El baile en los cielos: ¿tiene Apocalipsis la llave?

Dios usó su creación ya hecha, según sus propósitos, para anunciar la llegada del Salvador de una manera claramente visible y entendible.

05 DE DICIEMBRE DE 2018 · 17:55

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¿Qué es exactamente lo que vieron los magoi (los sabios de Oriente) en los cielos? Algunos piensan que podría haber sido un cometa o incluso un fenómeno sobrenatural que Dios mismo había creado para el evento. No quiero entrar en este tema ahora. Pero creo que hay razones suficientes para pensar que Dios simplemente usó su creación ya hecha según sus propósitos para anunciar la llegada del Salvador de una manera claramente visible y entendible para las personas que observaron los cielos en aquel tiempo.

Los cielos están siempre en movimiento. Mejor dicho: la tierra está en movimiento. En 24 horas gira una vez alrededor de su propio eje. Luego circula alrededor del sol, en 365 días. Pero además hay 5 planetas, visibles a simple vista, que hacen el mismo trayecto alrededor del sol, cada uno a una velocidad diferente y en un tiempo distinto. Y esto significa que el firmamento, de noche en noche, siempre se presenta de manera algo distinta.

A veces incluso se pueden observar conjunciones. Una conjunción es un acercamiento de un plantea del sistema solar a otro planeta o a una estrella. Por supuesto no estamos hablando de un acercamiento real, sino de un acercamiento como un observador lo percibe desde la tierra. A veces en una conjunción puede haber un acercamiento tan grande que ambos cuerpos celestes ya no son distinguibles a simple vista.

 

UNA MÁQUINA DEL TIEMPO

Y ¿cómo podemos saber lo que se vio hace 2000 años en los cielos? Estamos de enhorabuena. Existen hoy programas de ordenador que nos permiten viajar al pasado. Solo hay que entender el programa de ordenador, poner lugar y fecha y he aquí: en nuestra pantalla aparecen los cielos de la época del nacimiento de Jesucristo, por ejemplo.1

 

BAILE DE ESTRELLAS Y PLANETAS

Ahora nos vamos a trasladar a la ciudad de Saveh que se encuentra hoy en Irán, a 130 kilómetros al suroeste de Teherán. Hace dos mil años era el centro de los magi - una tribu de los medos ( hoy los conocemos como “kurdos”). Saveh formaba en su momento parte del imperio de Partia. En ese imperio se hablaba oficialmente el griego y el parto, pero como “lingua franca” sus habitantes se comunicaban en arameo que era el idioma que usaba también el profeta Daniel. No hay que olvidar que la mitad de su libro está escrito en arameo.

Es el 20 de mayo 3 aC en Saveh. En el cielo nocturno, poco antes del amanecer, se ve una conjunción de Mercurio y de Saturno. Nada extraordinario. Pero menos de un mes más tarde ocurre la próxima conjunción en los cielos de Persia, esta vez de Saturno y Venus. Y otro mes más tarde se observa la tercera conjunción, esta vez entre Júpiter y Venus. En la madrugada del 12 de agosto del mismo año (3 aC) ambos planetas se acercan tanto que parecen una sola estrella. Esto ocurre además en la constelación de León. León era conocido como símbolo de la tribu de Judá. Júpiter en hebreo lleva el nombre de tsedeq, lo cual quiere decir: justicia. Venus era conocido como estrella de la mañana, el planeta relacionado con el Mesías, según las propias palabras de Jesucristo en Apocalipsis 22:16. Por eso en hebreo lleva el nombre de kojav nogah (estrella brillante). El mensaje escrito y entendible para los magi era: “El Justo Mesías (de la) tribu de Judá.” Muy probablemente es el fenómeno al que los magi se refieren en Mateo 2:2: “Porque su estrella hemos visto en el oriente”

Ellos se refieren al este del firmamento donde brillaban dos planetas, que parecían uno solo, con una luz tan brillante que en una noche clara podría haber proyectado una sombra. Pero no se acabó la cosa aquí: el 31 de agosto - solo 2 semanas más tarde - ocurre una cuarta conjunción, esta vez entre Mercurio y Venus. Cuatro conjunciones planetarias en solo tres meses ocurren una vez cada 15.000 años. Y los magi sabían suficiente para darse cuenta que estaban presenciando unas señales (moedim) históricas.

Efectivamente, la cosa no iba a terminar allí. Parecía que los movimientos de los planetas cada vez eran más inusuales.

