Desde el corazón a la ciudad

Dos pastores publican El cor de la ciutat, un libro que conecta las enseñanzas bíblicas y la experiencia de fe con la vida y el carácter de Barcelona.

Jonatán Soriano

BARCELONA · 20 DE ABRIL DE 2018 · 11:00

El equipo de El cor de la ciutat durante la presentación en el local de la iglesia protestante de Ciutat Nova. Comenzando por la izquierda, Àngels Codina, Pablo Pasadas, Rubèn Pocull, Xavier Memba y Guido Groeneveld. / Jonatán Soriano,
El equipo de El cor de la ciutat durante la presentación en el local de la iglesia protestante de Ciutat Nova. Comenzando por la izquierda, Àngels Codina, Pablo Pasadas, Rubèn Pocull, Xavier Memba y Guido Groeneveld. / Jonatán Soriano

La ciudad está llena de palabras porque la habitan personas y la existencia suele ir acompañada de una declaración. “Las palabras tienen el poder de transformar nuestras vidas”, asegura Xavier Memba. Él y Rubèn Pocull son los autores de El cor de la ciutat (El corazón de la ciudad). Un libro que busca revolucionar la esencia, el carácter de Barcelona, donde ambos pastorean una iglesia protestante. Concretamente en una zona del distrito de Sant Martí que destaca, en parte, por ser un extraño proyecto urbanístico digno de estudio, y que ha servido de laboratorio para gestar esta obra.

En la esquina de una manzana coinciden una gasolinera low cost y uno de esos restaurante chinos gigantescos. Al otro lado de la calle se extiende un parque que parece recién sacado de algún bolsillo mágico. Esa idiosincrasia, la recoge muy bien El cor de la ciutat, título que por cierto es un guiño a una de las series más aclamadas de la televisión catalana. Barcelona como una ciudad que se extiende hacia todas partes, llena de elementos que confluyen y de palabras que buscan abrirse paso y ocupar el mayor espacio posible. “Es una declaración de amor de los autores a la ciudad”, dice Guido Groeneveld, que ha dirigido el diseño artístico y la compaginación de la obra. “No es sólo una declaración de amor, sino un compromiso. Han creado un puente desde una cosmovisión cristiana”, añade.

 

La iglesia de Ciutat Nova también acogerá una exposición con las ilustraciones del libro hasta el 23 de abril. / J. Soriano


UN PROYECTO CORAL

Aunque realmente son dos las voces que han escrito El cor de la ciutat se pueden percibir muchas realidades de la tan diversificada Barcelona. El barrio de Gracia, donde el pequeño comercio todavía resiste. La amplitud, siempre pequeña, de las ramblas. O las vistas desde el Tibidabo. El formato de ensayo se ve renovado a través de la reflexiones bíblicas en las que se basa el texto. Un añadido que no da muestras de esfuerzo por encajar sino que fluye, como si estuviese ahí mismo, en la ciudad. Por ejemplo, el episodio de la tentación de Satanás a Jesús, cuando le ofrece todo. “Lo que nosotros leemos en catalán como te daré, en la versión latina de la Biblia es tibi dabo”, puede leerse en el segundo capítulo, y acto seguido lo relaciona con la vista de toda la ciudad desde la montaña.

 

Portada del libro.

Pero también son elementos rompedores las ilustraciones con las que se inicia cada capítulo, realizadas por Pablo Pasadas. Pasadas, al igual que la editora del libro, Àngels Codina, no provienen del ámbito protestante, por lo que la identidad del libro en sí ya se define como inclusiva y es fiel desde el principio al objetivo de conectar la Biblia con esa ciudad en la que los autores viven y exponen su creencia. “No soy protestante pero creo que todo el mundo tiene una noción religiosa”, apunta Codina. También la imprenta donde se ha materializado la obra forma parte del barrio donde se encuentra la iglesia que pastorean Memba y Pocull.

Amplían las voces el teólogo y pastor italiano, Leonardo de Chirico, encargado del prólogo, y el periodista y director de Evangelical Focus, Joel Forster, con el epílogo.

 

El libro, además de tener un carácter de conexión entre Biblia y sociedad, es una clara apuesta de cohesión local. / J. Soriano


UN GUIÑO A LA CULTURA POPULAR

Charles Dickens, William M. Thackeray, Federico García Lorca, Antoni Gaudí, los Juegos Olímpicos del 1992. El libro en sí es un guiño a la cultura popular, sin complejos ni reparo. Para que las palabras que El cor de la ciutat quiere transmitir, los autores han reconocido la necesidad de internarse en los mismísimos cimientos de la ciudad. Pasear por el barrio del Raval, considerado marginal por muchos, y recorrer el eterno e irrepetible Eixample, con su minuciosa ordenación urbanística. “Las palabras de Jesús han llegado a cambiar individuos, ciudades y naciones”, remarca Memba.

 

La relación del texto bíblico con la realidad de la ciudad se vuelve natural y encaja sin esfuerzo. / J. Soriano

Los autores toman el concepto de la ciudad como un espacio concreto (quizá del camino de la parábola del sembrador), en el que se agrupan cientos de miles y millones de personas con infinidad de pensamientos, deseos, objetivos y palabras. Un relato que, aunque muy diferente en la forma, puede recordar a algunos capítulos del libro de Hechos, en el que el médico Lucas se detiene a describir algunos detalles de las antiguas ciudades-Estado griegas y del Asia Menor. “A lo largo de la Biblia la ciudad está presente. La gran ciudad es importante. Dios la ama y nosotros queremos implicarnos”, dice Pocull.

Una alusión práctica y vívida, en definitiva, a la Nueva Jerusalén que, al mismo tiempo, comparte una sed de renovación para la existencia y la razón de ser de la metrópolis.

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