¿Todo lo que necesitas es amor?

Amor, amor, amor…

Desde que el Señor me salvó hace más de quince años, he escuchado más sermones sobre el amor de Dios que sobre cualquier otro tema.

No obstante, estoy cada más vez más convencido de que el tipo de amor nombrado en los púlpitos protestantes no tiene nada que ver con el Dios de las Escrituras.

¿Qué quiero decir?

Una buena ilustración fue el mensaje carismático compartido por el obispo Michael Curry en la boda real el mes pasado.

Escogió, por supuesto, hablar sobre el asunto del amor. Pero no se trató del amor de la Biblia.

Como bien observó David Robertson (ex moderador de la Iglesia libre de Escocia), sabes que algo simplemente no cuadra cuando el público en general, los ateos destacados y los activistas LGTBI alaban a un predicador sin cesar.

Lo que más le molestó a Robertson, sin embargo, no fue la reacción tan positiva de los incrédulos y los ‘cristianos liberales’ (es decir, ‘cristianos’ que no creen ni una sola palabra de lo que dice la Biblia); sino la falta total de discernimiento dentro del mundo evangélico en cuanto al contenido del mensaje del obispo.

Comparto la preocupación de mi hermano. Me quedo algo molesto cuando comparo esta histeria ‘Curry’ con la reacción de la prensa atlántica ante el panegírico dado por Franklin Graham en el funeral de su padre, el evangelista Billy, hace cuatro meses.

Graham no perdió su tiempo hablando sobre una clase de amor universalista, que dice que todo vale, que no reprende el pecado; la cual siempre será elogiada por los pecadores y los demonios.

Se centró más bien en el amor salvador de Dios mediado exclusivamente a través de la muerte expiatoria y la resurrección literal de su Hijo, Jesucristo, afirmando que la única manera de disfrutar del amor de Dios es por medio de la fe y el arrepentimiento.

Exhortó a sus oyentes a acercarse a Cristo.

Por esta razón los medios de comunicación apenas mencionaron una sola palabra de su sermón.

Tristemente, el amor se ha convertido en el lema de nuestra generación post-moderna. Hollywood alaba el amor.

Oprah Winfrey también. Los políticos pro-aborto como Leo Varadker no paran de hablar sobre el amor. Pero su amor es el amor del anticristo.

Como protestantes evangélicos, tenemos que tener mucho cuidado de no vender nuestra primogenitura. Hay que darnos cuenta de que cualquier tipo de amor que no fomenta obediencia a Dios no es amor bíblico. Escrito está:

• Si me amáis, guardad mis mandamientos (Juan 14:15).
• Este es el amor, que andemos según sus mandamientos (2 Juan 6).

El Señor Todopoderoso nos dé a todos agallas para levantar la voz en contra de los ángeles de luz; ¡para seguir predicado el amor de Dios mediado a través de la muerte y resurrección de Cristo!

A fin de cuentas, todo lo que necesitamos es amor.

Amor al estilo de Franklin Graham; no amor con sabor a curry.