Infancia y Biblia (I): en la era del smartphone

Estamos ante una de las mayores revoluciones en la lectura de la Biblia, pasando del papel a las pantallas del móvil.

09 DE ENERO DE 2019 · 19:28

El smartphone ha revolucionado la manera en que millones de personas leen la Biblia. / Jenny Smith en Unsplash (CC0),
El smartphone ha revolucionado la manera en que millones de personas leen la Biblia. / Jenny Smith en Unsplash (CC0)

La app Youversion ha superado ampliamente los 300 millones de descargas, incorporando más de 1600 versiones de la Biblia en más de un millar de idiomas diferentes. Se trata de una de las más grandes revoluciones a la hora de leer la Biblia, que ha pasado de ser una mera stravaganzza de un prototipo de geek evangélico a ser la forma más habitual de compartir la Palabra en muchas iglesias.

Somos muchos los que aprovechamos los trayectos en Metro para leer la Biblia en el móvil, o mientras comemos en la oficina o esperamos el bus. Es más, la imagen del pastor que solía subir al púlpito con su imponente Biblia dominical ha pasado a la Historia: ahora simplemente saca su smartphone del bolsillo y, si no ha tenido la precaución de activar el modo Avión*, aún puede dar cuenta de los últimos mensajes que le han entrado antes de empezar con el sermón.

La cuestión es que la manera de acercarnos a la Biblia ha cambiado de forma dramática en esta última década y, si me apuras, en los últimos cinco años, lo que implica que aún estamos en los albores de dicha revolución.

Como a la sociedad en general, esta revolución está llegando desde las generaciones más jóvenes que se adaptan con mayor facilidad y velocidad a este tipo de opciones tecnológicas, mientras que a los más experimentados nos suele pillar de improvisto, a contrapié. Somos como ese Titanic que marcha a toda máquina enfrascado en sus asuntos y que se ve obligado a virar de sopetón.  

 

LA BIBLIA TEJANA: UN CLÁSICO DE LOS 90

No hace tanto tiempo que en las comunidades cristianas protestantes de nuestro país no había prácticamente elección ni discusión: Reina-Valera del 60. Si en un campamento infantil ponía en la inscripción “traed Biblia” no hacía falta especificar nada más, si alguien leía un texto en la escuela dominical, los demás le seguían o incluso lo podrían recitar de memoria. Eso sí, podías optar por la ilustrada, la de jóvenes, la tejana, la de piel, la de mujeres, la de tapa dura, la de letra grande, la de letra súper grande, la de letra descomunal, la de estudio, la de las flores, la del arco iris, y un larguísimo etcétera. 

En nuestros días, sin embargo, la realidad es otra. Según el Instituto Nacional de Estadística, a los 12 años, la gran mayoría de niños (sí, he escrito niños a propósito) ya tienen un smartphone. En efecto, a partir de los 10 se dispara el número de niños que disponen del dichoso y pesado aparato al cuál quedarán encadenados para el resto de sus vidas. De hecho, la relación entre móvil y adolescencia es un tema que sin duda trataremos próximamente en este blog, pero ya es harina de otro costal. 

Sin embargo, esta realidad implica que en los cursos intermedios de nuestras escuelas dominicales, estos alumnos no van más con ese obsoleto montón de hojas que llevan sus anticuados padres, sino que sacan su dispositivo, abren la app y buscan la versión de la Biblia que mejor les parece. En la App citada, por ejemplo, hay 28 versiones en español, además de las catalanas y vascas. 

 

RIQUEZA Y RETO A PARTES IGUALES

Ni que decir tiene que disponer de todo ese material de consulta es una riqueza, pero nos toca a los padres, pastores, profesores y educadores en general orientar a nuestros jóvenes sobre cómo guiarse entre tanta versión: qué escoger, por qué y para qué. Por ahora, como viene siendo habitual en nuestro entorno y siguiendo el ejemplo de los ancestros israelitas, cada uno hace lo que bien le parece (parafraseando RVR1960, por supuesto). 

Es por este motivo que en las próximas semanas conversaremos con diferentes personas que nos pueden orientar sobre esta cuestión, aclarar dudas y, sobre todo, reflexionar como iglesia sobre una cuestión que es fundamental para nuestra vida de fe. La máxima Sola scriptura nos la dejaron los reformadores hace quinientos años, situando a la Biblia como única fuente de autoridad, un legado que debemos transmitir a nuestros hijos guiándoles y dándoles la mano en el proceso de conocer la Palabra de Dios.

 

(*) Sí, existe algo llamado “modo avión” y deberías usarlo más a menudo.

Publicado en: PROTESTANTE DIGITAL - En Familia - Infancia y Biblia (I): en la era del smartphone