Protestantes en Burundi: es una crisis de “sistema”, no sólo de presidencia

“Aunque el presidente se vaya nuestro problema permanecerá. Podrá gobernar mientras el sistema lo apoye”, explica un testimonio en el país.

Jonatán Soriano

BUJUMBURA · 08 DE JUNIO DE 2018 · 10:00

El presidente de Burundi, Pierre Nkurunziza. / E. Ngendakumana, Reuters,
El presidente de Burundi, Pierre Nkurunziza. / E. Ngendakumana, Reuters

Burundi es el último escenario de incrustación eterna en el poder. El partido mayoritario en el parlamento y el senado, el Consejo Nacional para la Defensa de la Democracia-Fuerzas para la Defensa de la Democracia (CNDD-FDD), formación también del presidente del país, Pierre Nkurunziza, nombró el pasado marzo al jefe de Estado “eterno líder supremo” de la nación.

Nkurunziza llegó al poder en 2005 y ganó las dos siguientes elecciones, obteniendo amparo legal para gobernar hasta 2015. Año en que anunció que tenía intención de presentarse a unas terceras elecciones, lo que va en contra de la ley. La decisión desató una oleada de protestas que, sin embargo, no evitó que el candidato del CNDD-FDD se presentase a una tercer legislatura y obtuviese la victoria.

Este 17 de mayo Burundi ha celebrado un referéndum para introducir tres cambios en la constitución. Ampliar la duración del mandato de 5 a 7 años, reducir a una las vicepresidencias (ahora son dos) y la restauración del cargo de Primer Ministro. “Como ejercicio político, el referéndum está desfasado porque el contexto ha cambiado mucho desde 2005 (año del que data la actual constitución). El tiempo en el que se ha hecho no ha sido apropiado porque muchos de los cambios han sido mera supervivencia política. Hubiese sido mejor hacerlo sin una situación de crisis y con un debate constructivo. El partido en el poder lo ha hecho ahora no por el interés nacional, sino por mantener la posición”, explica Oscar Nduwarugira, secretario general de los Grupos Bíblicos Unidos de Burundi, que ha insistido en matizar que habla a título personal. “Al mismo tiempo, la oposición se ha manifestado contra el referéndum pero como un simple espectáculo político. Lo que muchos medios de comunicación no dicen es que aquellos que clamaban por la defensa de los Acuerdos de Arusha en 2005 (posteriores a la Guerra Civil y que sirvieron para redactar la actual constitución) son los mismos que se manifestaron en contra cuando se estaban firmando”, remarca.

 

¿NKURUNZIZA PARA SIEMPRE?

El resultado del referéndum ha sido de un 73% a favor de reformar la constitución y de un 19% en contra. “Ha habido un clima de miedo y de intimidación por parte de la policía y las juventudes Imbonerakure del CNDD-FDD contra los opositores. Desafortunadamente este proceso ha hecho que la mediación muera, ante el llamado de la comunidad internacional a un diálogo inclusivo dentro del país”, asegura Armel Niyongere, responsable de la Asociación para la Abolición de la Tortura en Burundi (ACAT, por sus siglas en francés). De hecho, según reporta Human Rights Watch, al menos 15 personas han muerto asesinadas durante la campaña.

La reforma de la constitución permite a Nkurunziza permanecer en el gobierno ininterrumpidamente hasta 2034, puesto que primero acabaría el actual mandato, hasta 2020, y después podría presentarse a las próximas dos elecciones, ya por períodos de siete años cada legislatura. Además, podría volver a presentarse a unos nuevos comicios en 2041, una vez se agotase el mandato después de su gobierno. Pese a contar con el marco legal, Nkurunziza ha anunciado este jueves que no piensa presentarse en 2020.“Creo que lo intenta, pero no lo conseguirá”, dice Emmanuel, una fuente en el país que ha preferido mantener su identidad en el anonimato por seguridad. “Para mí no se trata de una persona sino que es más un sistema político. Si alguien viene al país no verá tensión o crisis porque todo eso ha pasado antes. Somos gente que nos adaptamos a cualquier situación. Estamos aquí y son ciclos repetitivos. Ahora estamos afrontando las consecuencias de ciclos pasados. El problema es que veo a personas que están cansadas y quieren cambios rápidos. Habría alternativas si mirásemos a un futuro más a largo plazo. Mi temor es que una reacción a la situación de ahora nos llevaría a otro ciclo”, añade.

“Estamos viendo cómo aquellos que fueron privilegiados por el anterior gobierno están cediendo el lugar a una nueva generación de privilegiados por el actual gobierno”, apunta Nduwarugira, que asegura que hay inversiones extranjeras concentradas en crear industria y en la extracción de minerales, al mismo tiempo que se ha reducido el apoyo financiero de occidente provocando el aumento de las tasas y generando “un gran impacto en la población con poco recursos”.

