Sobre el camino más excelente

De algunas ciudades de España y también de otros países me han llegado reacciones a mi artículo publicado en “Protestante Digital” el pasado 8 de marzo.

28 DE MARZO DE 2018 · 09:20

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De algunas ciudades de España y también de otros países me han llegado reacciones a mi artículo publicado en “Protestante Digital” el pasado 8 de marzo con el título “El Camino más Excelente”.

De los últimos destaco el que escribe desde Costa Rica Plutarco Bonilla Acosta. El señor Bonilla es canario, de Las Palmas. Desde hace muchos años reside en Costa Rica. Es catedrático de griego, idioma que estudió en Atenas. Profesor de filosofía en la Universidad de San José. Durante años fue rector del famoso Instituto Bíblico de Costa Rica, y traductor de la Sociedad Bíblica para la revisión de la versión Reina-Valera.

Nunca he visto la copa de un pino, pero he leído que para destacar las cualidades o conocimientos de alguien se dice que es como la copa de un pino. La figura me vale para resaltar la profundidad cristiana de Plutarco Bonilla.

En carta recibida por internet, Plutarco me dice:

“Te escribo en relación al artículo que has escrito en “Protestante Digital” sobre “El camino más excelente”. Yo no sé quiénes lo leerán, y si lo leerán sin pre-juicios, porque algunas de las notas que leo en quienes escriben comentarios a artículos que publican en esa revista me muestran un protestantismo español retrógrado, carente de amor, dogmático e intransigente, “encastillado” en su propio ego, pues creen que ellos son los únicos que tienen la “doctrina” correcta y se vuelven inquisidores --como ese señor que escribe con frecuencia y… que es una lástima que tenga ese apellido--. Últimamente he estado reflexionando sobre eso de “la doctrina” (y te confieso que aborrezco la expresión “sana doctrina”, porque todos los grupos que se denominan evangélicos se creen poseedores de esa “sana doctrina”). Yo hago una distinción entre “enseñanza” y “doctrina”. De hecho, considero que algunos textos en los que Reina usa la palabra “doctrina” habrían sido mejor traducidos si hubiera usado la palabra “enseñanza”. La doctrina fosiliza, se transforma en “dogma”, se vuelve fría e inmutable y tiende a hacer a las personas intransigentes, porque hasta a Dios trata de encasillar. La enseñanza, al contrario, es dinámica. Los relatos de los Evangelios creo que lo muestra así, si los leemos con sumo cuidado. (Hace tiempo comencé a escribir un artículo que luego deje a medias. Lo titulé “Renuncio a la teología”, y decía que si Dios es, por definición misterio, ¿cómo se puede hacer un “logos” de ese misterio? En vez de Teo-logía deberíamos preocuparnos por hacer una Jesus-ología. Rembao decía que Cristo no es como Dios; Dios es como Cristo. Tenemos que aprender a leer las epístolas del NT a la luz de los relatos de los Evangelios, porque hasta ahora lo estamos haciendo al revés: leemos los Evangelios a la luz de las epístolas”.

Quienes deseen comunicarse con el autor pueden hacerlo a este correo: [email protected]

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