Evangélicos en Colombia: de las altas expectativas a las dudas

El voto evangélico parecía estar mayoritariamente con Viviane Morales, pero su renuncia a la carrera presidencial ha generado división. Las encuestas apuntan a una probable segunda vuelta entre los dos favoritos, Iván Duque y Gustavo Petro.

Daniel Hofkamp

ESPAÑA · 25 DE MAYO DE 2018 · 08:00

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Polarización, pactos que parecían imposibles, noticias falsas, acusaciones de fraude… Todos estos factores han acompañado las noticias previas de elecciones en los últimos 2 años en casi todo el mundo desarrollado. El caso de Colombia, que abrirá las urnas para elegir presidente este próximo domingo 27 de mayo, no es una excepción.

La larga e intensa campaña electoral concluye con dos favoritos, o eso al menos señalan las últimas encuestas. El candidato Iván Duque, del Centro Democrático, parte en cabeza, seguido por Gustavo Petro, de Colombia Humana. El primero, candidato del partido del ex presidente Álvaro Uribe, presenta una propuesta conservadora; el segundo, ex alcalde de Bogotá, trae una propuesta política de orientación socialista.

Será difícil, coinciden la mayoría de analistas, que cualquier candidato supere el 50% de los votos en esta primera vuelta, por lo que el escenario de una segunda vuelta se presume como el más probable.

 

EL VOTO EVANGÉLICO

Tal vez como en ninguna otra campaña presidencial reciente, los evangélicos han tenido una presencia mediática y política destacada. Gran parte de esta exposición pública se ha debido a Viviane Morales y su particular recorrido durante la campaña. Su renuncia a mitad de camino a llevar adelante una candidatura propia también ha provocado una gran cantidad de comentarios y valoraciones en los que también han participado pastores, iglesias y entidades cristianas.

En un hecho reconocido que tras el inesperado resultado en el plebiscito de 2016, el “factor evangélico” es algo a tener en cuenta y que ha merecido más estudio y atención tanto por los medios como por los partidos y la sociedad en general.

 

Iván Duque y Jhon Milton, coordinador de Colombia Justa Libres. / Colombia Justa Libres

“El voto cristiano evangélico será decisivo en la elección del próximo presidente”, explica el pastor Héctor Pardo, uno de los evangélicos clave en el desarrollo de las negociaciones del acuerdo de paz con las FARC.

Pardo cree que en esta campaña “todos han estado buscado a los evangélicos, pero la inmensa mayoría se inclina por el candidato Iván Duque; es el que ha prometido impulsar el pensamiento judeocristiano”.

Ronald Rodriguez, periodista evangélico de amplia experiencia afincado en Cartagena de Indias, coincide en ese interés general por captar el “voto cristiano” (en Colombia, los evangélicos son conocidos popularmente como los “cristianos”).

“Viviane Morales y su grupo se fueron a apoyar a Iván Duque (Centro Democrático), pero Germán Vargas Lleras (Mejor Vargas Lleras) también ha tenido adhesiones cristianas evangélicas. Las mega-iglesias son buscadas como oro por la mayoría de candidatos que ven en ellas votos, no creyentes”, reflexiona el periodista.

 

PASTORES MARCANDO PROPUESTAS

Algo más escéptico con el poder de convocatoria evangélico a la hora de determinar el voto por uno u otro candidato se muestra Lope Trujillo, pastor y analista político colombiano. “Las elecciones del pasado 11 de marzo mostraron la verdadera dimensión del “voto cristiano” en Colombia: 2,7% del censo electoral. Si bien ese porcentaje es insuficiente para definir unas elecciones presidenciales, sí permitió a la coalición “Colombia Justa-Libres” poner 3 senadores y un representante a la cámara. Cuando la candidata Viviane Morales aún figuraba en la baraja presidencial, mantuvo un lugar muy equivalente a ese porcentaje del 2,7%”, explica Trujillo.

Lo que sí percibe Trujillo es un interés por un acercamiento de los postulados morales conservadores a los estándares evangélicos. “No es casualidad la similitud que hay”, apunta, en estos postulados entre el Centro Democrático “y los de los líderes políticos de la iglesia cristiana. Desde el principio se notó que estaban manejando el mismo texto de base”. 

“Esto es una novedad, pues muestra un acuerdo previo entre el partido que va punteando las encuestas y el movimiento político cristiano. Antes del año 2002 esta fortaleza política en un movimiento liderado por pastores era impensable”, afirma Trujillo.

