Modernidad e interpretación bíblica

La lectura bíblica es fundamental dentro de la vida cristiana, puesto que es uno de los requisitos mínimos para poder alimentar nuestro caminar dentro del cristianismo. Leer la biblia significa hablar prácticamente con Dios.

Chile · 02 DE NOVIEMBRE DE 2018 · 09:33

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La lectura bíblica es fundamental dentro de la vida cristiana, puesto que es uno de los requisitos mínimos para poder alimentar nuestro caminar dentro del cristianismo. Leer la biblia significa hablar prácticamente con Dios. Tener lectura de la palabra de Dios es conocer la mismísima voluntad de Dios en nuestras vidas.

El problema en el estudio bíblico no es la palabra de Dios en sí misma, sino la interpretación que es comprendida de la biblia. Gracias a las múltiples interpretaciones de la biblia han nacido muchas denominaciones dentro del cristianismo, como también falsos profetas y maestros que han engañado a las personas con mensajes anticristianos que han sacado de la misma biblia. Pero, ¿por qué ocurren estas malas interpretaciones?

Nosotros creemos que nacen producto de la lectura moderna que se le hace la biblia, es decir, la biblia no se puede leer en parámetros modernos, por el hecho que la palabra de Dios es de origen antiguo y sus conceptos son totalmente distintos a las ideas modernas.

Quien pudo detectar estos primeros detalles fue Schleiermacher, a principio del siglo XIX, al desarrollar la hermenéutica dentro de las escrituras bíblicas para interpretar de la mejor manera posible lo que realmente quería decir el autor, por ejemplo, a través del idioma original. Después que el teólogo protestante alemán dio el primer paso en desarrollar la hermenéutica dentro de la biblia empezó a desarrollar la teología liberal buscando la esencia “científica” de la biblia, es decir, separando el estudio bíblico personal de un estudio más académico y laico. Durante la primera mitad del siglo XX surgió la teología de Karl Barth que intentó volver a la esencia al estudio bíblico, que es estudiar la palabra de Dios para acercarnos más al Señor.

Paralelamente en la filosofía, durante el siglo XIX, nacieron distintos pensamientos que intentaron leer de mejor manera la naturaleza divina como el idealismo alemán con Hegel al considerar a Dios como el absoluto. Además, el mismo filósofo alemán escribió sobre la vida de Jesús de Nazaret considerándolo un modero moral a seguir.

Además, dentro de la hermenéutica, Dilthey separó las ciencias naturales de las ciencias humanas, por el hecho que cada ciencia tiene su forma de interpretar la realidad. Por ejemplo, las ciencias naturales se interpretan a través de un método científico, en cambio las ciencias sociales se interpretan a través de estadísticas, como puede ser el caso de la sociología. Durante la primera mitad del siglo XX nació en Alemania la fenomenología de Husser.

Ahora bien, juntando la historia de la teología con la filosofía, durante la primera mitad del siglo XX nacieron, por un lado, la filosofía existencialista de Heidegger, como por otro lado la teología existencialista de Bultmann. Estos dos pensadores compartían que la modernidad fue un cambio de paradigma total del hombre por el hecho que, en el caso de la filosofía, no puedo conocer el Ente con códigos modernos, dado que la ontología es de carácter griego antiguo. Es decir, para saber las propuestas reales de los filósofos antiguos debo extirparme los conceptos modernos, y desde ahí puedo hacer una investigación plena.

Caso similar ocurre en el campo de la teología. Nosotros no podemos interpretar la biblia con cánones modernos, por el hecho que la palabra de Dios es de origen antiguo. Es por esta razón debo desmitologizar el texto sagrado. ¿Qué quiere decir? Para poder tener una interpretación o hermenéutica pura de la palabra de Dios debo eliminar cualquier idea moderna, para así comprender de mejor manera el texto bíblico. Desde ahí puedo recién crear una interpretación coherente de la biblia haciendo una exégesis del texto sagrado a través de un manejo de los idiomas de la biblia, como son el hebreo y del griego. Y es entonces cuando puedo crear una actualización del texto sagrado a nuestros días.

Por tanto, tanto Heidegger como Bultmann nos instan a, antes de hacer cualquier análisis de un texto antiguo, sea filosófico o teológico, primero desmitologizar los textos en cuestión, es decir, sacar todo rastro de códigos modernos, para interpretar para después, haciendo una hermenéutica del texto y, desde ahí, hacer una actualización del texto para nuestros días.

No obstante, quedan muchas preguntas, como, por ejemplo: ¿son de fiar las interpretaciones de las palabras hebreas y griegas dentro del supuesto texto original? ¿son los textos originales de los que se han traducido los textos sagrados? Estas y otras preguntas serán seguramente respondidas a través a los avances de las tecnologías, y una actitud coherente es responder a estas preguntas planteadas al debate teológico-filosófico.

 

Eduardo López – Ldo. en Filosofía – Chile

Publicado en: PROTESTANTE DIGITAL - EDUARDO LÓPEZ CARREÑO - Modernidad e interpretación bíblica