Más allá de la media edad...

Parece difícil saber envejecer. Creo que no es tanto por el paso del tiempo, sino por la sensación de que estamos perdiendo “cosas”.

14 DE ENERO DE 2019 · 10:00

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Dustin Hoffman “bordó” su papel en la película Tootsie y recibió multitud de premios con otros títulos como Rain man o Kramer contra Kramer con las que recibió el Oscar al mejor actor. Un día le escuché hablar sobre el paso inexorable del tiempo. “Cuando llegué a los sesenta años, acepté por fin que era una persona de mediana edad… pero entonces mi suegro me dijo, ¿a cuántas personas conoces tu que tengan ciento veinte años?”  Buena observación.

Parece difícil saber envejecer. Creo que no es tanto por el paso del tiempo, sino por la sensación de que estamos perdiendo “cosas”: habilidades, fuerzas, oportunidades… Da la impresión de que comenzamos a pensar más en el tiempo que se ha ido que en lo que tenemos por delante, de tal manera que, casi sin darnos cuenta, comenzamos a mirar hacia atrás con nostalgia y dejamos de disfrutar del momento en el que vivimos.

Por eso, saber envejecer es seguir viviendo el día a día. Tan sencillo como eso. Porque muchos comienzan a ser “viejos” aún con pocos años; y estoy hablando de “viejo” no como una palabra despectiva, porque ¡sería genial que todos llegáramos a ser viejos porque eso implicaría que seguimos viviendo! No, me refiero a esa sensación que todos tenemos de que la vida se acaba y ya no tenemos tiempo para nada. 

Muchos comienzan a ser viejos antes de tiempo, no importa la edad que tengan, ¿sabes la razón? Te das cuenta de que el tiempo te está venciendo cuando dejas de jugar. Comienzas a sentirte viejo cuando decides que la seriedad gobierne tu vida  porque “este mundo va muy mal y cada vez todo está peor”.  Estás preparado para pasar “al otro mundo” cuando quieres tenerlo todo controlado y cualquier mínimo detalle te hace perder la paciencia o enfadarte.  Los años te pesan demasiado cuando juzgas a todo el mundo porque casi siempre piensas que tienes razón. 

Eres realmente viejo cuando te quejas por todo y no toleras que las personas se equivoquen y fallen. Eres demasiado mayor cuando te vuelves intolerante y crees que tienes respuesta para todo, cuando pierdes la “gracia” tanto espiritual, como literalmente. Por eso decía que algunos no van a llegar a la edad que tienen o aparentan, porque ya son “viejos” ahora, no importa los años que señale su carnet de identidad: sus rostros, sus pocas ganas de vivir, su nula necesidad de hacer felices a los demás, su desagradecimiento hacia la vida y los regalos que Dios nos da, les delatan. Sólo piensan en el pasado, son incapaces de mirar hacia delante. 

Sea cual sea nuestra edad actual, necesitamos hacer nuestro el consejo que Dios nos da a través del profeta: “Ya no recuerdes el ayer, no pienses más en cosas del pasado. Yo voy a hacer algo nuevo, y verás que ahora mismo va a aparecer. Voy a abrir un camino en el desierto y ríos en la tierra estéril” (Isaías 43:18-19)

Publicado en: PROTESTANTE DIGITAL - Con otro ritmo - Más allá de la media edad...