Idea2018: el evangelio en acción redime culturas y construye convivencia

Cuatro experiencias nutren el primer encuentro de coloquio celebrado en Idea2018, donde destacó la importancia de la implicación de las iglesias evangélicas en la comunidad y su labor en la cohesión de personas de distintos orígenes.

Daniel Hofkamp

PALMA DE MALLORCA · 17 DE FEBRERO DE 2018 · 09:12

En teatro Mar i Terra lleno acogió el coloquio organizado en Idea2018. / Jonatán Soriano,
En teatro Mar i Terra lleno acogió el coloquio organizado en Idea2018. / Jonatán Soriano

“La convivencia consiste en hacer comunidad”. Las palabras de Carles Vecina podrían servir de resumen del coloquio compartido en la primera sesión de Idea2018, el encuentro que organiza la Alianza Evangélica Española este fin de semana en Palma de Mallorca.

El Teatro Mar y Tierra completó su aforo en un coloquio en el que participaron cuatro voces. Cuatro enfoques y realidades distintos que aportaron una perspectiva plural sobre los retos en la convivencia entre personas de distintas culturas, etnias, religiones, generaciones y sensibilidades.

El diálogo se produjo en el contexto de Idea2018, el encuentro anual de reflexión, formación y visión organizado por la Alianza Evangélica Española. “Ni extraños ni extranjeros:” es el tema general sobre el que se estructuran las actividades. Talleres, conferencias y espacios de diálogo que quieren poner en contacto el mensaje y realidad del evangelio y la iglesia con los desafíos que plantea la sociedad actual.

El acto, coorganizado con las iglesias evangélicas de Mallorca y el Consejo Evangélico de las Islas Baleares, llenó el teatro Mar i Terra de Palma. Moderado por el secretario general de la AEE, Jaume Llenas, han participado Ana Moilanen, defensora de la Ciudadanía de Palma; Joseph Adebola, empresario; Carles Vecina, sociólogo y coordinador del Proyecto de Intervención Comunitaria Intercultural; y Marcos Zapata, experto en intervención familiar y Presidente de la Alianza Evangélica Española.

 

ANNA MOILANEN: “LA REALIDAD DE LA CIUDAD ES CAMBIO”

Abrió el turno de intervenciones Anna Moilanen, defensora de la ciudadanía en Palma, con una extensa trayectoria de acción social en grupos de riesgo. Moilanen explicó la labor “de escucha y mediación” que se realiza desde esta oficina administrativa puesta a disposición de los ciudadanos.

 

Anna Moilanen, defensora de la Ciudadanía en Palma. / J. Soriano

Moilanen hizo un repaso sobre la situación histórica en Palma para destacar la evolución de la población. En 1970, “pasa de tener una población con casi un 100% de españoles, a tener hoy más de 130 nacionalidades”, explicó citando cifras oficiales.

A esto se añade que Palma es un destino turístico de preferencia. “Solo en el año 2017 la ciudad recibió más de 16 millones de visitantes, en una ciudad de solo 420.000 habitantes”, por ello, “la realidad de la ciudad es el cambio, nos guste o no. El reto es si queremos ser agentes activos de transformación social o agentes pasivos”.

Así, la oficina del ciudadano quiere ser “la voz de los que no tienen voz”. “Estamos haciendo este trabajo, por ejemplo, con personas mayores, personas sin techo, o personas prostituidas”. Para ello procuran activar las herramientas de las que se dispone “en cada área municipal”.

También destacó Moilanen la necesidad de hacer “pedagogía” en la población para que sean capaces de avanzar en convivencia. “Todos tenemos una responsabilidad”, señaló. “Un problema no tiene solo un responsable. La oficina de la defensora es un nexo. Es un granito que suma, pero no la única entidad. Necesitamos hacer alianzas responsables y necesarias con las instituciones de consenso. Entre ellas, las iglesias, las entidades cristianas, las ONG, las administraciones, la universidad, empresas municipales, mesas de trabajo… para contribuir a la transformación social en positivo”.

La fórmula fundamental, concluyó, Moilanen, es el “factor A: la actitud”. “Si uno está dispuesto a actuar, es una fuerza impulsora para la transformación social. Si esta actitud se nutre de valores, sin duda esa actitud contagia, atrae y se convierte en una fuerza proactiva para la transformación”.

 

JOSEPH ADEBOLA: “NADA ES IMPOSIBLE PARA DIOS”

Ahora empresario, propietario de una autoescuela en Mallorca, Joseph Adebola contó su emocionante historia como un ejemplo de integración, con todas sus dificultades. “Nací en Nigeria, en Akure, una ciudad cerca de Lagos. Llegué como un recogedor de lechuga. Hoy soy un empresario”, resumió Adebola.

 

Joseph Adebola cuenta su historia. / J. Soriano

El público asistente disfrutó de la frescura de la presentación de Adebola. Contable de formación, las circunstancias económicas le obligaron a emigrar a Europa, dejando en Nigeria a sus padres y su esposa.

