Debatiendo el futuro de la Corte Suprema (¿y del machismo?)

Al terminar el testimonio es claro que personas vieron cosas muy diferentes, según sus perspectivas ideológicas.

30 DE SEPTIEMBRE DE 2018 · 16:57

Manifestación a favor de Christine Blasey Ford en Portland. / Ron Wyden Instagram,
Manifestación a favor de Christine Blasey Ford en Portland. / Ron Wyden Instagram

El día jueves (27 de sepiembre) un comité del senado de EEUU escuchó la acusación de acoso sexual de la Dra. Christine Blasey Ford contra el candidato a la corte suprema, Brett Kavanaugh. La gran mayoría de personas sintieron creíble su testimonio, aunque muchos siguen defendiendo al Juez Kavanaugh. Al terminar el testimonio es claro que personas vieron cosas muy diferentes, según sus perspectivas ideológicas. También los cristianos están divididos en lo que significa todo esto.

Por un lado, lo que creen que Kavanaugh es indispensable en la corte para mantener valores conservadores, vieron un ataque falsificado. Para estas personas lo que se buscan es descarrilar un esfuerzo que ellos consideran indispensable para el futuro del país. Aun personas que dijeron que el testimonio de North era creíble, no querían parar el proceso de un voto final. Para ellos lo más importante es contar con un juez que comparta los valores cristianos y conservadores. Lo más importante, desde esta perspectiva, es que este hombre llegue a la corte suprema y vote a favor de valores que ellos consideran claves.

Lo que vieron muchos otros fue el poder de los hombres contra las mujeres. Las prácticas machistas que describió la Dra. Ford han sido parte de la cultura “juvenil” en las secundarias y universidades de este país. Para estos cristianos, lo que más dolió fue que los senadores republicanos varones, estaban determinados a votar a favor de el candidato, sin investigar a fondo si eran verdad las acusaciones. Desde esta perspectiva el proceso demostraba que los hombres creen que se tienen que proteger los unos a los otros.

Claramente la violencia contra las mujeres ha sido parte de nuestras culturas. En todos los ambientes, incluyendo entre líderes cristianos, es un secreto a gritos, que el acuso, el abuso y el maltrato de las mujeres es “aceptable”, especialmente si el hombre es una persona de poder e influencia.

A estar escribiendo esta nota salió la noticia de que el senado ha decidido permitir que la FBI investigue las acusaciones por una semana antes de tomar un voto final. Como muchos espero que esto permita considerar en serio las acusaciones de la Dra. Ford y permitir que el Juez Kavanaugh pueda salir ileso, si en verdad no hizo nada de lo que se la acusa (ahora por unas cuatro diferentes mujeres).

Pero lo más importante de este proceso es que nos reta, de nuevo, a reconocer que es tiempo de confrontar la cultura que ha justificado estas acciones. En una nota anterior hablé de #Wetoo, el movimiento de personas que reconoce que esta violencia es real en muchos lugares, incluyendo nuestras iglesias y entre nuestros pastores y que el contexto en que se ha dado este violencia hace imposible que las mujeres hagan denuncias públicas. Siendo que las mujeres no pueden decir la verdad, entonces como comunidad decimos, sabemos que el acoso sexual de mujeres de verdad.

Que el Señor utilice momentos como estos para confrontarnos con la realidad de que el maltrato de la mujer es pecado. Nuestras hermanas son co-creación divina, dignas de todo respecto como portadoras de la imagen divina.

Este es un tiempo de profunda reflexión. Lo que deseo para el caso de la corte suprema es claridad. Lo que oro por nuestras culturas es arrepentimiento y conversión.

Publicado en: PROTESTANTE DIGITAL - Caminando con el pueblo - Debatiendo el futuro de la Corte Suprema (¿y del machismo?)