La atormentada fe de Schrader

Para sus personajes atormentados, la salvación se convierte a menudo en una especie de auto-redención. Se busca la expiación de la culpa por medio de una violencia que no es nada divina, sino profundamente humana.

02 DE OCTUBRE DE 2018 · 08:00

Los personajes de Schrader nos muestran la realidad del pecado.,
Los personajes de Schrader nos muestran la realidad del pecado.

Las historias sobre pastores en crisis no son del agrado de muchos, pero son tan reales como la vida misma. De ello nos habla la última película de Paul Schrader –protagonizada por Ethan Hawke– que han titulado en español como El Reverendo. El título original es confuso para aquellos que no están familiarizados con la costumbre protestante de numerar las congregaciones de una denominación cuando están en la misma ciudad. First Reformed no es Primera Reforma, como traducen algunos, sino Primera Iglesia Reformada, como Primera Iglesia Bautista.

El nombre es significativo porque hace referencia a una iglesia histórica que está en crisis, lo que en sociología de la religión llaman “iglesias residuales”, o sea con cientos de miembros en papel, pero apenas un puñado de personas en las reuniones. Toller es un ministro lleno de dudas, al estilo Bergman, que lucha con la culpa y la enfermedad en claros ecos de Luz de invierno (Los comulgantes). Es una película oscura y atormentada, ¡nada que ver con el llamado “cine de valores”!

 

La última película de Schrader nos muestra a un pastor en crisis, interpretado por Ethan Hawke.

Lo excepcional de esta obra del guionista de Scorsese en Taxi Driver o Toro salvaje –director él mismo de títulos tan perturbadores como American Gigolo, Hardcore o Aflicción– es que es su primer intento de usar el “estilo trascendental” del que habla su tesis doctoral sobre la espiritualidad en el cine. Lo que no por casualidad coincide con su regreso a la iglesia, que dejó en los años 70, después de estudiar teología.

De hecho, ha presentado la película en la congregación a la que asiste con su esposa, que tiene el mismo trasfondo que él. Es la iglesia presbiteriana de Mt. Kisco, cerca de donde vive en el estado de Nueva York. El pastor Dale Southhorn ha intervenido incluso como asesor del film, que se ha proyectado en seminarios evangélicos como Fuller, acompañado de coloquios con el propio Schrader. La película ha sido recomendada en páginas cristianas, pero advierto que es desoladora, ¡aunque tiene un final sorprendente!

 

EDUCACIÓN CALVINISTA

Schrader ha sido criado en una estricta familia protestante al este del lago Michigan, donde predominan los apellidos holandeses y la herencia del calvinismo. En su iglesia no estaba bien visto ir al cine. Así que Paul no vio una película hasta que tenía 17 años. Era Un sabio en las nubes de Disney, que se proyectaba en una sala del centro de la ciudad a principios de los 60. "Quedó enormemente decepcionado", dice.

"Cuando era pequeño, quería ser predicador", dice en una entrevista con la revista Film Comment. En su casa de lo que se hablaba era de teología, como vemos en la película Hardcore (1979) –publicada recientemente en DVD como Un mundo oculto–, donde el hermano y el padre del personaje que interpreta George Scott están discutiendo sobre el pecado imperdonable. Es Navidad. La familia está reunida. Se cantan himnos y se ora reverentemente en la mesa. En la iglesia, vemos luego al pastor explicando la primera pregunta del Catecismo de Heidelberg:

"¿Cuál es tu único consuelo tanto en la vida como en la muerte? Que yo, con cuerpo y alma, tanto en la vida como en la muerte, no me pertenezco a mí mismo, sino a mi fiel Salvador Jesucristo, que me libró de todo el poder del diablo, satisfaciendo enteramente con su preciosa sangre por todos mis pecados, y me guarda de tal manera que sin la voluntad de mi Padre celestial ni un solo cabello de mi cabeza puede caer, antes es necesario que todas las cosas sirvan para mi salvación"…

 

Para muchos, Ethan Hawke ha hecho el papel de su vida en la última película de Schrader.

DOS SEMINARISTAS

Tanto Schrader como su futuro colaborador, Scorsese, estudiaron teología. Sólo que el director italo-americano era católico y fue al seminario menor de Nueva York –que está junto a la catedral del Upper West Side–, mientras que el protestante Paul estudió en el Calvin College de Grand Rapids. Juntos harían algunas de las películas que revolucionarían el cine de los 70, llenas de culpa y cargadas de violencia.