Para él, era un paso que implicaba un acto de fe. “Antes de salir como emigrante, hay que creer en algo. Mi creencia era la de Lucas 1:37, que nada es imposible para Dios”.

Aunque quería llegar a Inglaterra, las circunstancias le llevaron a quedarse en España. Primero trabajó en Murcia, en la agricultura, “Me estaba matando recoger lechuga. Por eso yo consideraba que este no era mi destino”, añadió. 

Al llegar a Palma, pudo encontrar trabajo en el aeropuerto. Allí entró en contacto con el mundo de la conducción de automóviles y empezó a sacar los carnets necesarios para todo tipo de transporte.

En esta carrera de esfuerzo por salir adelante, Adebola destacó la importancia de ser acogido por una iglesia evangélica. “Me hicieron sentir que no hay diferencia en el cuerpo de Cristo. En la iglesia, el primer día que llegué, una familia de la iglesia me adoptó como hijo. Estaba solo, sin mi familia, pero ellos me adoptaron”, contó Adebola.

 

Adebola contó cómo su fe le impulsó en su trayectoria. / J. Soriano

Ahora, Adebola es dueño de una empresa de autoescuelas. Enfoca la formación hacia familias con dificultades de integración. “Vi la necesidad de marcar una diferencia en este lugar. Me di cuenta que la ventaja de idioma que tengo, y que podía ayudar a otros”, entre ellos otras familias de inmigrantes que llegan a la isla.

“Aunque haya obstáculos, siempre podemos superarlos. Con empeño y esfuerzo, podemos integrarnos en la sociedad. ¡Con Dios nada es imposible!”, concluyó Adebola.

 

CARLOS VECINA: “NECESITAMOS ESCUCHAR”

Carlos Vecina, licenciado en sociología, miembro del grupo de investigación en Educación y Ciudadanía, presentó el trabajo de Intervención Comunitaria Intercultural (ICI) en Palma.

Vecina se mostró crítico con el fenómeno mundial que obliga a tantos a una emigración forzosa. Pero explicó la importancia de hacer frente a estas situaciones de dificultad. “En lo local, en el cara a cara, es donde nos encontramos con los problemas pero también con las potencialidades”, exlicó Vecina.

 

Carles Vecina destacó la labor de comunidad que se encuentra en las iglesias evangélicas. / J. Soriano

Desde el proyecto que lidera Vecina, se procura la cohesión social y mejorar la convivencia a partir de un acercamiento directo. “Necesitamos escuchar. Algo tan básico, muchos interventores sociales, simplemente no lo hacen”.

“Nosotros empezamos a intervenir con una escucha activa. Así detectamos lo que necesitan y ver como conectar a la gente”, aprovechando los distintos recursos. Así fue como desde el grupo se encontró el apoyo de una iglesia evangélica. “Encontramos gente dispuesta a hacer algo”. 

Carles Vecina alabó el ejemplo de convivencia de las iglesias evangélicas. “La visión de comunidad es este espacio. Esa idea es la que mueve el mundo. Eso es lo que hemos ido despertando entre todos”.

 

MARCOS ZAPATA: “EL EVANGELIO REDIME CULTURAS”

Marcos Zapata, presidente de la Alianza Evangélica Española, cerró el turno de intervenciones.

“¿Qué aportamos los evangélicos?”, se preguntó Zapata. “El marco es la Biblia. La ética bíblica implica que no solo tenemos que ser tolerantes, sino que el extranjero es un hermano. Ayudar a los extranjeros es ayudar al mismo Jesús”.

Zapata explicó cómo aplicaron esto en su iglesia evangélica en Lugo. “La llegada masiva de extranjeros nos hizo llevar a cabo varias estrategias. Pasamos de la idea de multiculturalidad a la interculturalidad, que implica relación y mezcla”.

 

Marcos Zapata explica como trabajan en su iglesia la interculturalidad. / J. Soriano

“Esto implica que mi cultura no es mejor ni peor. Cada cultura debe ser juzgada por el evangelio”, expresó Zapata. “No hay una cultura superior a otra, todas tienen cosas buenas y malas. Tu cultura puede redimir cosas de la mía. Eso es lo que hace el evangelio”.

Zapata defendió que la iglesia evangélica puede ser ejemplo de cohesión y adaptabilidad, dado que no solo integra al extranjero, sino que le permite ser parte y desarrollarse dentro de la comunidad. “Hace que la persona extranjera se integre y sea parte en la construcción de una comunidad. Estamos haciendo algo que el Estado debería hacer. El valor de una comunidad evangélica integrada en la comunidad es impagable”, concluyó Zapata.

 

IDEA2018 SIGUE

Este sábado el encuentro de Idea2018 continúa este sábado, en la Iglesia Evangélica de Mallorca, con un programa que incluye formación y reflexión en aspectos que tiene que ver con la convivencia y la aportación que como evangélicos podemos hacer a nuestro mundo.

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