Si Balaam y Balac se unen detrás está Satanás

En Pérgamo, todo el tinglado político-religioso del imperialismo idolátrico, con el que los nicolaítas querían fornicar, se desenmascara como "trono de Satanás".

13 DE MAYO DE 2018 · 12:00

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Peter John Maridable / Unsplash

Juan de Patmos estaba profundamente consciente de la realidad y la presencia del diablo, pero lo veía donde hoy día poco se percibe la influencia satánica: en íntima relación con el poder político y el poder religioso.

En los cap.12-13 Juan expondrá el esquema básico de su demonología: el dragón, que busca por todos los medios destruir al Cordero y frustrar el Reino, se encarna en una primera bestia del mar, de carácter político, y en una segunda bestia, un profeta falso de enorme poder religioso.

Las siete cartas hacen cuatro referencias a Satanás.  En los mensajes a Esmirna y Filadelfia, la sinagoga que se había aliado con las fuerzas idolátricas del imperio se tilda de "sinagoga de Satanás" (2.9; 3.9).  En Pérgamo, todo el tinglado político-religioso del imperialismo idolátrico, con el que los nicolaítas querían fornicar, se desenmascara como "trono de Satanás" (2.13).

Y las doctrinas de Jezabel se clasifican (quizá en las mismas palabras de ella) como "las profundidades de Satanás" - la racionalización teológico-ideológica de su componenda con el imperialismo blasfemo.  Obviamente, Juan ve todo el sistema imperial como permeado de presencia diabólica.

La carta a Pérgamo comienza dramáticamente cuando el Señor asegura al ángel (!) "Yo sé dónde tu resides: ¡donde el trono de Satanás!".

¿Habrán reconocido los nicolaítas, seguidores de la enseñanza de Balaam, que vivían en las entrañas de un sistema satánico?

¿Nos daríamos cuenta nosotros si viviéramos "donde mora Satanás"?  O como los nicolaítas, ¿lograríamos arreglárnoslas para co-existir como buenos vecinos de tal señor?

Corresponde a cada uno preguntarse: ¿Tiene Satanás su residencia establecida en mi ciudad?  ¿Ha levantado el dragón su trono en mi patria?

Es muy fácil ver lo demoníaco en los sistemas políticos antagónicos al nuestro, pero muy difícil reconocerlo bajo nuestras propias narices.

Según todo el libro del Apocalipsis, Satanás mora donde se sacraliza el sistema socio-político; donde se legitiman religiosamente proyectos de prepotencia internacional (cf Babel, Gn 11) y de imperialismo expansionista; donde se rinde culto a los "frutos codiciados" del comercial consumista (18.14).  Definitivamente, es posible estar viviendo "en las entrañas de la bestia", como decía José Martí, sin siquiera darse cuenta.  Es posible "morar donde mora Satanás".

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