Salvador Gómez Dickson: “Deben establecerse iglesias entre todos los pueblos”

Gómez habla sobre pasión por las naciones.

29 DE SEPTIEMBRE DE 2018 · 21:55

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Salvador Gómez Dickson es pastor en la Iglesia Bíblica del Señor Jesucristo (IBSJ) de Santo Domingo, República Dominicana, y será uno de los expositores en la conferencia Pasión por el Evangelio (PxE) 2018, que tendrá lugar en Madrid entre el 26 y 27 de octubre.

Hemos tenido la oportunidad de charlar con él acerca del tema principal de la conferencia: “Pasión por las naciones: El evangelio y la misión”.

Will Graham (WG): Salvador, en PxE estarás tratando el tema del evangelio y la misión. Para empezar, vivimos en una época en la que existe un debate, incluso entre evangélicos, en torno a cuál es verdaderamente la misión de la iglesia. ¿Cuál es la misión de la iglesia cristiana y dónde la encontramos definida en la Biblia?

Salvador Gómez (SG): Gracias a Dios no andamos a tientas en cuanto a esto. Cristo, Cabeza de su iglesia, dejó directrices muy claras con respecto a su misión. El texto clásico es Mateo 28:19-20. Nuestra misión es hacer discípulos en todas las naciones.

Es la misión de toda la iglesia del Señor, y debe ser también la misión de cada iglesia local. La manera en que daremos expresión a su cumplimiento puede variar de iglesia en iglesia, según los dones que el Espíritu imparta a cada una y a las oportunidades que el Señor les conceda.

Pero todos estamos llamados a participar en esa misión. El evangelio debe ser predicado entre todos los grupos étnicos. Iglesias deben ser establecidas entre todos los pueblos.

1 Pedro 2:9 dice cuál es nuestra identidad: “linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios”; pero también expresa con claridad nuestra misión: “a fin de que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable”. Nuestro Dios es digno de ser creído… y anunciado.

WG: Háblanos un poco acerca de los proyectos misioneros de tu iglesia en República Dominicana. ¿De qué formas la IBSJ demuestra su “pasión por las naciones”?

SG: No siempre hemos dado expresión a una correcta pasión por las naciones, ni siempre de la misma forma y con la misma intensidad. Pero creemos que el Señor nos está concediendo dar pasos importantes al respecto.

Un pastor amigo me expresó que el evangelismo es parte del ADN de nuestra iglesia. Varias iglesias han salido como hijas y nietas de la nuestra. Pero creo que fue a partir de nuestro contacto con el curso Kairos sobre misiones (de Simply Mobilizing) que hemos experimentado un verdadero despertar al respecto.

El curso no sólo nos expone a la teología bíblica, la historia y a las estrategias de las misiones, sino que reta a los participantes de un modo muy poderoso. En agosto pasado llevamos a cabo uno de estos cursos, y tuvimos el inmenso gozo de ver a 40 participantes tomarlo, de los cuales 30 eran de nuestra propia iglesia.

El impacto es sencillamente hermoso. Pero el curso tuvo otra característica adicional: prácticamente todos los facilitadores eran de nuestra congregación.

Otra bendición particular que experimenta nuestra congregación es doble: por un lado la hija de uno de nuestros pastores se encuentra ya en el campo misionero, en Medio Oriente, y por otro lado, uno de nuestros jóvenes cree que ha sido llamado a las misiones en la India, y ya ha comenzado a hacer contacto con equipos misioneros que ya están trabajando en esa nación.

Este hermano está en proceso de terminar sus estudios universitarios, y acaba de dar inicio a sus estudios teológicos con miras a llegar al campo preparado.

WG: ¿Cómo una iglesia pequeña, tal vez de pocos miembros, puede involucrarse en las misiones a nivel internacional?

SG: Las formas en que podemos participar en las misiones son muy variadas. Ninguna iglesia tiene la opción de no participar en las misiones. Es un llamado que Dios nos ha hecho a todos los creyentes. Unos serán enviados por las iglesias, y otros serán un soporte para los que son enviados.

Puedo visualizar a misioneros salir de iglesias pequeñas. Es muy probable que esa congregación necesite unirse a otras iglesias locales para tener los recursos que se necesitan para enviar a alguien al campo misionero.

Vivimos en días en que es muy importante hacer alianzas estratégicas que nos permitan el entrenamiento y envío de los candidatos.

