En memoria de Manuel Molares Porto

Como otros muchos, fue represaliado por leer la Biblia y ser acusado del delito de “protestante”.

02 DE MAYO DE 2018 · 18:54

José Luis Fernández Carnicero y Manuel Molares.,
José Luis Fernández Carnicero y Manuel Molares.

Los días inolvidables que no surgen de la nada. Emanan de una amistad, de un evento importante o de un hecho trascendental. Es por eso que la amistad que me unía a Manuel Molares, junto a su condición de Decano de los protestantes, de los buenos momentos que vivimos juntos y  por su partida a la eternidad, me hacen escribir unas letras de esperanza, con las lógicas lágrimas que suponen su ausencia.

Le conocí hace más de 45 años. Yo solo era un niño que asistía con mis padres a las reuniones de fin de año de Marín, y cuando pasó el tiempo, tuve la inquietud de tener más contacto con él. Sabía que como otros muchos, fue represaliado por leer la Biblia y fue acusado del delito de “protestante”. Su vida bajo el pseudónimo de Manuel Liñares Couto, novelada por  Xavier Alcalá, cuenta sin rencor las dificultades de una tremenda persecución. Liñares y Couto son dos topónimos de su querida Salvaterra que con cariño me describía a menudo.

Molares predicaba en los cultos evangélicos y llegó a tener responsabilidades en alguna iglesia. Visitaba con frecuencia las de Ares, Soaserra y Cardeita. Sin embargo nunca tuvo el llamado de dedicarse a tiempo completo como pastor. Con todo, fue un defensor de los derechos de los protestantes en numerosas ocasiones. También fue pionero, a sus 80 años, de la creación del Consello Evangélico de Galicia, y tuvo el cargo de Conselleiro de Comunicación de dicho Consello desde su creación en 1997.

Un día inolvidable es el 5 agosto del año 2010, que junto con mi familia disfrutamos de Molares todo un día en Pontedeume. Visitamos “As Fraga do Eume” y en el monasterio de Caaveiro, la guía dejó que Manuel diese la charla. Era un visitante de excepción. Después de la comida visitamos San Miguel de Breamo y acabamos en su casa observando cómo guardaba con esmero fotografías, libros y escritos, entre las que estaban las “Crónicas Bárbaras” de su hijo Manuel. Después de ese día hablábamos por teléfono con frecuencia y nos escribíamos por email mucho más. Sus 93 años no le impedían manejar las nuevas tecnologías ni alertar de nuevos peligros a los protestantes.

El 1 de mayo de 2018 partió a su morada eterna, como un obrero de 101 años que ha acabado la carrera y ha alcanzado la fe. No olvido su certeza en el Evangelio y su trabajo por difundir la Biblia por todos los lugares por los que transitó. Otro día para recordar.

 

José Luis Fernández Carnicero es profesor y miembro de la iglesia evangélica de Hermanos de Ourense.

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