Protestantes en Turquía aseguran que Erdogan “no lo tiene fácil” después de 16 años

El presidente turco ha adelantado las elecciones parlamentarias y presidenciales un año y medio. Los sondeos dan la victoria a la coalición opositora en el parlamento, lo que dificultaría repetir mandato.

Jonatán Soriano , Joel Forster

19 DE JUNIO DE 2018 · 13:00

Erdogan en un mitin este junio. / Presidente Erdogan Facebook,
Erdogan en un mitin este junio. / Presidente Erdogan Facebook

El ansia de Recep Tayyip Erdogan por ver su sistema presidencialista en marcha le ha llevado a arriesgar su actual posición. El presidente turco venció en la reforma constitucional de abril de 2017, que suponía la transición de un sistema parlamentario a uno presidencialista donde su figura absorbería poderes sobre el parlamento, la política presupuestaria nacional y el control del Tribunal Constitucional. Venció pero por poco, con tan sólo un 51,3% de los votos y perdiendo en muchas de las grandes ciudades. Lo que debería haber interpretado como un aviso.

Sin embargo, Erdogan se ha aventurado ahora a adelantar las elecciones parlamentarias y presidenciales un año y medio. Los comicios, previstos para noviembre de 2019, se celebrarán este domingo y los sondeos no son nada favorables para el actual presidente turco.

Aunque sigue manteniendo cierta ventaja en la carrera hacia la presidencia, el parlamento está en peligro para su formación Justicia y Desarrollo (AKP). De poco le podría servir a Erdogan el pacto que rubricó en marzo con la extrema derecha de Devlet Bahçeli y el Partido de Acción Nacionalista (MHP), que se comprometió a apoyar la candidatura del presidente.

Las tres fuerzas opositoras, Partido Republicano del Pueblo (CHP), IYI Parti y el Saadet Partisi (SP), socialdemócratas seculares, conservadores liberales e islamistas, han decidido concurrir juntas a las elecciones. Lo que, según las encuestas, podría poner en peligro el control del AKP en el parlamento, dificultando una posible presidencia de su candidato, Erdogan.

 

UN MOMENTO HISTÓRICO

“La posición de Erdogan no es fácil por primera vez en los últimos 16 años”, Ihsan Özbek, que ha sido el presidente de la Asociación de Cristianos Protestantes en Turquía en los últimos años. Para este pastor, también líder nacional de la Iglesia Cuadrangular en el país, la popularidad del presidente “ha caído”. “Para ser reelegido presidente necesita más del 50% de los votos. Ha hecho un pacto con el MHP pero la oposición ha dado algunos pasos inesperados contra sus maniobras”, dice. Las encuestas dan a Erdogan un 48% de la intención de voto en la carrera presidencial, mientras que a su principal rival, Muharrem Ince (CHP), un 28%.

Después del fallido intento de golpe de Estado el 15 de julio de 2016, la imagen de Erdogan ha ido de más a menos. Y es que a lo largo de estos dos años Erdogan ha implementado una política de ‘caza de brujas’ que ha llevado a 115.000 a la cárcel, donde algunas han muerto, otras han sido torturadas y las hay que esperan importantes condenas.
 

EL CASO DE ANDREW BRUNSON

“Nunca hemos apoyado el golpe. De haber sido exitoso las minorías tendríamos grandes problemas”, defiende Özbek. Uno de los principales colectivos en los que se ha encarnizado más la represalia por parte de Erdogan es entre los seguidores de Fetullah Gülen, fundador del movimiento islamista Hizmet. Antiguo aliado del AKP y residente en Estados Unidos, Güllen y sus seguidores son considerados ahora terroristas por el gobierno turco, que los ha llegado a catalogar de Organización de Terror Gulenista (FETÖ). Algo que también podría estar relacionado con la virulencia que ha expresado Erdogan en algunos de sus discursos recientes contra la OTAN y las potencias occidentales en cuanto a su papel en la Guerra de Siria. Conflicto en el que Erdogan ha intervenido activamente invadiendo el distrito kurdo-sirio de Afrin y acordando con Rusia e Irán la protección del régimen de Al Assad.

“El pastor Brunson es parte de la Alianza Evangélica y un sincero creyente en Jesús. Nunca ha tenido relación con FETÖ ni ningún servicio secreto. Las acusaciones contra él son falsas y políticas”, señala Özbek acerca de la situación de Andrew Brunson, encarcelado desde octubre de 2016 y que se encuentra en pleno proceso judicial.
 

SIN DEBATE RELIGIOSO EN LA CAMPAÑA

Entre la amenaza política que supone la coalición opositora para el poder y la situación de tensión social que se vive en el país por las constantes purgas desde el fallido golpe de Estado, el debate sobre las libertades religiosas ni siquiera ha aparecido en la campaña. Ninguno de los partidos está hablando sobre ello. Tan sólo el Partido Demócrata de los Pueblos (HDP), pero tiene sus propios problemas”, matiza Özbek.

Concretamente, el problema de un candidato y de diversos líderes encarcelados, acusados de estar vinculados con el Partido Kurdo de los Trabajadores (PKK), puesto que el HDP también es una formación prokurda.

“Estamos orando por estabilidad política en el país que traiga también libertades religiosas y políticas”, añade Özbek, preguntado sobre las necesidades del momento y las posibilidades de cambio en la escena actual turca.

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