Amy Carmichael, preciosa irlandesa de ojos café

No se pueden medir humanamente los frutos de una vida dedicada al Señor.

18 DE FEBRERO DE 2018 · 08:10

Amy Carmichael sirviendo en India,
Amy Carmichael sirviendo en India

"Si no tengo misericordia, así como mi Señor tuvo misericordia de mí; entonces no conozco nada del amor del Calvario. Si ambiciono algún lugar en la tierra distinto al suelo polvoriento en la base de la cruz, entonces no conozco nada del amor del Calvario."  AmyCarmichael

 

“Tú puedes dar sin amar; pero no puedes amar sin dar.”  AmyCarmichael

Me fascina desde siempre la vida de AmyCarmichael, una bellísima mujer irlandesa morena, y con unos preciosos ojos del color del café, puestos en su rostro por el mismísimo dedo de Dios.

Esta mujer que llegaría a los 84 años, (1867- 1951) dejó una vida y un legado impresionante que comenzó en su más temprana infancia.

Guillermo y Catalina, padres de Amy, se casaron cerca del año 1865. Los dos tenían el privilegio de ser hijos de hogares en donde se amaba a Dios, y se casaron en la Iglesia Presbiteriana de Irlanda.

En 1859 , llegaría un precioso fuego de avivamiento que trajo maravillosos alientos nuevos del Espíritu Santo a aquellas vidas. Jamás podremos ser los mismos, después de estar en medio de una visitación del Espíritu Santo.

Cuando Dios se manifiesta de un modo especial, y se escucha su voz claramente, es algo sublime e inefable. Miles de almas se entregaron a Cristo en aquel entonces, y los padres de Amy estaban en medio de ellos.

El fuego del avivamiento también trajo vida nueva y libertad a las reuniones formales de la Iglesia Presbiteriana de Irlanda. Todas estas circunstancias fueron ordenadas por Dios, obrando juntos para proveer muchas corrientes de aguas frescas, y para que la joven Amy creciera bien en medio de ellas.

La familia de Guillermo, y también la de Catalina, se pueden caracterizar por sus generaciones pasadas. Se encuentran señales de consagración en ambos linajes. Guillermo fue conocido por todos en su pueblecito de Millisle por su honestidad, integridad, misericordia, y su corazón dispuesto a compartir.

Quizás es difícil imaginarse que una familia se quedara en un mismo lugar por cien años, pero así fue con los Carmichael.  Amy creció sobre la Roca, unos buenos cimientos que marcarían profundamente su vida.

Siempre iban a las reuniones los domingos, guardaban como santo el día del Señor, y muchos más principios fueron guardados del mismo modo. Y, luego vino el avivamiento. Todos y todo estuvieron levantados en nuevas alturas de amor y dedicación. ¡Gloria a Dios por estos tiempos vivificantes y refrescantes de Su presencia!

El papá de Amy fue un hombre de la Palabra. Cada día, toda la familia era llamada a un tiempo de adoración a través del repique de una campana. Guillermo se sentaba con una Biblia abierta en sus manos, leyéndola y explicándola.

Este tipo de cosas son las que moldean la mente y el corazón de un niño. Cuando son pequeños, sus mentes están claras y abiertas; y el memorizar ocurre casi de un modo inconsciente para ellos.

Al padre de Amy también le gustaban los sermones escritos de Carlos Spurgeon. En aquel tiempo, se publicaron cada semana. Guillermo llevaba a su familia de paseo los domingos por las tardes, los sentaba bajo un árbol de buena sombra, y les leía el nuevo sermón cada semana.

Me encanta ver un hogar bien formado y con cada uno en su sitio, creo firmemente que hoy se han perdido demasiados valores, se alteran muchos factores que dan lugar a muchas tristezas.

La madre de Amy, tuvo un corazón ocupado en criar a sus hijos para el Señor. Llena de un amor tierno y de una firmeza es cómo podemos describirla; esta madre irlandesa fue una madre tierna y amante.

Se sentaba con sus hijos, y les explicaba cosas difíciles cuando ellos eran pequeños. Les cantaba todo el día, poniéndoles tareas de memoria, para que quedaran en ellos toda la vida.

Hay una preciosa historia sobre la niñez de Amy, cuando tenía unos 3 años. Toda su familia irlandesa tenía los ojos azules. Y ¡de repente! Nos nace Amy, morena y con los ojos color café. Esta preciosa niñita no entendía absolutamente nada, y lloraba por no tener los ojos azules.

Cuenta la historia que esto fue un gran motivo para que la madre de Amy, le enseñara el poder y los porqués de la oración y sus respuestas. Aquel color de pelo y de ojos, le serían imprescindibles, cuando vestida con un Shari hindú, salvaría cientos de vidas de niñas entregadas a la prostitución en los templos paganos años más tarde.

Pasado el tiempo, el padre de Amy falleció, cuando ella tenía unos 17 años, y su madre viuda se vi obligada a ir a Inglaterra para trabajar en el comercio de su hermano.

 

Amy Carmichael

Todo en la vida de Amy tenía su porque, igual que en cada una de las nuestras. Nació en una familia acomodada, perdió a su padre, el color de sus ojos nunca cambio…. Todo estaba milimetrado en ella desde antes de la fundación del mundo para que pudiera llegar a ser la gran mujer de Dios que llegaría a ser.

