Viaje al pulmón islamista de Nigeria

La tiranía del grupo radical islámico Boko Haram no es la única pesadilla de los cristianos del noroeste de Nigeria (y en menor medida también de los musulmanes moderados). Hasta la fecha, doce estados del norte de Nigeria han adoptado ya la ley ‘sharía’ y el rechazo a la comunidad cristiania minoritaria es universal en todos los estados norteños. Durante su estancia en uno de estos estados, Nataniel*, trabajador de Puertas Abiertas, observó que a pesar de que los cristianos están exentos de someterse a la ley ‘sharía’, siguen siendo igualmente víctimas de una amplia gama de prácticas intolerantes por parte de los islamistas. Así nos lo cuenta en primera persona.

Estoy en el norte de Nigeria para documentar cómo sobreviven, e incluso en algunos casos prosperan, los cristianos en medio de una cultura en la que se aplica la ley ‘sharía’. Las continuas llamadas telefónicas son parte de la realidad cotidiana de mi colaborador nigeriano. Los interlocutores denuncian casos de persecución u ofrecen colaborar con nosotros para apoyar a la comunidad cristiana. 

Una de esas llamadas es la de la abogada que lleva el caso de una niña cristiana forzosamente casada con un hombre musulmán en contra de la voluntad de la familia. Todavía se dan casos así, contrariamente a cómo piensa la mayoría cristiana occidental. La niña en cuestión tiene 14 años y fue sustraída y llevada forzosamente a la casa de un jefe local para ser dada como esposa a un hombre musulmán. Normalmente no se puede hacer nada, pero esta vez los padres acudieron a Puertas Abiertas, que les proporcionó un abogado experto para defender a la familia en los tribunales. Y según mi compañero, hay muchas posibilidades de que la niña recupere la libertad.

Nuestra primera cita del día es con Rabi, una mujer con hijas adolescentes que vive en un poblado cristiano amurallado. Nos explica que la única fuente de agua del poblado es una bomba manual que se encuentra fuera de las murallas. Hace mucho calor y cuesta accionar la palanca de la bomba. Las aldeas musulmanas cercanas disfrutan de sistemas solares de suministro de agua instalados por el gobierno local. Pero como esta aldea es cristiana, no tiene acceso a servicios como la atención sanitaria, la escolarización o el suministro de agua potable. Otros problemas a los que se enfrentan son el riesgo de las hijas de familias cristianas de ser secuestradas y casadas a la fuerza con musulmanes, y el riesgo de ser convencidas por hombres musulmanes para abandonar voluntariamente la casa y la fe de sus padres a cambio de bienes materiales y de una vida mejor.

Gracias a las generosas contribuciones de nuestros colaboradores, podemos organizar seminarios formativos para ayudar a los hermanos perseguidos del norte de Nigeria como Rabi. Están diseñados específicamente para un colectivo concreto, pueden ser pastores y líderes de iglesias, o pueden ser personas que asisten a la iglesia. En ellos explicamos la naturaleza de la persecución y la motivación de los perseguidores, y enseñamos las respuestas que hay en la Biblia ante la persecución. En Nigeria organizamos anualmente más de cien seminarios, cada uno con varias sesiones.

Rabi afirma que los seminarios le han ayudado mucho a transformar su odio en compasión. Antes de asistir a ellos, si un musulmán le pedía ayuda le ignoraba, aunque tuviera suficiente para darle. Ahora, si le piden ayuda les da algo, consciente de que es otra forma de evangelizar.

De modo sorprendente, hay musulmanes que acuden a cristianos para pedir cuando tienen necesidad. ¿Significa esto que algunos cristianos, a pesar de la discriminación que sufren del gobierno local y de la sociedad en general, todavía prosperan? Puedo verlo con mis propios ojos. Al atardecer, llegan montados en burro varios musulmanes. Uno de los ancianos de la aldea explica que, como no encuentran trabajo en sus propias poblaciones, vienen a las aldeas cristianas a probar suerte porque en ellas hay más dinero. Y es que los cristianos, al venir siendo discriminados por los musulmanes desde hace muchos años, han aprendido a sobrevivir sin ayuda. Y algunos con éxito, aunque sin llegar a ser ricos ni mucho menos. Sin embargo, la extrema pobreza de sus vecinos musulmanes los lleva a buscar trabajo temporal o a vender sus productos en las comunidades cristianas. 

