Mimo

De nada sirve un mimo que no realiza los movimientos del modelo que ha escogido.

Colombia · 17 DE ABRIL DE 2018 · 19:43

Foto: Alex Briseño (Flickr),
Foto: Alex Briseño (Flickr)

Ser mimos es atreverse a desempeñar uno de esos oficios insólitos. Se trata del estudio y memorización de los ademanes y estados de ánimo de otros e ir por ahí, por las calles de siempre, desarrollando la parábola de una vida ajena. El modo de ser de un mimo es no ser él.

Un mimo esbozará una filosa sonrisa para mostrar felicidad o anegará sus mejillas con lágrimas dibujadas de dos pulgadas y media para teatralizar la tristeza de un transeúnte. Si al caminar por cualquier calle de la ciudad sentimos como si nuestros propios zapatos nos están pisando los talones, ha de ser uno de esos mimos insólitos que camina tras nosotros y que se ha tomado el trabajo de ponernos incómodamente de moda, aunque sea por unos instantes.

Definitivamente, un mimo es alguien que vale por dos.

Toda persona es un mimo esencial. La gente procura hacer lo que otro hace. Se copian palabras, gestos, actos, estilos de vida. Los cristianos no escapamos a esto. Hemos venido a ser mimos (del griego ¨Mimetai¨) del Señor y de sus siervos  (1º Tes 1:6). Estamos desafiados a pisar en las huellas de los buenos modelos; sobre todo del mejor, Jesucristo. Los cristianos estamos inmersos en Cristo, situados en su meridiano, somos su retrato hablado actuando para un teatro de ojos.

Sin embargo, de nada sirve un mimo que no realiza los movimientos del modelo que ha escogido. Un mimo así desprestigia su profesión y debería dedicarse a otro oficio como la medicina, las leyes o la política. Un auténtico mimo deja que otro elija los movimientos y él solo los sigue. Del mismo modo, el mundo espera ver de los cristianos como se sigue verdaderamente a Jesucristo. Probablemente muchos no lo seguirán; pero admirarán a quienes lo hagan paso a paso, movimiento tras movimiento.

Vale aquí, en este apretado documento, preguntar: ¿tenemos a Jesucristo como modelo a seguir? ¿Seguimos sus movimientos, pisamos en sus huellas? ¿Dejamos que sea El quien determine nuestro andar y reposar…? ¿Estamos tan rendidos a Cristo que lo único que consideramos elegir es que Él elija por nosotros?

 

Iván Castro Rodelo - Pastor - Barranquilla (Colombia)

Publicado en: PROTESTANTE DIGITAL - IVÁN CASTRO RODELO - Mimo