Fieles son las heridas del que ama

¡Oh amigo! prefiero tus lances, tus heridas, pues son el espejo en el que encuentro el reflejo de quién verdaderamente soy.

30 DE ABRIL DE 2018 · 05:05

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Fieles son las heridas del que ama; pero importunos los besos del que aborrece. Proverbios  27:6

Tus consejos amigo mío resultan gravosos. Quisieran mis oídos oír algo menos costoso de ejecutar, una acción más liviana y en la que no tenga que someterme por completo.

No quiero oírte, sé que aunque certeras tus palabras, son coordenadas que implican un cambio brusco de dirección.

Tus exhortaciones son fruto del amor que me tienes, de tu preocupación hacia mi persona.

No te limitas a observar desde la linde del sendero, cruzas la verja que separa nuestras tierras, te atreves a rebasar fronteras y lo haces porque sabes cuánto bien me hace sentirte cerca.

Sin embargo, cuan atento están mis oídos a las aparentemente dulces expresiones de los que no sabiendo nada, desconociéndolo todo, transmiten con ligereza sus halagos hacia mi persona.

Mienten sus labios cuando se deshacen en elogios volcando sobre mí una continuada lluvia de desmerecidos piropos que son producto de artimañas enrevesadas y bien tejidas.

Torpemente he de reconocer que en muchas ocasiones necesito esos aplausos, los mendigo aun sabiendo que son importunos, plagados de egoísmo, tamizados por un sentimiento de alarmante egocentrismo. 

¡Oh amigo! prefiero tus lances, tus heridas, pues son el espejo en el que encuentro el reflejo de quién verdaderamente soy.

El dolor que me provocan tus verdades me confrontan con quién soy, mostrándome con claridad el sendero por el que han de transitar mis pies, una senda estrecha, angosta, dificultosa de caminar pero que tiene como recompensa una meta inigualable en belleza y eternidad.  

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