Lutero y el trabajo

Lutero nos recuerda que sólo en las manos del Señor podemos vivir confiados.

27 DE ABRIL DE 2018 · 09:00

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“Por lo tanto, buscad primeramente el reino de los cielos y el hacer lo que es justo delante de Dios, y todas esas cosas se os darán por añadidura”. Mt 6,33

Hace poco, mientras leía “El Precio de la Gracia. El Seguimiento”, de Dietrich Bonhoeffer, encontré que en la página 126 el autor hacía mención a un texto escrito por Lutero. Lleva como referencia el versículo que encabeza este artículo y me pareció ilustrativo para la celebración del uno de mayo, día del trabajador. Aunque a algunos les pueda parecer anticuado y fuera de lugar para nuestro tiempo, le veo la fuerza de hacernos volver a los comienzos de la fe, nos recuerda que sólo en las manos del Señor podemos vivir confiados.

Ningún animal trabaja para alimentarse, pero cada uno tiene una obra que realizar, con la que busca y encuentra su alimento. El pájaro vuela y canta, construye su nido y procrea sus pequeñuelos, este es su trabajo, pero no se alimenta de él. Los bueyes labran, los caballos transportan pesos y combaten, las ovejas dan lana, leche y queso; esta es su obra, pero no se alimentan de ella; es la tierra, por el contrario, quien produce la hierba y los alimenta con la bendición de Dios. Del mismo modo, es bueno y necesario que el hombre trabaje y haga algo, pero también debe saber que no es su trabajo el que le alimenta, sino la abundante bendición de Dios, aunque parezca que es su trabajo quien le alimenta, porque Dios no le da nada sin su trabajo. Aunque el pájaro no siembre ni recoja, moriría de hambre si no volase en busca de su alimento. Pero el que descubra este alimento no proviene de su trabajo, sino de la bondad de Dios. Porque ¿quién ha puesto el alimento en tal lugar para que él lo encuentre? En efecto, donde Dios no ha puesto nada, nadie encuentra nada, y todo el mundo se mataría trabajando y buscando (Lutero).

Ante el estado actual de pobreza, hoy menos que nunca podemos soltarnos de este texto, más bien tenemos que grabarlo en nuestro corazón, pues nos anima y hemos de animar a los demás a continuar con la confianza y esperanza puesta en Dios. Sin dejar de trabajar en lo que cada cual tenga asignado, sin desinhibirnos de nuestras responsabilidades, ya sean materiales o espirituales, hemos de rogarle la bendición de los alimentos, no sólo para nosotros sino para todos; pedirle luz para descubrir dónde se encuentran, para que tantos extraviados que no consiguen dar con la comida por más que estudien y por más que trabajen, por más que salgan al extranjero o que lo busquen desde el ordenador personal de casa, o que se pateen las ciudades entregando su currículo, puedan comer.

Publicado en: PROTESTANTE DIGITAL - Tus ojos abiertos - Lutero y el trabajo