El padre de Paul era de origen alemán, pero se introdujo en esta comunidad reformada holandesa al casarse con una mujer de origen frisón. Eran granjeros, aunque su padre tenía una fábrica, como el protagonista de Hardcore. La vida de la familia en que nació el cineasta en 1948, giraba en torno a la iglesia. "Toda la educación secundaria, no tuve nunca realmente contacto con personas de fuera de la iglesia", dice en su libro de entrevistas, Schrader sobre Schrader.

En su casa se leía todos los días la Biblia, consecutivamente. "Una de las razones de mi interés por ser misionero, es que mi nombre viene de los personajes bíblicos favoritos de mi madre, Pablo y José". Recuerda cómo "durante los largos y aburridos cultos de la iglesia, solía sentarme y leer en la Biblia sobre ellos, porque eran fascinantes". En una reciente entrevista, reconoce que "dejó atrás la iglesia, pero no la necesidad de hacer proselitismo". La Iglesia Cristiana Reformada era una denominación bastante evangélica, ya que equilibraba su énfasis en la soberanía de Dios con la libre oferta del Evangelio, habiendo rechazado el hipercalvinismo en los años 20.

 

 ATORMENTADA LUCHA

El libro que publicó recientemente la Semana Internacional de Cine de Valladolid, –coordinado por Carlos Losilla– es algo más que la revisión del volumen que publicó la Filmoteca de la Generalitat Valenciana en relación con el ciclo que le dedicó el Festival de Gijón con el significativo título de El tormento y el éxtasis. En él aparecen extractos de las entrevistas del libro publicado por Faber, Schrader sobre Schrader. En ellas Paul cuenta cómo descubre que en el momento en que alguien le dice, "no hagas esto", piensa inmediatamente: "bueno, ¿por qué no?, ¿qué pasaría si lo hago?, ¿sería interesante hacerlo?"…

Schrader se rebelaba ante todo. Convirtió el periódico de la universidad en un medio subversivo y fue expulsado de él, así como de todos los empleos que tuvo, a excepción de la empresa de su padre –a quien intenta comprender en Hardcore–. Siguió a su hermano Leonard a California, donde estudia cine y hace su tesis en 1972 sobre "el estilo trascendental de Ozu, Bresson y Dreyer" –publicada en Madrid por JC en 1999–. Apoyado por la crítica Pauline Kael, trabaja para el Instituto Americano del Cine y hace el guión con su hermano de la película de Sydney Pollack con Robert Mitchum, Yakuza. La revista Film Comment tiene en su página ahora la correspondencia entre los dos hermanos, cuando el fallecido Leonard fue a Japón como misionero, pero deja la iglesia como Paul.

 

En Un mundo oculto Schrader intenta comprender la fe de su padre, enfrentado a la sórdida realidad del porno.

En 1973 Paul se encuentra totalmente sólo. Ha roto con su mujer y con la chica por la que la dejó. No tiene trabajo y vive en un coche. Está lleno de pensamientos suicidas. Bebe mucho, para apaciguar los fuertes dolores de lo que resultó ser una úlcera. Su obsesión por la violencia y la pornografía nos desvela que no sólo es el personaje que escribe para Robert De Niro en Taxi Driver, sino también la hija que busca el padre de Hardcore, que va a una convención de jóvenes calvinistas y desaparece, para dedicarse al porno.

 

SENTIDO DE PECADO

Como dice el difunto crítico de Chicago, Roger Ebert, "si una cosa tienen sus películas en común, es un sentido muy fuerte y evidente de pecado". Hasta su reciente trabajo con Lindsay Lohan y la estrella del porno James Deen, Los cañones, es una visión desoladora del vacío moral de la humanidad. "Supongo que cualquier persona que haya tenido una educación profundamente cristiana como yo –dice Schrader–, estará interesada en la culpa, la redención y las metáforas de la salvación".