 

LAS DUDAS DE VIVIANE MORALES

Uno de los factores que complica la valoración sobre el voto cristiano tiene que ver con la renuncia a la carrera electoral por parte de Viviane Morales. La candidata apoyada por Colombia Justa Libres renunció a la candidatura para unirse a la campaña de Iván Duque. Tras unos primeros días de incertidumbre, también Colombia Justa Libres anunció que recomendaba el voto para el candidato de Centro Democrático.

“Viviane Morales decepcionó a muchos cristianos evangélicos”, reconoce Héctor Pardo. La abogada y experimentada política “ha recibido muchas críticas tras unirse a Iván Duque para impulsar su candidatura”, las cuales han dividido el sentir de un voto que parecía más unido en torno a su figura antes de su renuncia.

Así lo percibe también el periodista Ronald Rodríguez. “Se había logrado algo muy difícil: unir al pueblo evangélico colombiano en pos de una persona capaz desde lo intelectual y convincente desde lo espiritual”, pero “todo eso se derrumbó” al abandonar la candidatura, expresa el periodista. “El voto cristiano se quedó huérfano de candidato ciento por ciento cristiano y entonces salió a buscar “hogares sustitutos”, otros prefirieron deambular por la calle”.

 

Viviane Morales, en un acto electoral del Centro Democrático. / Fb Viviane Morales

Para el pastor y analista Lope Trujillo hubo dos momentos diferenciados: “la pre-campaña de Viviane Morales tuvo un glamour muy constitucional, incluyente. Mantuvo siempre una posición de estadista que atrajo a católicos y protestantes por igual”.

Sin embargo al empezar la campaña “ella empezó a sobre-espiritualizar sus presentaciones hasta el punto de que su lema fue ‘Llegó la hora de la fe’. Por esa razón, creó unas expectativas de tinte profético que terminaron por defraudar a los seguidores que esperaban un triunfo sobrenatural como el de Gedeón. Esto demuestra que las bases electorales cristianas todavía ven la política como una extensión de la ‘guerra espiritual’”, opina Trujillo.

 

MÁS MIEDO QUE ILUSIONES

Más allá de la situación de los evangélicos, el país entero enfrenta un momento decisivo, con el difícil reto del desarrollo de los acuerdos de paz, la situación socioeconómica del país, la delicada situación fronteriza con Venezuela o los diferentes modelos educativos y de organización familiar que caracterizan el debate político en Latinoamérica en estos momentos.

 

Gustavo Petro, en una imagen promocional de su campaña.

Para el pastor Héctor Pardo este proceso electoral tiene una inmensa importancia. “Enfrentamos la decisión de aceptar una nueva ideología: el socialismo del siglo XXI, que tiene como base la ideología Marxista-Leninista Hegeliana, y de esta forma acabar con la influencia de la ideología judeocristiana”, opina el pastor en referencia al candidato Gustavo Petro.

El analista político Lope Trujillo cree que las elecciones están marcadas por las tendencias globales: menciona la “post-verdad” como la herramienta de captación de votos de unos y otros. En su opinión se ha sobredimensionado “el tema de la ideología de género” y la dinámica electoral “se ha centrado en la construcción de narrativas amenazantes, que aglomeren al ciudadano en un cardumen irracional, movido por el miedo y no por el deseo de construir un mejor país”.

Coincide en el análisis Ronald Rodríguez: “Por un lado han vendido la idea de que si gana la presidencia un exguerrillero, el país se convertiría en una segunda Venezuela. También aseguran que otros dos candidatos si llegaran a ser elegidos, destrozarían los acuerdos de paz firmados entre el gobierno y la exguerrilla de las FARC. Pero al mismo tiempo los vientos de corrupción azotarían con más fuerza, si un cacique político se posesiona el próximo 7 de agosto de este año, así lo pronostican los sindicatos. Y como si fuera poco, también se da por hecho que un ex presidente gobernaría en cuerpo ajeno”.

El periodista percibe un ambiente de pesimismo, marcado por “la guerra sucia de noticias falsas y ataques vía redes sociales” que han caracterizado la campaña, en lugar de darse “un verdadero debate de ideas y propuestas”. Y aunque Rodríguez habla de Colombia, no resulta difícil a quien firma este artículo poner el nombre de cualquier otro país que haya vivido un proceso electoral en estos confusos tiempos.

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