La maldad rodeaba a Gabriel

Ante la negación de la iniquidad, se realzaba lo bueno, más creíble, más sano, más aceptable por nuestra mente. Creo que es por esa razón por la que nos obligamos a disfrazarla de enfermedad.

16 DE MARZO DE 2018 · 09:56

,

La maldad existe. Sin embargo, cuando aparece siempre nos sorprende, nos bloquea los sentidos. Algo dentro de nosotros nos dice que lo que ocurre no puede ser cierto, que estamos confundidos, que sucesos tan crueles como el de Almería con el niño Gabriel, no los pueden realizar seres humanos. Y es que estamos acostumbrados a otras maldades menos dañinas, por decirlo de alguna manera, pero el asesinato de una criatura, de un niño de ocho años no nos entra en la cabeza, nos supera. 

En estos momentos surge la solidaridad con mucha fuerza, por eso, quienes han podido, salieron a buscarle. Han rastreado, al compás de la propia familia, las zonas circundantes. Su búsqueda era al mismo tiempo la gran necesidad que todos tenemos de cambiar la realidad, negarla; de querer creer que lo que estaba pasando no era verdad, porque tales cosas no suceden. Gabriel tenía que aparecer, tenía que estar vivo, podía estar secuestrado quizá, perdido, aunque no muerto.

De este modo, ante la negación de la iniquidad, se realzaba lo bueno, más creíble, más sano, más aceptable por nuestra mente. Creo que es por esa razón por la que nos obligamos a disfrazarla de enfermedad. Nos convencemos de que nadie en su sano juicio puede cometer un hecho así. Lo hacemos por ver si lo que ha sucedido nos encaja de una forma algo más comprensible. Es como si necesitásemos engañarnos, ponernos una venda en los ojos para poder seguir confiando los unos en los otros.

Esto nos pasa. Nos ha pasado otras veces y se nos acentúa más cuando se trata de niños. No terminamos de aceptar que lo perverso forma parte de nosotros y que hay gente que, con premeditación y alevosía, es capaz de darle rienda suelta.

No obstante, gracias a Dios, hay positividad. Esos padres han apostado por lo bueno. Precisan mucha ayuda, ahora empiezan el luto. A los que no formamos parte de su entorno y para ayudarles a tener una vida algo más dulce, imposible en mucho tiempo, no nos queda otra que interceder ante el Señor de la bondad por ellos. 

Todos estamos consternados. Me cuento entre los convencidos de que no hay nadie en contra de hacer una oración profunda y compasiva a favor de la familia. Sabemos que si estos hechos pasan no es porque la ira de Dios se esté manifestando en el mundo. Tal convicción sería escandalosa. Si ahondo en esa opinión que transmiten algunos creyentes cuando pasan catástrofes, muertes, guerras, enfermedades y muchas más penurias, al creer en un dios vengativo que corta por lo sano la existencia del ser humano, me vería obligada a pensar que hay más maldad repartida que justifica la que se concentra en el pecho de la que ya denominan la bruja mala.

Publicado en: PROTESTANTE DIGITAL - Tus ojos abiertos - La maldad rodeaba a Gabriel