Si surge un Balaam, hay cerca un Balac

Cuando aparece un Balaam (falso profeta) no está lejos un Balac (rey de la tierra, emperador) dispuesto a instrumentar su enseñanza.

29 DE ABRIL DE 2018 · 12:00

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Mark Daynes / Unsplash

La carta a Esmirna, con la relación entre la sinagoga y el imperio, ya nos planteó el problema del contubernio del poder religioso con el poder político.  En la carta a Pérgamo y a Tiatira, este problema toma la forma de la alianza entre el falso profeta y el rey.

Más adelante, en cap.13, encontraremos a la bestia (poder político) y el falso profeta (poder religioso, al servicio del imperio).  "Los cristianos debemos recordar siempre", nos señala Ricardo Foulkes (1989:36), "que cuando surge un Balaam (falso profeta) no está lejos un Balac (rey de la tierra, emperador) dispuesto a instrumentar su enseñanza".

El mensaje de Balaam y Jezabel es siempre el mismo: está siempre la tentación de una pacífica co-existencia entre Dios y Mamón, entre la adoración de Cristo y el culto a César.  Siempre nos invitan a "conformarnos a este siglo".  Pero detrás de Balaam estaba Balac, al lado de Jezabel estaba Acab.  Detrás del sumo sacerdote del emperador en Éfeso estaba Domiciano en Roma.  Consciente o inconscientemente, la falsa profecía de la religión civil está al servicio del poder imperialista, para legitimar y hasta sacralizarlo.

Esto nos coloca ante el gravísimo problema del papel ideológico de la iglesia en América, tanto al norte como al sur del Río Grande. En América Latina, los conquistadores españoles llegaron con toda una teología para sacralizar su proyecto expansionista y genocida,[3] y a través de los siglos la iglesia ha seguido cumpliendo ese papel legitimador para el régimen de turno. En recientes décadas, cuando diferentes pueblos latinoamericanos han estado subyugados por sangrientas dictaduras, ¿ha sido la iglesia una verdadera voz profética, de la verdad y la justicia, o se ha puesto al servicio de la tiranía?

En este contexto, merece estudiarse cuidadosamente la influencia del concepto expansionista de "destino manifiesto" en los inicios del movimiento protestante en América Latina,[4] como también el papel ideológico de las iglesias evangélicas en la vida política de nuestros países.  Dentro de Norteamérica, ¿ha sido auténticamente profética la presencia de la iglesia, o tendría que arrepentirse por haber jugado el papel legitimador de falso profeta?

Bastante revelador al respecto sería un análisis profético-ideológico de la predicación de los evangélicos estadounidenses en correlación con las sucesivas crisis nacionales (Vietnam, Watergate, Centroamérica, etc.), y específicamente de los sermones patrióticos que se suelen predicar cada año para el 4 de julio. 

Por ejemplo, el siete de julio de 1991, a pocos meses de la guerra del Golfo, un famoso telepredicador evangélico inició su sermón del día con la siguiente declaración:

Acabamos de celebrar el cuatro de julio, y quiero decirles a todos esos veteranos de Desert Storm: Alabamos a Dios por ustedes; les bendecimos, oramos por ustedes... y por todos ustedes que son policías, que están en el camino de peligro, damos gracias a Dios por ustedes.

(Esa bendición de la policía respondía obviamente al escándalo por la brutal paliza contra Rodney King, filmada por una casualidad y transmitida por todos los medios de comunicación).

En años de elección presidencial, ya desde hace décadas, muchas iglesias protestantes se dejaron convertir en otros núcleos más de la campaña política.  En 1992, por ejemplo, muchos sermones patrióticos, especialmente en las fechas de significación política como el 4 de julio o el "Memorial Day", eran básicamente versiones bautizadas de la plataforma republicana (o muchísimo menos frecuentemente, demócrata).  El orden de culto también se inscribió muchas veces en el mismo proyecto, anunciando como "himnos" a una serie de canciones patrióticas más apropiadas para mitines políticos.

¿Qué decir de un culto que se inicia con un "Llamado coral a la adoración" con la canción patriótica "This is my Country" (Esta patria es la mía), el "Himno de Adoración" es "America The Beautiful" (América la bella), y el "Himno Final" es "From Sea to Shining Sea" (de mar a cristalina mar)?  Hasta el Himno Nacional se incluyó en la adoración.  Si el lenguaje humano todavía tiene significado, las palabras y la sintaxis de esta liturgia patriótica nos avisan (sin quererlo ni darse cuenta) que se está adorando a la Patria.

Es urgente en los Estados Unidos, y en ciertos sectores del cristianismo en otros países del continente, preguntarse si no estamos frente a un nicolaítismo muy extendido dentro de la iglesia.  ¿En qué punto o qué momento el patriotismo se convierte en idolatría?  ¿En qué punto la comunidad de fe se convierte en "iglesia vendida" a los intereses del sistema?  ¿Cómo distinguir cuándo la iglesia está siendo valientemente fiel a su tarea profética y ética (como los profetas, y como Juan de Patmos), y cuándo se está prestando para la legitimación religiosa de causas y proyectos que contradicen al "reino de Dios y su justicia"?

¿Qué nos diría Juan de Patmos hoy en nuestras tierras americanas?  ¿Qué nos diría el que tiene la espada de dos filos y los ojos de fuego?

 

 NOTAS AL PIE

[3] Ver p.ej. J. Stam, "Exégesis Bíblica en la Teología de los Conquistadores", Boletín Teológico #47/48 (12.92), pp. 267-272.

[4] Ver Rubén Lores "El destino manifiesto y la empresa misionera" (1979:207-228).

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