 

UN VIAJE A BELÉN

Vamos a dejar nuestros magi un momento. Observamos lo que pasa en los cielos de Jerusalén, solo dos semanas más tarde, el 11 de septiembre de 3aC.: al atardecer, entre las 18:15 h y las 19:45 h desaparece lentamente la constelación de betulah, la virgen, en el horizonte de la ciudad. Donde está el campo de estrellas que compone la constelación de Virgen se ve la luna surgir a los pies de la constelación y el sol en la zona de su vientre.2

Y efectivamente hay un texto bíblico que desde hace 2000 años relaciona este acontecimiento con el nacimiento del Mesías:

Apareció en el cielo una gran señal: una mujer vestida del sol, con la luna debajo de sus pies, y sobre su cabeza una corona de doce estrellas.3Y estando encinta, clamaba con dolores de parto, en la angustia del alumbramiento. (Apocalipsis 12:1.2)

La palabra para “señal” en Génesis 1:14 (según la Septuaginta) y en Apocalipisis 12:1 es la misma en griego: semeia. El texto de Apocalipsis  indica que en esta misma noche nació el Salvador de una virgen. Además, en esta misma fecha al atardecer empieza el Rosh haShaná, el año nuevo judío.4

Tradicionalmente el Rosh haShaná era también la fiesta donde se proclamaba la venida de un nuevo rey. Era el momento más adecuado para el nacimiento de Rey de reyes. Además era todavía verano. Las ovejas estaban aún en los campos de noche.

 

DE VUELTA A SAVEH

Pero volvemos a Saveh y a nuestros amigos, los magi. Tres días después de los acontecimientos en Belén, el 14 de septiembre del año 3aC se ve en los cielos de Persia a las 3 de la madrugada lo siguiente: Régulus, la estrella real, y Júpiter, el planeta real -cuyo nombre significa justicia en hebreo- están en conjunción en la constelación de león.  Era la quinta conjunción en solo cuatro meses: El mensaje escrito en los cielos en el lenguaje de los magoi era: Rey de Reyes, León de Judá.

Pero esto no fue todo. El 17 de febrero del año 2aC - cinco meses más tarde - el planeta Júpiter, que se había alejado en los últimos meses de la estrella Regulus daba vuelta atrás en el firmamento para formar la sexta conjunción celestial en 7 meses. Y alejándose de nuevo pocas semanas después cambia de nuevo su trayecto en 180 grados y el 8 de mayo forma la séptima conjunción en menos de un año y la tercera entre Júpiter y Regulus en tan solo 8 meses. Es como si Júpiter hubiese bailado alrededor de Regulus en tres ocasiones. Los movimientos son perfectamente explicables por los movimientos de la Tierra y Júpiter alrededor del sol y reproducibles en cualquier programa de astronomía que valga su dinero. De todos modos se trataba de un acontecimiento extraordinariamente raro.

Pero el espectáculo de los cielos aún no había acabado: el 17 de junio del año 2 aC hubo una nueva conjunción de Júpiter y Venus. Era la octava en 13 meses. Esto ocurre una vez cada 579.000 años. Están tan juntos que parecen una estrella super brillante.

Es en este momento en el que los sabios astrónomos deben de haber tomado la decisión de ponerse en camino hacia occidente. Les esperaba un camino de más de 2000 kilómetros. Dejarían la ciudad de Saveh y en camino seguramente pasarían por la capital del reino, Susa, donde quedaban aún muchos judíos de los tiempos del exilio babilónico. Además no se trataba de tres reyes en tres camellos. Se trataría de una caravana que viajaba con protección militar.

Y hay otro dato curioso: el nombre de la ciudad de Saveh (la antigua Sava, en el idioma perso) en hebreo se llama Sabá. Y de repente entendemos lo que está escrito en la antigua profecía de Isaías 60:6. En medio de una Palabra sobre la venida del Mesías leemos:

Multitud de camellos te cubrirá [Israel]; dromedarios de Madián y de Efa; vendrán todos de Sabá; traerán oro e incienso, y publicarán alabanzas de Yawé”.

Es solo un detalle añadido que el mismo Marco Polo nos relata que los magi que acudieron a ver al Mesías nacido en Belén tienen allí su tumba. 5

Ha nacido el Mesías y los cielos proclaman la gloria de Señor.

 

Notas

1El programa que suelo usar es el Starry Night Pro Plus, versión 7.6.3.1373. Cuesta unos 200 dólares y es más que suficiente - y fiable - para nuestros propósitos.

2En realidad no se puede observar la luna, porque es luna nueva. Pero esto no importa, porque los observadores de los cielos en Jerusalén sabían ubicar la luna perfectamente en la constelación de Virgen, aunque no era visible para el ojo humano por la luz del sol.

3Es un dato astronómico curioso que encima de lo que forma la cabeza de la constelación de Virgen hay una zona de estrellas que parece formar una corona. En la astronomía lleva el nombre de “Coma Berenices” (el cabello de Berenice)

4Un nuevo mes y un nuevo año según el calendario judío siempre empieza en un día de luna nueva, al atardecer.

5Los viajes deMarco Polo, I,13: “En Persia está la ciudad de Sabá, de donde partieron los (…) magi cuando fueron a adorar a Jesucristo. Y en esta ciudad están enterrados …” .

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