La vida de los “infieles” en el norte de Nigeria

El norte de Nigeria es predominantemente musulmán desde hace siglos, pero algunos focos de población siguen siendo animistas. Años atrás llegaron pastores evangelizadores del sur de Nigeria y convirtieron a muchos de ellos; el anciano y su esposa, al escuchar a los pastores, decidieron que había más verdad en la Biblia que en sus creencias animistas y se convirtieron. Pero para los musulmanes, los conversos solo han pasado de ser infieles animistas a ser infieles cristianos. Siguen siendo infieles. 

El Pastor Ajasi explica el trato que reciben los "infieles": son ciudadanos de segunda, ser cristianos implica que serán discriminados. Si se ofrece un trabajo y los candidatos son un musulmán y un cristiano, se lo darán al musulmán, los cristianos serán rechazados salvo en caso de que no haya otro candidato para poder ocupar un puesto de trabajo concreto. También es frecuente que un empleado cristiano tenga un jefe musulmán menos cualificado que él. 

La oferta educativa también es discriminatoria: los colegios estatales enseñan la cosmovisión islámica y, si los padres quieren una educación cristiana para sus hijos, tienen que crear su propio colegio.

Hay instalaciones de agua potable, atención sanitaria y seguridad en las poblaciones de mayoría musulmana, pero estas son escasas en los poblados cristianos. Los cristianos, aunque votan a su gobierno local, pero éste no defiende sus intereses.

El Pastor Ajasi ha hallado una solución a medias para conseguir una iglesia local. El gobierno local nunca concede permiso para construir una iglesia, pero sí para construir una casa. Así que ahora celebran cultos en la casa. El gobierno local protestó a esto, pero le contestaron que era la casa del pastor y que, al no tener iglesia, no tenían otro remedio que celebrar el culto en ella. Es un caso aislado, pero demuestra hasta qué extremo tienen que llegar los cristianos para ejercer sus derechos.

Ayudando sobre el terreno

Puertas Abiertas ayuda a enseñar a los cristianos a adoptar medidas y actitudes bíblicas en respuesta a la discriminación, e incluso a evangelizar a sus vecinos musulmanes.  El pastor dice que, después de las elecciones de 2011, se experimentó una gran separación entre musulmanes y cristianos y la convivencia se hizo muy difícil. Se produjo una radicalización islámica de alcance general y los cristianos se sintieron más oprimidos. Fue en este tiempo y por esta circunstancia que las iglesias locales aceptaron la formación ofrecida por Puertas Abiertas. La formación tuvo un hondo impacto e hizo que reinara un espíritu de serenidad en la comunidad cristiana, que entendió que Cristo quería que amaran incluso a quienes les odiaban.  

Además de los seminarios, Puertas Abiertas les apoya con ayuda práctica, escuelas, clínicas y pozos. Hablamos con las iglesias locales para determinar cómo podríamos colaborar con la obra ya iniciada por ellas. Por ejemplo, en vez de hacer escuelas nuevas, ayudamos a mejorar una escuela ya existente, poniendo una biblioteca o un laboratorio de ciencias, o construyendo una residencia para chicas. Hemos construido clínicas tan efectivas que hasta los musulmanes prefieren acudir a ellas. Y también hemos instalado bombas de agua para que haya un punto de suministro de agua potable a una distancia recorrible a pie.

Nuestro último contacto del viaje fue el Pastor Dauda. Pastorea su iglesia a lomos de una moto proporcionada por Puertas Abiertas, aunque piensa que lo que necesita más urgentemente la comunidad cristiana de la región son nuestras oraciones. Frente al acoso, la opresión y las trabas burocráticas que ponen a las iglesias, necesitan oración e intercesión continuas. Se trata de una batalla decididamente espiritual.

*Nombre cambiado por razones de seguridad