Pastor, ¿puedo ir al baño?

Estos dirigentes tan ambiciosos, nunca dicen basta a lo que obtienen de los miembros. Sus sueños nunca se realizan completos y quieren más. Su prepotencia es tal que humillan al resto.

24 DE AGOSTO DE 2018 · 09:00

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En algunas congregaciones se predica la sumisión total, no a Jesús sino al liderazgo (palabra que cada día me gusta menos y que no logro encajar en el mensaje de Jesús). Se predica el sometimiento con ansia desbordada. 

Te exigen, sin exigirse a sí mismos, todos tus bienes.

Te exigen la asistencia, aunque a veces ellos no asistan por motivos que tú, insignificante personita, no mereces conocer.

Te exigen el servilismo cuando son ellos los que tienen que servir primero.

Te exigen, a toda costa, amenes y glorieces a lo que predican, aunque ni ellos mismos se crean lo que intentan enseñar.

Te exigen humildad y sencillez de vida aunque ellos disfruten del lujo.

Te exigen que les pidas permiso para todo. Para enamorarte, para mudarte de casa, para cambiar de trabajo, para invertir tus ahorros en otro lugar que no sea la iglesia. Incluso te exigen que les pidas permiso para visitar otras iglesias.

Han instalado en sus congregaciones (y digo "sus" reconociendo el concepto de posesión) una especie de modelo de empresa donde aparecen los propietarios, los líderes, dueños y señores de todas las acciones a modo de versículos imperativos. Un gobierno dictatorial represivo, asfixiante, a todas luces enfermizo.

Estos dirigentes tan ambiciosos, nunca dicen basta a lo que obtienen de los miembros. Sus sueños nunca se realizan completos y quieren más. Su prepotencia es tal que humillan al resto. Y en este resto se repite, una y otra vez, la recepción de otra vuelta de tuerca hasta el punto de sentirse en mitad de una predicación y verse con la duda de si alzar o no la mano para preguntar: Pastor, ¿puedo ir al baño?

Publicado en: PROTESTANTE DIGITAL - Tus ojos abiertos - Pastor, ¿puedo ir al baño?