¿Has nacido de nuevo?

Cómo saber si somos salvos o no.

28 DE ABRIL DE 2018 · 21:50

Foto: Pixabay.,
Foto: Pixabay.

Dijo el Cristo, “De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios” (Juan 3:3). Es imposible entrar en el reino de Dios sin el nuevo nacimiento.

¿Qué es el nuevo nacimiento? Es algo misterioso que va más allá de la esfera humana. Se produce por el poder del Espíritu Santo.

Como recalca Jesús, “El viento sopla de donde quiere y oyes su sonido; mas ni sabes de dónde viene ni a dónde va; así es todo aquel que es nacido del Espíritu” (Juan 3:8).

Las palabras ‘viento’ y ‘Espíritu’ en griego son intercambiables tanto en arameo como en griego. Nuestro Señor estaba jugando con palabras revelando que la regeneración (el término teológico que se utiliza para hablar sobre el nuevo nacimiento) depende únicamente del soplo del bendito Espíritu de Dios.

Así como nadie puede producir su propio nacimiento en la carne, tampoco no hay quien se regenere a sí mismo. El nuevo nacimiento se conoce por los frutos que engendra en la persona regenerada.

Hoy, vamos a mencionar cinco efectos de la regeneración para que podáis examinaros a la luz de la Palabra del Señor.

1.- Primer efecto de la regeneración: conversión

La conversión quiere decir fe y arrepentimiento. La fe se trata de creer en la muerte y resurrección de Cristo por amor a los pecadores mientras que el arrepentimiento tiene que ver con alejarse y huir del pecado.

Ambos (tanto la fe como el arrepentimiento) son regalos de Dios. La conversión provoca un giro de 180 grados en el corazón del creyente.

El que de verdad ha nacido de nuevo ya no vive como antes. El eje de su ADN ha cambiado. Ahora come, bebe y vive exclusivamente para la gloria de Dios.

Su meta en todas las cosas es glorificar a Dios y disfrutar de Él para siempre. Es una persona convertida.

2.- Segundo efecto de la regeneración: nuevos afectos

El regenerado se encuentra con una nueva disposición en el alma, labrada por el Espíritu de Dios en él. Empieza a odiar las cosas que antes amaba y a amar las cosas que antes odiaba.

Se convierte en una nueva criatura con nuevos apetitos y afectos.

Es el cumplimiento de la profecía de Ezequiel 36:26-27, “Os daré corazón nuevo y pondré espíritu nuevo dentro de vosotros; y quitaré de vuestra carne el corazón de piedra y os daré un corazón de carne. Y pondré dentro de vosotros mi Espíritu y haré que andéis en mis estatutos y guardéis mis preceptos y los pongáis por obra”.

3.- Tercer efecto de la regeneración: fruto del Espíritu

Ya que Dios hace un trasplante de corazón en los redimidos, la consecuencia de dicha obra es santidad.

Según la profecía de Ezequiel 36:26-27, el cambio de corazón garantiza una caminata en santidad delante del Señor porque una oveja ya no puede deleitarse en el lodo de la iniquidad.

 

El Espíritu produce una vida fructífera en los redimidos. / Pixabay.

Las Escrituras hablan del fruto del Espíritu como una clara muestra de que alguien ha nacido de nuevo: amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza (Gálatas 5:22-23).

No quiere decir que el nuevo creyente sea perfecto ni infalible; no obstante, habrá fruto para la gloria de Dios.

4.- Cuarto efecto de la regeneración: amor hacia el pueblo de Dios

El que ama a Dios, ama a su esposa. Es imposible ser creyente y no querer estar con otros hermanos en la fe. El congregarse es una fuerte necesidad interna impuesta por el Espíritu de Dios.

Uno que de verdad conoce a Dios se goza en reunirse con sus hermanos con el fin de alabar al Señor.

1 Juan es una carta corta que entrelaza el amor hacia Dios con el amor hacia nuestros hermanos. Razona el apóstol de la siguiente manera: “El que no ama a su hermano a quien ha visto, ¿cómo puede amar a Dios a quien no ha visto?” (1 Juan 4:20).

Las ovejas andan juntas. El que ha nacido de lo alto necesariamente tendrá ganas de estar con el pueblo de Dios.

5.- Quinto efecto de la regeneración: pasión por la Palabra

Jesús nos da la promesa de que, “Mis ovejas oyen mi voz” (Juan 10:27). Las cabras no soportan la predicación de la Palabra de Dios; sin embargo, es una fuente de bendición para las ovejas.

El Espíritu no solamente emplea la Palabra en la regeneración del pecador para que nazca de nuevo (1 Pedro 1:23) sino que usa esta misma Palabra para ir santificando al creyente todos los días de su vida hasta que no esté en la tumba. La Palabra de Dios nos santifica (Juan 17:17).

Aplicación

A la luz de lo que hemos comentado hoy, permíteme hacerte una pregunta: ¿has nacido de nuevo?

  • ¿Te has convertido de verdad? ¿Hay indicios de fe y arrepentimiento en tu vida?
  • ¿Tienes nuevos afectos en el alma?
  • ¿Se ve el fruto del Espíritu en tu caminar?
  • ¿Tienes ganas de estar con el pueblo de Dios?
  • ¿Amas la Palabra de Dios?

Mi deseo y mi oración por ti, querido lector, es que nazcas de nuevo por el poder de Dios. Si sabes que estás lejos de Cristo, clama a Dios para que tenga misericordia de ti.

Dile: “Señor, sálvame por el poder de Cristo y la obra del Espíritu. Hazme nacer de nuevo. Regenera mi alma para que viva yo para tu gloria. Amén”.

Publicado en: PROTESTANTE DIGITAL - Brisa fresca - ¿Has nacido de nuevo?