Recuerdo de un colportor contemporáneo

Nabor Roberto Granados Santiago facilitó que muchas personas pudiesen adquirir las Escrituras y literatura relacionada con ellas.

02 DE SEPTIEMBRE DE 2018 · 11:10

Nabor Roberto Granados Santiago facilitó que muchas personas pudiesen adquirir las Escrituras y literatura relacionada con ellas.,
Nabor Roberto Granados Santiago facilitó que muchas personas pudiesen adquirir las Escrituras y literatura relacionada con ellas.

Era incansable en la distribución de biblias y libros. Iba con su cargamento a distintos lugares para desplegar ante posibles interesados distintas traducciones de la Biblia, comentarios bíblicos, obras de historia de la Iglesia cristiana, volúmenes de teología.

Nabor Roberto Granados Santiago facilitó que muchas personas pudiesen adquirir las Escrituras y literatura relacionada con ellas.

En su mochila (backpack) transportaba libros que ofrecía en convenciones, campamentos, aniversarios de iglesias, seminarios teológicos, reuniones y celebraciones especiales de diversas comunidades cristianas.

Recomendaba títulos a sus posibles compradores. También ofrecía conseguir libros que ya estaban agotados o eran de difícil localización.

Para ello hurgaba en librerías y bodegas, una vez encontrado el título que le habían solicitado, se comunicaba con el interesado(a) para ofrecerle llevar el libro al lugar que acordaran.

A varias generaciones de estudiantes de teología les facilitó la compra de obras indispensables para sus cursos. Les daba oportunidad de pagarle en partes, porque, como se sabe, el estudiantado normalmente tiene recursos limitados.

Así el querido Nabor hizo servicios encomiables a hombres y mujeres en preparación para el pastorado y/o diversos ministerios en comunidades de fe. Su silenciosa labor la realizaba con alegría. Gustaba de saludar con muestras de afecto y sonriente.

Nabor me ayudó a conseguir varios libros. Con diligencia anotaba el título y decía que en cuanto tuviese el ejemplar me lo haría saber.

No hace más de dos semanas le solicité que si hallaba el cuarto tomo del comentario al Apocalipsis, de Juan Stam, me hiciera el favor de avisarme y pactar con él la compra.

Recuerdo con cariño y agradecimiento que uno de los libros de mi autoría iba a ser presentado y la publicidad del acto tenía algunas semanas circulando, pero la imprenta retrasaba la entrega de ejemplares a la casa editorial.

Finalmente la noche anterior a la presentación de la obra Casa Unida de Publicaciones recibió los libros. Quien al día siguiente apareció con los ejemplares fue Nabor, y así pudo tener lugar el desyuno/presentación del libro que daba cuenta de cómo el 25 de diciembre de 1873 abrió sus puertas el templo metodista La Santísima Trinidad.

En el ciclo del que forman parte autor(a) de un libro, a veces traductor, corrector, editor, librero cada quien tiene tareas que posibilitan la obra llegue a los lectores. Personajes como Nabor, que distribuyen en pequeña escala y con mucho esfuerzo, frecuentemente pasan desapercibidos.

Sin embargo, van distribuyendo materiales por convicción y conscientes de estar realizando una labor para bendición del cuerpo de Cristo. Las ganancias económicas dejadas por el ministerio que realizan son escasas. Con todo perseveran y su siembra fructifica en distintas parcelas.

Nabor Granados pertenece a la estirpe de colportores que dejaron huellas en las vidas y ministerios de quienes recibieron por su conducto biblias y libros.

Traigo a la memoria a Julián Hernández (Julianillo), quien fue sujeto de juicio inquisitorial y llevado a la hoguera el 22 de diciembre de 1560, en Sevilla. También evoco a Diego Thomson, que hizo heroica distribución de biblias y nuevos testamentos en México, primero de 1827 a 1830 y después de 1842 a 1844 (para octubre debe estar circulando la tercera edición de mi libro sobre Thomson).

Finalmente, rememoro a Jorge Borrow, colportor que desarrolló labores en España de 1836 a 1840. Plasmó su experiencia en el libro La Biblia en España, cuya traducción castellana fue realizada por Manuel Azaña.

Hace muchos años yo no sabía que la obra de Borrow había sido traducida al castellano, fue Carlos Monsiváis quien me comentó al respecto. Tras buscar y buscar hallé un ejemplar en una librería que almacena libros descontinuados o en proceso de agotamiento.

Hace no muchos días, el 23 de agosto, durante un receso de un curso que comencé a enseñar en la Comunidad Teológica de México (Cómo escribir artículos de opinión y ensayos teológicos), nos saludamos con mucho afecto Nabor y el redactor de estas líneas.

Me mostró algunos libros que estaba vendiendo y que ofrecería a los estudiantes. Dos días después murió. Quise pero no pude acudir a la funeraria donde estaba su cuerpo. En el lugar hubo cultos para dar gracias por la vida de Nabor. De haber estado allí, habría pedido permiso a su familia para decir algo de lo aquí escrito.

El colportor Nabor Granados Santiago era diácono en la Iglesia Metodista El Mesías, de la ciudad de México, y bien conocido en iglesias de la denominación. También, como escribí antes, sabían quién era en otras comunidades protestantes/evangélicas mexicanas.

Tal vez la iglesia a la que perteneció, o alguna institución de enseñanza teológica, quiera hacer suya esta sencilla propuesta que lanzo: en su memoria se nombre un salón o espacio de estudio y sea colocada una placa en que pueda leerse, brevemente, quien fue el esforzado colportor Nabor Roberto Granados Santiago.

Publicado en: PROTESTANTE DIGITAL - Kairós y Cronos - Recuerdo de un colportor contemporáneo