Veintitrés de abril, Día Internacional del Libro

Leamos. Cada cual busque su estilo, su rato, su hora para hacerlo. Pero leamos y disfrutemos de esos nuevos espacios que se abren ante nuestros ojos.

20 DE ABRIL DE 2018 · 09:00

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El Día Internacional del Libro es una conmemoración celebrada a nivel mundial con el objetivo de fomentar la lectura, la industria editorial y la protección de la propiedad intelectual por medio del derecho de autor. Desde 1995 es una celebración internacional promovida por la UNESCO, el 23 de abril de 1996 se inició en varios países y en 2008 la celebración ya había alcanzado más de cien. ​

A pesar del trabajo, a pesar del cansancio, a pesar del sueño y de todas mis responsabilidades, me encanta leer. Quisiera tener más y más ojos para disfrutar de cuantos libros se encuentran a mi alcance.

Cuando la persona que se sienta junto a mí en el autobús abre su libro, en ese instante la tengo ya por compañera de camino, pues llevo el mío también y cada cual descubre otro mundo, ya sea parecido o diferente.

Cuando veo a alguien en un parque con una novela abierta entre sus manos, siento envidia de sus ojos y la curiosidad me invade, me gustaría saber qué está leyendo, por qué sonríe, qué siente en esos momentos.

Cuando coincide que paso delante de un colegio y veo que los chavales entran con la mochila cargada de libros, siento envidia de sus ojos. ¡Tienen tanto que aprender! Lo que para algunos, al ser jóvenes, puede resultar una carga pesada, será más adelante la llave que abrirá su futuro.

Antes de viajar en tren, cruzo el umbral de las librerías de la estación. Se me hace la boca agua y las pupilas se me ensanchan ante tanta hermosura y tanto tiempo del que puedo disfrutar leyendo hasta llegar a mi destino. Me arrimo a cualquiera de los clientes que, ante alguna estantería, sostenga un libro abierto porque siento envidia de sus ojos, a hurtadillas procuro descubrir el título, el autor.

Reconozco que esta pasión se debe a que se me enganchó la pasión por la lectura en alguna parte del camino de la infancia. En el ámbito social de mi pasado, la lectura se consideraba una pérdida de tiempo. Sin embargo, he tenido la oportunidad de volver atrás y desengancharla, me he desquitado a gusto. Si no lo hubiera hecho, hace años que habría comenzado a morir de vieja.

Leamos. Cada cual busque su estilo, su rato, su hora para hacerlo. Pero leamos y disfrutemos de esos nuevos espacios que se abren ante nuestros ojos.

Leamos todo tipo de escritura sin olvidarnos del libro principal que alimenta nuestra fe.

Publicado en: PROTESTANTE DIGITAL - Tus ojos abiertos - Veintitrés de abril, Día Internacional del Libro