"Y usted, ¿a qué iglesia pertenece?", le pregunta la prostituta Niki al padre de Hardcore. "Es una denominación reformada holandesa, que cree en el Tulipán", contesta George Scott. "Y ¿de qué va ese rollo?". El personaje le explica que "es un acrónimo que viene de los Cánones de Dordt, donde cada letra representa una creencia diferente". Ante su insistencia, el hombre desarrolla los llamados cinco puntos del calvinismo, empezando por el primero: "La T representa la depravación total, por la que todo hombre, a causa del pecado original, es completamente malo e incapaz de hacer el bien". Por lo que confiesa con Isaías 64:6: "todas mis obras son como trapos sucios a los ojos del Señor".

Semejante diálogo en el aeropuerto de Las Vegas, nos muestra hasta qué punto la obra de Schrader es incomprensible sin su educación cristiana. Lo sorprendente es que esta prostituta, que se declara "venusiana", es mucho más noble en su afecto y generosidad que este aparentemente intachable cristiano. La hipocresía y la falsedad de cierta moral puritana es aquí puesta en evidencia, al mismo tiempo que la inhumanidad de este mundo sórdido, envuelto en luces de neón, que supone un auténtico descenso a los infiernos. Muchos, por eso, calificaron el film de reaccionario.

 

UN BUSCADOR

Esta película, como todo el cine de Schrader, parte de la obsesión del Nuevo Hollywood de los 70 por el clásico de John Ford, Centauros del desierto –cuyo título original en inglés es Los buscadores, o Rastreadores–. Considerado por muchos como el mejor western de la Historia del cine, está basada en una novela de un autor de relatos del Oeste llamado Alan Le May –que acaba de publicar Valdemar en castellano–. Se inspiró en una historia real, la de Cynthia Ann Parker en 1836, que fue llevada por los comanches a los 9 años, tras masacrar a su familia.

Este episodio ha inspirado no solamente Taxi Driver de Scorsese o Hardcore de Schrader, sino también la primera entrega de Lucas de Star Wars, Encuentros en la tercera fase o Tiburón de Spielberg, así como El Padrino o Apocalypse Now de Coppola. La búsqueda consumidora de John Wayne nos muestra a un hombre errante y solitario, condenado a vagar eternamente. Es un relato sombrío y melancólico de dimensiones épicas, que nos muestra al héroe fordiano, por un lado duro y noble, pero al mismo tiempo neurótico y racista.

Cuando Schrader rodó las primeras escenas de Hardcore, llevaba el título provisional de Peregrino. Como todas las grandes narraciones, es la historia de un viaje, que tenemos que relacionar con la vida misma. Así también describe el guionista de Taxi Driver: "La soledad y la paranoia de Travis no tienen un origen social, son puramente existenciales". Estaba leyendo entonces La náusea de Sartre. Es por eso, que sus películas son muy duras. El desenlace del guión de Hardcore era, de hecho, otro. No acababa con el final feliz que ahora tiene, sino con un accidente absurdo.
 

Schrader nos muestra la fe atormentada de personajes que luchan consigo mismos.

MIRADA AFLIGIDA

La mejor película de Schrader, para muchos, es Aflicción (1997), por la que ganó un Oscar, como actor secundario, James Coburn. Tiene "el estilo de Bergman", dice él, refiriéndose al famoso director sueco, hijo de un pastor luterano. Parece que está inspirada por Luz de invierno (1962). La nieve rodea ambas películas. Las dos son historias de una frialdad cruel, en las que el silencio de Dios destaca sobre la tragedia de una humanidad desesperada.

Si el protagonista de Bergman es un pastor que ha perdido la fe, incapaz de comprometerse con la mujer que le ama, el de Schrader es un policía divorciado que ahuyenta a su compañera, a pesar de sus sueños de rehacer su vida con ella, consiguiendo la custodia de su hija. Ambos viven angustiados bajo el peso de la culpa, en medio de una realidad violenta, carente de toda esperanza.

La gracia se expresa en muchas películas suyas como el amor de una mujer. Así en American Gigolo (1979), es ella quien sacrifica su posición social por alguien incapaz de expresar amor. En Posibilidad de escape (1992), es también una mujer la que ofrece refugio maternal al traficante de droga. Como en la película de Bergman no es alguien creyente. Si la hermana del protagonista de Aflicción, "acepta a Cristo como su Salvador personal", juntamente con su marido, lo hace "para librarse de la obesidad", dice su hermano, como narrador de la película. La redención está fuera de la iglesia.

 

¿HAY EXPIACIÓN POSIBLE?