Una iglesia pequeña, al igual que una grande, también debe sostener en oración la obra misionera. Cristo nos enseña a orar “venga tu reino”. Debemos orar por los misioneros que conocemos, y aun por aquellos que no conocemos.

Debemos orar por los esfuerzos misioneros que conocemos, y también por etnias menos alcanzadas alrededor del mundo, aunque no conozcamos a nadie allí.

De una iglesia pequeña puede surgir también un gran traductor de las Escrituras que participe en la labor de llevar la Palabra de Dios a lugares en que no tienen acceso a la misma por barreras lingüísticas.

Ninguna iglesia debe pensar que la puede, por sí sola, llevar a cabo la gran comisión. Creo que el esfuerzo conjunto entre iglesias es una manera hermosa de participar en el llamado misionero. Varias iglesias pequeñas trabajando unidas pueden hacer mucho.

WG: ¿Qué pueden hacer los pastores para fomentar una cultura misionera en la congregación? ¿De qué modo una iglesia puede crecer en su “pasión por las naciones”?

SG: El liderazgo y ejemplo de los pastores es muy importante. Los hijos aprenden de los padres. No sólo debemos traer enseñanza pertinente a la congregación, sino también orar regularmente por las diferentes etnias que no han sido alcanzadas con el evangelio.

Existen excelentes aplicaciones y portales en la internet que nos pueden servir de gran ayuda.

El desconocimiento de lo que Dios está haciendo alrededor del mundo roba al pueblo de Dios de mucho estímulo con respecto a las misiones. Grandes cosas están sucediendo en naciones que típicamente persiguen el cristianismo.

Cuando los hermanos se enteran a través de reportes y documentales, se animan a orar, a aportar, e incluso a ir. Los videos de Tim Keesee y sus “Informes del frente de batalla” son altamente estimulantes.

En la medida en que los pastores se conviertan en movilizadores a favor de las misiones, en esa medida veremos resultados en las iglesias locales.

WG: ¿Cómo puede alguien saber si el Señor le está llamado al campo misionero?

SG: Esa pregunta es sumamente importante, cuya respuesta tiene múltiples elementos. La respuesta tiene un aspecto personal: ¿Existe una verdadera pasión en el candidato por alcanzar a los perdidos, especialmente a aquellos que pertenecen a grupos culturales en los que no hay iglesias autóctonas?

He escuchado de personas que lo único que quieren es un nuevo trabajo. Esa no es la motivación correcta. La realidad del llamado variará de persona a persona, pero tiene que haber una convicción y deseo esencial en el candidato.

La respuesta también tiene un aspecto familiar: ¿Qué piensa su familia? ¿Qué piensa su esposa? Si es una mujer soltera, ¿qué piensan sus padres? Y la respuesta también contiene un aspecto eclesiástico: ¿Qué piensan sus pastores? ¿Qué piensa la congregación? ¿Qué piensan los que más le conocen?

La misión no se cumplirá en base a viajes misioneros cortos, pero éstos pueden ser muy útiles para ayudar a los que sienten el llamado misionero, para darse cuenta de si deben proseguir en sus esfuerzos.

Y una nota de advertencia: el candidato puede manifestar un deseo muy inusual hacia las misiones, pero si como miembro de su iglesia no es capaz de someterse al gobierno sabio de sus pastores, ni al cuidado amoroso de sus hermanos, entonces tal persona no tiene nada que buscar en el campo misionero.

Mucho daño se ha hecho cuando las personas incorrectas han sido enviadas.

WG: ¿Cuáles son algunos de los desafíos más difíciles en el campo misionero?

SG: Tuve una experiencia que me marcó, y fue ver el impacto que el agotamiento ministerial tuvo en alguien que conocí en una conferencia misionera. Su condición se tornó tan difícil que llegó a aborrecer a los nacionales del país al que había sido enviado.

Su situación pudo tener muchos detonantes distintos, pero algo fue obvio: le faltó cuidado pastoral. Los misioneros son ovejas de Cristo, y necesitan recibir cuidado pastoral. Las iglesias que envían deben estar muy conscientes del papel que deben jugar y de la responsabilidad que tienen de cuidar del misionero.

No sólo se trata del sostén económico, sino también del cuidado del alma. Algún sistema debe ser implementado que asegure el cuidado del alma de sus misioneros. Y del mismo modo, los misioneros enviados deben estar conscientes de que necesitan ser cuidados.

Deben mantener un canal de comunicación con sus líderes y pastores, y ser transparentes con ellos.

WG: Muchísimas gracias por su tiempo con nosotros hoy, hermano Salvador.

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