El país con más población y petróleo de África afronta unas elecciones que se disputan dos candidatos musulmanes en un escenario amenazado por la violencia. 

Jonatán Soriano

ABUJA · 15 DE FEBRERO DE 2019 · 09:00

Miles de nigerianos concentrados en un mitin durante esta campaña. / Twitter @MBuhari,
Miles de nigerianos concentrados en un mitin durante esta campaña. / Twitter @MBuhari

Cerca de 85 millones de nigerianos están llamados a las urnas este sábado, después que la Comisión Electoral haya aplazado una semana unas elecciones presidenciales con carácter propio: musulmanas y septuagenarias. Los dos candidatos que se disputan la mayor intención de voto son de origen fulani y ambos superan los setenta años de edad. 

Se trata del actual presidente, Muhammadu Buhari, candidato del partido Congreso de Todos los Progresistas (APC, por sus siglas en inglés) y que además de gobernar el país durante los últimos cuatro años, también lo hizo entre 1983 y 1985 después de un golpe de Estado. Y Atiku Abubakar, del Partido Democrático del Pueblo (PDP, por sus siglas en inglés), como única opción con posibilidades de disputarle el poder al actual mandatario, que fue vicepresidente de Olusegun Obasanjo entre 1999 y 2007. 

El resto de candidaturas, más de setenta, no han conseguido ampliar el foco del duelo político entre las dos formaciones mayoritarias de Nigeria. El país más poblado de África, con casi 200 millones de personas también es el mayor productor de petróleo del continente y el séptimo exportador principal de crudo en el planeta, según el Observatorio de la Complejidad Económica. Además de la corrupción y la pobreza (Nigeria también es uno de los Estados con más población en situación de extrema pobreza, con más de 86 millones de personas), la violencia es el principal reto político que ensombrece la gestión desde la villa presidencial de Aso, la residencia del presidente. 

 

VIOLENCIA PREVISTA Y ANTICIPADA

Para la historia de la democracia en Nigeria, las votaciones han ido en reiteradas ocasiones acompañadas de muerte. Más de medio centenar de personas perdió la vida en los últimos comicios, en 2015. Para los actuales, no solamente se esperan hostilidades sino que ya se han dado en diferentes ataques, como el de este miércoles de Boko Haram contra la comitiva del gobernador del Estado de Borno, Kashim Shettima, en el que al menos cuatro personas han perdido la vida. 

A pesar de no ser un caso de violencia directa, otras 14 personas han muerto aplastadas por una concentración humana que se ha producido al finalizar un mitin del presidente Buhari. Los brotes violentos siguen alternándose entre el norte del país, donde actúa principalmente Boko Haram, y el sur, con el conflicto armado del Delta del Níger y grupos como los Vengadores del Delta del Níger (NDA, por sus siglas en inglés), que han amenazado con atacar si Buhari es reelegido, según agencias. 

Para Bright Chux Onyekaba, miembro de la Iglesia Internacional de Cristo en Nigeria, la violencia “es esporádica y ocurre cuando la gente menos lo espera, pero los problemas continúan”. “Estas elecciones deberían contribuir a la paz”, dice Onyekeba, “pero, gane quien gane, los fulani seguirán en el poder”, remarca en relación al origen de los candidatos principales. 

 

Muhammadu Buhari, a la izquierda, y Atiku Bubakar, a la derecha, en la firma del segundo acuerdo de paz. / Twitter @MBuhari

A pesar de firmar un segundo acuerdo de paz para las elecciones este mes de febrero, comprometiéndose a respetar los resultados de la votación, tanto Buhari como Abubakar, que estuvo ausente en el primer acuerdo con el resto de candidatos, no han conseguido alejar la violencia de sus campañas. “La violencia relacionada con las elecciones en estados como Kano, Kwara, Kogi, Rivers, Taraba y Bayelsa es enormemente inquietante y, si no se aborda con urgencia, menoscabará el respeto a los derechos humanos en el periodo electoral”, ha manifestado la directora de Amnistía Internacional en Nigeria, Osai Ojigho. La entidad ha pedido públicamente a las autoridades del país que protejan “a las personas de la violencia” y garanticen “que se respeta plenamente la libertad de expresión, de reunión pacífica y de asociación antes, durante y después de las elecciones”. 

 

¿DÓNDE ESTÁN LOS CANDIDATOS CRISTIANOS?

Según Joshua Project, el 51% de la población es cristiana, de la cual el 26% evangélica, mientras que el 43% se declara musulmana. Sin embargo, los enfrentamientos violentos sobre todo en la zona norte y el proyecto político de Boko Haram, de establecer un Estado islámico sunita en el país, han provocado el desplazamiento de cientos de miles de personas, entre ellas muchos cristianos. 

“El país necesita reconocer su diversidad. Nuestra unidad como Estado es nuestra debilidad”, dice Onyekaba, que cree la población cristiana no puede esperar “nada” de estos comicios. “Tal y como sucede en cada elección”, se resigna. 

Entre el resto de candidatos que se reparten la ínfima parte de la cuota electoral a la que no llegan ni Buhari ni Abubakar, está Obiageli Ezekwesili. Ministra de Minerales Sólidos entre 2005 y 2006, y de Educación entre 2006 y 2007, ambos cargos bajo la presidencia de Obasanjo, esta cristiana, pastora de la Iglesia de Dios de los Cristianos Redimidos (RCCG, por sus siglas en inglés), alcanzó reconocimiento internacional al liderar la campaña de ‘Bring Back Our Girls’, pidiendo la liberación de las cerca de 300 niñas que Boko Haram secuestró en abril de 2014. A pesar de anunciar en enero que abandonaba la carrera electoral, Ezekwesili acabará concurriendo por la siglas del Partido del Congreso Aliado de Nigeria (ACPN, por sus siglas en inglés), después de que la comisión electoral la obligase a seguir adelante al haber impreso ya todo el material para la votación. 

“Estoy aquí para cambiar a los políticos sucios nigerianos”, aseguraba en una entrevista concedida al medio nacional Premium Times. Su receta para combatir la corrupción es la prevención y la sanción. “Estábamos en una situación en la que los ciudadanos teníamos que escoger entre el menos malo de los dos candidatos”, respondía a la pregunta sobre qué la había motivado a presentarse a los comicios. 

Sin embargo, su arraigo entre los votantes cristianos no es definitivo. “Todavía no estamos preparados para tener a una mujer como presidenta”, opina Onyekaba. Asumiendo que hasta los propios medios locales concentran el debate entre solo dos candidatos, este cristiano de la capital se muestra pragmático. “Buhari y Abubakar son musulmanes, aunque sus vicepresidentes son cristianos. El APC está dirigido por musulmanes, así que creo que la mejor opción para los cristianos es el PDP”, dice. 

Nigeria ocupa el duodécimo lugar en la Lista Mundial de Persecución de 2019 de Puertas Abiertas, habiendo escalado dos puestos respecto al informe anterior.

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