No podemos pararnos en todos los detalles, sería demasiado largo; aunque bellísimo. A través de todo lo que sucedió en su vida, Dios la iba llamando cada vez con más fuerza para servirle en las misiones, la fue capacitando a través de distintas cosas en su propio país, hasta que fue a Japón.

Esto duró unos años, donde dejó un legado de inmensa bendición. Hay episodios realmente hermosos, como tuvo que aprender a cambiar de vestuario para no ofender y pasar desapercibida, otros… ¡Me encantan!.... No se encontraba demasiado a gusto con otras misioneras “de mucho the y mucho palique”… “Santas varonas ellas” .

Simplemente Amy pasó de largo, le esperaba un duro y precioso trabajo en la India. Después de pasar por Japón, China y Ceilán; habiendo escuchado del precioso trabajo de Hudson Taylor, y por motivos de una enfermedad que llevó durante toda su vida, supo que el Señor la quería al sur de la India.

Amy Carmichael, fue una gran defensora de la niñez. Esta mujer irlandesa, que nunca se casó, adoptó a la India como su país. Su trabajo misionero comenzó en 1896 y tuvo una labor ininterrumpida de 55 años hasta su muerte.

Jamás tomó vacaciones; sino que dedicó su vida a la Comunidad Dohnavur, un centro de entrenamiento y sanidad para muchos.

Fue en 1900 cuando Amy se mudó a Dohnavur; Allí supo del tráfico de niños, por quienes lucharía incansablemente. En India se solían dedicar niños al templo, principalmente niñas; este contrato impediría un casamiento común.

La niña pertenecía a los dioses, volviéndose propiedad de los sacerdotes. Se le vestía como una novia, en representación de una boda, pero con el ídolo en lugar del novio. La mayoría de las veces, las niñas terminaban dedicadas a la prostitución.

Su tarea logró tremendos frutos, pues las leyes cambiaron, y esta terrible práctica terminó. Más tarde, en 1931, Amy sufriría una caída que la dejaría en cama los últimos 20 años, pero aprovechó el tiempo para escribir poemas y 14 libros que dieron la vuelta al mundo.

Fundó orfanatos para niños y niñas que crecieron amando a Jesús. Como todo el que sirve al Señor, también sufrió a causa de quienes le causaron tristezas, pero ella confió en su amado Señor, dejándole a Él los resultados.

Amy comprendió el corazón de su Salvador al afrontar esta obra por los más débiles y desvalidos de la humanidad. Comprendió las palabras de Jesús, quien reprendió a aquellos que querían impedir que los niños se acercaran a El.

El 24 de octubre de 1931, Amy visitó el dispensario de Dohnavur y se preocupó por el apoyo financiero a la Confraternidad. Buscando la dirección de Dios respecto al dinero, permaneció silenciosa por mucho tiempo, y luego oró: “Haz cualquier cosa Señor, que me haga apta para servirte y ayudar a mis seres queridos”.

Más tarde, Amy estaba conduciendo en dirección a una casa que había arrendado para otro dispensario. Allí, en medio de la oscuridad, se cayó en un pozo recién excavado, se rompió una pierna, se le dislocó un tobillo, y se torció la columna vertebral.

Como resultado de la caída, permaneció postrada en cama sus últimos veinte años. A pesar de todo, desde la cama permaneció a cargo de Dohnavur y también escribió prosa y poesía, gracias a lo cual el trabajo de Dohnavur llegó a ser conocido en el mundo, e influiría en muchas vidas, tales como la de Jim y Elisabeth Elliot.

¿Cuál fue el resultado de aquellos refrescantes ríos de avivamiento que fluyeron en medio del hogar donde crecía Amy durante su niñez, de los que escribíamos más arriba? ¿Qué tipo de sauce verde y precioso creció en el hogar de los Carmichael? ¡Uno bellísimo!

Creo que podemos decir con firmeza que fue “… Un árbol plantado junto a corrientes de aguas, que da su fruto en tiempo, y su hoja no cae, y todo lo que hace prosperará” (Sal. 1:3)

Amy sirvió a su amado Salvador en Irlanda hasta sus 27 años. Luego fue a Japón durante 4 años, sirviendo como misionera y aprendiendo en la escuela de Cristo. A sus 31 años fue a la India, donde empezó la obra más conocida de su vida.

En 1938 Amy se convenció de que Dios le había dado la promesa de que moriría en sus sueños. Y así murió el 18 de enero de 1951.

Realmente no se pueden medir humanamente los frutos de una vida dedicada al Señor, eso… Sólo le corresponde a Él. Pero…. Una casa de huérfanos para las niñas prostituídas en los templos paganos, también iglesias, predicadores jóvenes, una incalculable vida escondida de oración durante los últimos 20 años de su vida, y los libros escritos por ella. Muchos seguimos bebiendo de los ríos de agua viva que fluyeron a través su vida.

Me gustaría rematar este artículo con algo que me encanta, es un vídeo de David Bea, grabado en África. Os invito a mirarlo con detenimiento, y a pensar en muchas cosas que lleva implícitas.

¡Que Dios nos ayude a servirle con nobleza y sinceridad! ¡Mi abrazo en Él! Beatriz

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