Quién oye los gritos de la Tierra

¿Quién podrá ponerse a trabajar, sino los redimidos, buscando un desarrollo humano y de la naturaleza que se base en principios y exigencias psicológicas, intelectuales, de dignidad de la persona, éticas, morales y religiosas?

13 DE FEBRERO DE 2018 · 18:01

,

Vivimos en la tierra una contaminación extrema. Los que habitamos las ciudades respiramos miles de partículas malignas para nuestra vida, para nuestra salud. Los cambios climáticos es uno de los gritos o gemidos de esta nuestra creación. Dolores de parto de una tierra saqueada y contaminada al máximo. Aun así, hay algunos políticos insensibles que, a veces, hasta se mofan pensando sólo en las pingües ganancias de sus países. Sí. Hay una tierra explotada al máximo, castigada, maltratada y contaminada que, continuamente, emite gritos y gemidos.

Los cristianos deberíamos saber oír esos gritos. Sabemos que la Biblia dice que, al igual que el hombre, la creación también espera redención. Por eso “gime a una y aún está con dolores de parto hasta ahora”. ¿Quién oye los gemidos de la tierra hoy? ¿Quién escucha sus gritos? ¿Quién vuelve su mirada hacia estos dolores como de una parturienta no asistida, abandonada? ¿Qué gritos son esos? ¿Cómo se podrían paliar hasta que llegue esa redención prometida? ¿Quién habita la tierra que también gime o grita con dolores esperando la liberación?

Tierra contaminada, saqueada y neciamente explotada. Su atmósfera, sus ríos, sus mares… todo. Yo creo que los cristianos deberíamos tener algo que decir sobre todo esto. ¿Quién puede buscar un nuevo estilo de relación entre el hombre y la tierra que pueda calmar o paliar los gritos de ambos? Tenemos que buscar esa nueva relación con la creación que, quizás —y no son meros romanticismos religiosos—, debería sustentarse en una nueva relación del hombre con Dios.

¿Quiénes son los necios que aumentan los alaridos de la tierra saqueándola como si sus recursos fueran sin límite? ¿Se puede tener un ritmo de consumo que dispare la contaminación y que encamine el planeta hacia su destrucción? ¿Quién sino los cristianos podrían introducir esos valores necesarios para que funcionase el trio de relación hombre, Dios, tierra? Escuchemos los gritos de la tierra, oigamos los gritos del hombre.

Vivimos un desarrollo trampa. ¿Nadie se da cuenta que no todos los recursos de nuestro planeta son renovables? Muchas veces, lo que llamamos desarrollo es una trampa de Satanás, un desarrollo que hace gritar tanto al hombre como a la tierra, un desarrollo que, además, acaba deshumanizando al mismísimo hombre creado a imagen y semejanza de Dios. ¿Quién podría trabajar por un desarrollo más humano sino aquellos que siguen a un Maestro que fue humano en el más amplio y profundo sentido de la palabra humano?

Sí. Afinemos los oídos, abramos nuestras mentes, nuestra espiritualidad ante estos gritos de auxilio en espera de liberación, Trabajemos por un concepto mucho más humanista del desarrollo, un desarrollo que cubriera las necesidades primarias de los hombres, no sólo de esos países falsamente llamados desarrollados, con un desarrollo antihumano que deja a más de la mitad de los hombres del planeta tierra tirados al lado del camino. Desarrollo antihumano y, por lo tanto, antibíblico. Desarrollo que hace gritar tanto al hombre como a la creación a la tierra… y no sé si al mismo Dios que se identifica con los sufrimientos de su creación. Agucemos los oídos, pongamos la atención máxima a esos gritos.

Quizás los cristianos deberíamos gritar también todos juntos para evangelizar estas negras culturas contaminantes de la creación. El hombre y la tierra con todos sus seres vivos gritan contra un desarrollo anclado en saqueos de la tierra que sostienen un capital que no permite beneficios equitativos para todos los seres de nuestro mundo. Se oyen gritos, gemidos ante el maldito desarrollo anclado en un capitalismo al servicio de los poderosos y acumuladores de la tierra. ¡Grita, tierra! ¡Grita creación! ¡Gritad hombres y animales! Que griten también todas las plantas que existen sobre la faz de la tierra. ¿Quién escuchará vuestro grito? Yo desearía que lo escucharan los oídos de los seguidores del Maestro.

Debemos oponernos también con nuestro grito al falso desarrollo que nos presentan como bueno. Necesitamos un desarrollo que no se base solamente en lo material, en lo económico. ¿Quién puede dar esas nuevas líneas? ¿Seremos nosotros, los cristianos del mundo? ¿Deberemos pedir a Dios que afine nuestros oídos ante el grito de la creación entera: tierra, hombres animales y plantas? ¿Quién podrá ponerse a trabajar, sino los redimidos, buscando un desarrollo humano y de la naturaleza que se base en principios y exigencias psicológicas, intelectuales, de dignidad de la persona, éticas, morales y religiosas?

Queremos escuchar a los profetas bíblicos, Sí. Aquí entraría el trabajo profético. Quizás se necesitarían hoy nuevos hombres que asumieran la tarea profética de buscar justicia y equidad para todos en el mundo. Tarea profética que se enfrentara en una tensión vital y práctica, a la vez que opuesta y usando los valores cristianos, contra  las estructuras sociales injustas, las estructuras de pecado de las cuales también, por falta de compromiso, pasamos a formar parte varios de los llamados cristianos. Son estructuras de pecado egoístas e insolidarias que se montan sobre la opresión de tantos hombres que castigan no sólo a sus congéneres, sino a toda la creación.

Cristianos del mundo: estad atentos tanto al grito de la tierra como al gemido de los hombres. Colaboremos con el Señor en el cuidado de la creación. Quizás, al escuchar esos gritos, comencemos a trabajar por un desarrollo humano y sostenible. Quizás, la escucha de esos dolores y gemidos nos lleve a cambiar nuestros estilos de vida, nuestras prioridades, nuestros posicionamientos ante Dios, ante los hombres y ante la creación. Quizás así podamos evangelizar una cultura antibíblica, en contracultura con los valores del Reino y que apoya un desarrollo que, además de no sostenible, es injusto y hace gritar de dolor tanto al hombre como a la tierra. Hay que escuchar esos gritos, gemidos y dolores y, además, actuar en consecuencia.

Publicado en: PROTESTANTE DIGITAL - De par en par - Quién oye los gritos de la Tierra