 

“LA GENTE ES PRIMERO DE BURUNDI Y LUEGO CRISTIANA”

Según Joshua Project, cerca del 93% de la población de Burundi es cristiana, de los cuales un 27% evangélicos, entre los que estaría supuestamente el presidente Nkurunziza. “La mayoría son cristianos nominales”, dice Nduwarugira. “Con el impacto de la modernización el cristianismo fue introducido como un acto de civilización opuesto a las tradiciones burundesas, por lo que muchas personas han decidido vivir una doble vida mostrándose cristianas a nivel exterior pero manteniendo sus tradiciones internamente. Últimamente hay una proliferación de iglesias con todo tipo de enseñanzas no biblicas a causa de la falta de escuelas preparadas que puedan formar a ministros”, añade.

Algo que confirma Emmanuel, también creyente. “La iglesia en Burundi no está muy cimentada en la doctrina. De hecho las iglesias no están respondiendo a las necesidades aunque están implicadas. La gente en las iglesias es primero de Burundi y luego cristiana. La voz de las iglesias está confundiendo más que respondiendo”, señala.

“El cristianismo en Burundi es más parte del problema que no de la solución”, manifiesta Nduwarugira.

 

En 2015 se produjeron grandes protestas en el país después de que Nkurunziza anunciase su candidatura a un tecrer mandato, contra la ley. / Simon Maina, AFP, Getty Images

EL PAPEL DE LAS IGLESIAS EN LA SITUACIÓN

La Conferencia de Iglesias Católicas de Burundi (CECAB, por sus siglas en francés), ha emitido comunicados públicos contra las decisiones de Nkurunziza y su gobierno. “La Iglesia Católica de Burundi ha jugado un rol importante para repeler al gobierno y a favor del respeto los derechos de las personas y de la participación en un diálogo inclusivo para encontrar una solución a la crisis”, defiende Niyongere. Para Nduwarugira, en cambio, “los católicos no viven como cristianos serios. Por supuesto que, como bloque, se han posicionado en contra del gobierno, pero hay una gran número de párrocos que siguen apoyando a Nkurunziza”.

Las iglesias evangélicas, por su parte, han tomado diferentes posturas ante el esecenario en el país. “En 2015 se creó una situación en la que había iglesias cercanas a la oposición y otras que mantenían su apoyo al gobierno. También hay un tercer grupo, que serían aquellas que han decidido permanecer en silencio”, relata Nduwarugira, que considera poco probable que las iglesias alcen la voz “con un presidente y un partido de gobierno que proclaman poner a Dios por encima de todo, gestionando también así el control de las iglesias y limitando el pronunciamiento de los líderes de las comunidades”. De hecho, Protestante Digital ha contactado para este reportaje con la Unión de Iglesias Bautistas de Burundi (UEBB), con la Iglesia Bautista Libre de Burundi (FBCB), con la Iglesia Protestante Reformada de Burundi (EPRB), con la Iglesia Anglicana de Burundi, con representantes de la iglesia católica y con la Alianza Evangélica Africana (AEA), sin obtener respuesta o negativas de todas ellas. “Hay una gran cuestión que es la relación entre iglesias y Estado. Por eso pido oración, para que la gente de Dios no se mezcle en los asuntos del gobierno. Y también para que los cristianos se arraigan más a Dios y puedan hablar con relevancia de él. No es fácil seguir los preceptos de Dios en una situación donde hay mucha corrupción”, dice Emmanuel.

 

¿UN LIDERAZGO ETERNO?

“Quienes ven a Nkurunziza como un líder eterno no están entendiendo lo que pasa en el país y en el continente. Si Nkurunziza fuese el problema, entonces la solución sería echarle, pero aunque se marchase nuestro problema permanecería. Él es muy popular en el país y va a ser realmente difícil derrotarle en unas elecciones durante los próximos diez años, pero si gobierna es porque el sistema se lo permite. Es muy habitual que en África los presidentes sean los portavoces de un sistema dirigido realmente por generales. Así es como lo enmarcó occidente y todavía nos quedan años para cambiarlo”, declara Nduwarugira, que no cree que Nkurunziza pueda ser un “líder eterno” mientras perduren las tensiones geopolíticas entre los bloques del Este y el Oeste.

Según explica, el presidente de Burundi le ha vuelto la espalda a occidente para aliarse con Rusia y China. “La historia de África muestra que esta posición le ha costado el asesinato a muchos líderes. Occidente no se ha rendido y Rusia y China no le defienden porque le quieran en el poder, sino porque defiende sus intereses”, reitera.

En este sentido, espera que renuncie a presentarse a las próximas elecciones de 2020 porque de lo contrario, dice, “un magnicidio, un golpe de Estado o una guerra civil más destructiva estarían pendiendo sobre Burundi”.

Publicado en: PROTESTANTE DIGITAL - Internacional - Protestantes en Burundi: es una crisis de “sistema”, no sólo de presidencia