Rusia mide su lealtad a Putin, también por parte de los evangélicos

Las encuestas otorgan, como mínimo, el 70% de la confianza del electorado al actual presidente. Desde la Alianza Evangélica se muestran pesimistas respecto a cambios significativos en materia de pluralismo religioso.

Jonatán Soriano

MOSCU · 14 DE MARZO DE 2018 · 19:25

El edificio del Kremlin. / Larry Koester,
El edificio del Kremlin. / Larry Koester

Los colegios electorales vuelven a abrirse en Rusia el próximo domingo 18. Una cita que, más que a unas elecciones, se asemeja a un trámite. Un trámite periódico que se repite cada seis años y que sirve para reafirmar, a ojos de la comunidad internacional, el control del actual presidente, Vladimir Putin. El mandatario que más días ha gobernado el país en su historia contemporánea, sólo por detrás de Stalin. Las encuestas le dan el 70% del escrutinio, como mínimo, por lo que se prevé otro mandato sin apenas contestación. “Desde el año 2000 la mayoría de evangélicos han votado a Putin, con la esperanza de una nueva etapa de desarrollo para el país”, explica el secretario general de la Alianza Evangélica de Rusia (REA, por sus siglas en inglés), Sergey Vdovin. “Yo he sido uno de ellos. Después de pasar un tiempo orando y reflexionando no he encontrado alternativa”.

 

Infografía: Putin, líder ruso que más tiempo ha estado al mando solo superado por Stalin | Statista

Vdovin asegura no confiar en el resto de candidatos que se presentan “como líderes capacitados para gobernar un país como Rusia en este momento”. Pavel Grudinin, el empresario de alimentación millonario al frente de los comunistas, el septuagenario Vladimir Zhirinovski, o la joven liberal Ksenia Sobchak, presentadora de televisión convertida en candidata a la presidencia que defiende que la anexión de Crimea es ilegal y rechaza financiar a las instituciones religiosas. “Sobchak sería claramente la candidata más a favor del pluralismo religioso pero es una personalidad, una estrella de película, y encontrará muy poco apoyo entre los evangélicos”, manifiesta el portavoz para relaciones externas de la Alianza Evangélica de Rusia, William Yoder.

Aunque, tal como coinciden Vdovin y Yoder, el pluralismo y la libertad religiosa no forman parte de la actual campaña política, el grado de afectación en la situación de las minorías en Rusia, como la evangélica, depende en gran parte de los movimientos del Kremlin.

 

EL PRECEDENTE DE LA PROHIBICIÓN DE LOS TESTIGOS DE JEHOVÁ

La Corte Suprema rusa prohibió el 20 de abril de 2017 los Testigos de Jehová, a petición del gobierno, por considerarlos una “secta peligrosa”. Para el secretario general de la Alianza Evangélica, detrás de esta decisión hay sobre todo motivaciones políticas. “Los Testigos son extranjeros para el marco bizantino ortodoxo en el que ha crecido el alma de Rusia”, señala Vdovin. “Prohibiéndolos el Estado se protegió a sí mismo y al país de un lavado de cerebro de acuerdo a la ideología enemiga. La inmediata invitación de Trump a los Testigos para que fuesen a Estados Unidos, justo después de la prohibición, es una evidencia de que el Estado hizo lo correcto” insiste.

Una situación, la de la ya vieja disputa entre Washington y Moscú, que tampoco deja inadvertida a la población evangélica rusa, que según Yoder ronda el millón de personas aproximadamente. “La libertad religiosa para la minoría evangélica depende, en gran parte, del curso de las relaciones con Occidente. Si van a peor, el Estado será menos tolerante con la diversidad religiosa, especialmente con los grupos promovidos desde el Oeste que pasarían a ser vistos como una quinta columna de Occidente”, defiende Yoder.

Quizás por eso, la mayoría de los evangélicos en Rusia cierren filas entorno a Putin, ante una situación de creciente tensión en las relaciones internacionales. Pese a que Trump y el presidente ruso han manifestado compartir posturas próximas en algunas cuestiones, la comunidad internacional sigue observando a Rusia por el apoyo a Al-Assad en Siria o por las relaciones con Turquía. El último capítulo es el del envenenamiento de un ex-espía ruso en Reino Unido y la acusación a Putin por parte de la primera ministra, Theresa May.