Otra de sus guiones para Scorsese es Toro Salvaje (1980), que narra el proceso de autodestrucción de un boxeador. El film se cierra con la cita final del ciego de nacimiento curado por Jesús, que dice que lo único que sabe es que ahora puede ver. Esta no es, sin embargo, para Schrader "la salvación por gracia", ya que dice que fue Scorsese el que incluyó estas palabras del Evangelio de Juan al final de la obra. Parece que fue resultado de su experiencia cuando estuvo a punto de morir por la droga en un hospital y rogó al Señor que le salvara, sobreviviendo milagrosamente. "Cuando lo vi me quedé absolutamente estupefacto –dice Schrader– pues creo que al final La Motta (el personaje protagonista) está tan ciego como al principio".

Aunque su más extraña colaboración es, sin duda, La última tentación de Cristo (1988), basada en la novela del griego Nikos Kazantzakis, que le llevó a ser expulsado de la Iglesia Ortodoxa en 1955. "En la película –dice Schrader– se puede ver claramente la progresión desde la ortodoxia griega hasta el catolicismo romano, pasando por el calvinismo holandés". Para él, "esta visión de la teología cristiana es uno de los elementos más interesantes del film, pero al final de la película es una especie de triunfo del superhombre nietzcheano".

Para el guionista, La última tentación de Cristo no es una película religiosa o trascendental", sino más bien "psicológica, acerca de los tormentos interiores de la vida espiritual". Y así es el libro. Por lo que es un guión muy fiel a la novela – ¡que no al Evangelio! –, excepto en la escena en la que Cristo se arranca el corazón, que es idea suya. Lo que recuerda por cierto al emblema de Calvino, el corazón en la mano, que utiliza también la universidad donde estudió Schrader. Pero ¿quién es Jesús para él?

La pregunta, para Schrader, es siempre: "¿cómo conseguimos expiar nuestras culpas?". Y su formación en la ortodoxia protestante le hace contestar sin lugar a dudas: "sangre debe ser derramada para expiar los pecados, sea la nuestra o la de quien nos represente, como Jesucristo". El problema es que para sus personajes atormentados, la salvación se convierte a menudo en una especie de auto-redención. Se busca la expiación de la culpa por medio de una violencia que no es nada divina, sino profundamente humana. En Aflicción esta agresividad es resultado de un pecado original, claramente manifiesto en tres generaciones diferentes.

 

GRACIA IRRESISTIBLE

El cine de Schrader nos presenta la "depravación total del hombre", pero ¿dónde está esa "gracia irresistible", de la que habla también Calvino? Todos conocemos la terrible sensación de desesperanza que produce el pecado. Sabemos que la fuerza para acabar con su poder no está en nosotros mismos. Si nos damos cuenta, cuando analizamos nuestra vida, observamos que hay algo torcido en nuestro interior. No solamente no hacemos lo que debemos hacer, sino que como el boxeador de Toro salvaje, no vemos, ni entendemos, lo que significa la vida misma.

Al hablar de la gracia, se suele citar el poema de Francis Thompson, El sabueso del Cielo. Lo que muchos no saben es que era católico, no protestante. Thompson nació en una familia de conversos ingleses al catolicismo-romano en el siglo XIX. Le enviaron incluso a un seminario, para ser cura, pero lo abandonó por falta de vocación. Su padre intentó luego que fuera médico, pero fracasó en sus estudios, haciéndose adicto al opio, tras enfrentarse con él. En su desesperación, Thompson empieza a pensar en el suicidio. Tiene entonces una visión y conoce a una prostituta, que le salva la vida. En su poema, ve detrás de ella, la gracia de Dios que le persigue.

La fe es confiar, descansar y estar satisfecho con lo que Dios es para nosotros en Cristo Jesús, como dice Piper. En su entrega, no hay sólo un evangelio de gracia, sino que el Evangelio mismo es el Dios de Gracia, cuyos actos y pensamientos no se pueden explicar más que por el hecho de que su Trono se sustenta por toda la eternidad sobre la realidad de su Gracia. Sobre la condenación, estará siempre la realidad de su justicia. Como dice C. S. Lewis, no hay mayor expresión de la voluntad soberana del hombre, que el infierno. Lo único que nos puede salvar de ese mundo oculto que hay en nuestro interior, es el triunfo de la Gracia de Dios en Cristo Jesús. Es así como el amor gana.

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