“Los evangélicos son vistos, en muchas ocasiones, a la luz de la situación de Ucrania. Algunos pentecostales y baptistas son reconocidos por liderar la lucha contra Rusia. Es el caso de Turchínov, a quien los medios rusos llaman el ‘pastor sanguinario’ y no sin motivo, ya que está involucrado en el movimiento de extrema derecha de Azov. O también el de las sociedades misioneras de Sergey Rakhuba y Mikhail Cherenkov, que hacen sonar la trompeta a favor de Occidente y provocan graves heridas en Rusia. Creo que esto es muy imprudente y no refleja la opinión de la mayoría de evangélicos rusos. El problema es que éstos últimos, al contrario que los ucranianos o que yo mismo, no expresan su manera de pensar”, apunta Yoder.

 

EL ACERCAMIENTO ORTODOXO HA INFLUIDO

Algunos medios de comunicación occidentales, como Le Monde Diplomatique o The Economist han publicado artículos describiendo y analizando lo que consideran un nuevo acercamiento entre Putin y la Iglesia Ortodoxa. Movimiento que han visto como un intento de reforzar la identidad nacional del país frente a las interferencias del Oeste. Algo en lo que no coincide Vdovin, que considera que este acercamiento se remonta a la época del presidente Boris Yeltsin y que lo que ha hecho Putin no es más que “seguir este acuerdo”. “La Iglesia Ortodoxa de Rusia cuenta con más de 1.000 años de historia en este país y forma parte de nuestro ADN. Muchas personas te dirán que son ortodoxas aunque no conozcan a Jesús. Entonces, la conexión informal entre el Estado y el patriarcado de Moscú es bastante estratégica para el curso actual del desarrollo del país”, dice.

La imagen de Putin sumergiéndose entre el hielo para celebrar la epifanía recuerda esta realidad existencial ortodoxa a los evangélicos rusos. “Rusia no está buscando pluralismo sino, más bien, una unidad y una autoridad claras que satisfagan al Estado y a la ciudadanía”, manifiesta Vdovin. “El gobierno y el patriarcado de Moscú harán lo posible por mantener un Estado ortodoxo con tres o cuatro minorías tradicionales, que es el estatus legal con el que se reconoce a una minoría aquí. Supongo que no hay interés en que la minoría evangélica, con menos del 1% de la población, crezca porque es el propio Estado el que quiere ser estandarte de la moralidad y la pureza. Además, históricamente el movimiento evangélico proviene de Alemania, Reino Unido y Estados Unidos, que no son precisamente los mejores amigos de Rusia”, matiza.

Aún así, Yoder recuerda que “la Fundación Billy Graham mantiene su compromiso en la relaciones con la Iglesia Ortodoxa, al contrario que los evangélicos ucranianos que atacan vehemente al patriarcado de Moscú”. “El patriarcado de Moscú está tratando de hacerse grande y fuerte lo más rápido posible y necesita el apoyo del Estado para hacerlo. Aunque la ortodoxia tiene muchos tipos de opiniones y muchas de ellas son más conservadoras que Putin. Por ejemplo, la reunión en La Habana entre el papa Francisco y el patriarca Cirilo I casi divide al patriarcado de Moscú”, remarca.

 

RUSIA, BAJO LUPA DE PUERTAS ABIERTAS

Pese a no encontrarse entre los cincuenta países que Puertas Abiertas ha incluido en su Lista Mundial de Persecución 2018, la organización advierte sobre la necesidad de observar de cerca a Rusia, a causa de la prohibición de los Testigos de Jehová en abril. Hecho que apercibe a la población evangélica en el país.

“Las autoridades están revisando diferentes iglesias evangélicas y sus libros de cuentas. Incluso hay casos de multas, sobre todo en las provincias periféricas. Aún así, los evangélicos no han notado ningún efecto de las leyes Yarovaya y todavía pueden encontrarse fuera de las paredes de los templos y llevar a cabo una evangelización moderada. Pero esto podría cambiar si las relaciones con Occidente continúan su descenso”, observa Yoder.

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