Sí, hay niños cristianos en Corea del Norte

Tenemos el testimonio de algunos norcoreanos, ya adultos, que conocieron a Cristo cuando eran todavía niños, como el caso de Kim Sang-Hwa.

21 DE ENERO DE 2018 · 21:00

Los pocos niños que saben algo de Jesús en Corea del Norte es casi siempre “por accidente”./ Puertas Abiertas,
Los pocos niños que saben algo de Jesús en Corea del Norte es casi siempre “por accidente”./ Puertas Abiertas

En el boletín de Puertas Abiertas (noviembre-diciembre), publicamos un breve análisis titulado: “Tres razones por las que no hay niños cristianos en Corea del Norte”. Dicen que rectificar es de sabios y, en palabras de la Biblia: “Los necios se burlan de la culpa, pero los justos la reconocen y buscan la reconciliación” (Proverbios 14:9, NTV). 

Puede que decir que no hay niños cristianos en Corea del Norte no sea del todo cierto. Sí que los hay, aunque son muy pocos, al menos hasta lo que podemos saber. Pero es cierto que podemos decir que algunos norcoreanos, ya adultos, conocieron a Cristo cuando eran todavía niños. Eso sí, “accidentalmente” (entiéndanse las comillas).

Es el caso de Kim Sang-Hwa, que recientemente compartió su historia a un compañero de Puertas Abiertas: “En nuestra casa había un armario escondido. Cuando tenía doce años lo descubrí por casualidad. No sé por qué, pero empecé a palpar el interior del armario y encontré un libro, y lo saqué. Abrí el libro y empecé a leer: ‘En el principio creó Dios los cielos y la tierra…’”.

Al leer estas primeras palabras del Génesis, Kim empezó a temblar y se le cayó el libro de las manos: “Me habían enseñado la teoría de la evolución, así que sabía que este libro era ilegal. Mi descubrimiento podría costarme la vida. Tenía miedo de tocar la Bíblia, pero no podía dejarla ahí. Cerré mis ojos, recogí el libro y lo volví a poner en su lugar. Sopesé mis opciones. ‘¿Debo decírselo a mi profesor? ¿Debo acudir a las autoridades?’”. 

Durante los siguientes quince días, Kim no pudo pensar en otra cosa. Sabía que su deber ciudadano era entregarlo a las autoridades, pero eso suponía delatar a su familia. Además, le venían a la mente muchas preguntas sobre Dios.

Finalmente, Kim tuvo el valor de confrontar a su padre acerca del libro, según cuenta: “Estaba muy sorprendido y se sentó a mi lado. Me preguntó, ‘¿ves esos viejos árboles?’ Yo asentí. ‘¿Quién los hizo?’ Le contesté que no lo sabía y él me explicó la historia de la creación, incluyendo cómo Dios creó a Adán y Eva”. Entonces, su padre le preguntó otra pregunta: “¿Cuál es el animal más peligroso?”. A lo que Kim, sin saber por qué, respondió: “La serpiente”.

“También me explicó cómo el pecado entró en el mundo. Esa fue la primera de las muchas conversaciones que tuvimos acerca de la Bíblia, de Dios, de Jesús y del Evangelio… Yo no era una verdadera creyente todavía, pero todas esas historias tenían mucho sentido para mí. Me sentía mal por toda la gente que no sabía la verdad. Incluso mis hermanos mayores la desconocían.”

Poco a poco, Kim fue aprendiendo más de la Bíblia. “Mi madre me enseñó a memorizar versículos y el Credo de los Apóstoles”, recuerda, y continúa: “también me explicó el Evangelio. Mi abuelo me enseñó a orar. ‘Es simplemente hablar con Dios. Nada más, ni nada menos’. Él me hablaba mucho acerca de la segunda venida de Jesús ya que la anhelaba mucho”. 

Todas esas historias le resultaban muy interesantes, pero se daba cuenta de que era un conocimiento muy peligroso que le podía traer problemas: “Mi padre siempre hacía hincapié en que no debía compartir nada de esto. Después empezaba a orar en susurros, casi inaudibles. ‘Padre, ayuda al pueblo norcoreano a buscar primero tu reino’”.

Kim Sang-Hwa nunca abandonó su fe en Jesús desde entonces. A través de muchas dificultades, ella y su marido escaparon de Corea del Norte hace más de diez años y ahora viven en Corea del Sur, al igual que su hijo y sus nietos. 

Como puedes ver, sí hay casos de hermanos y hermanas como Kim que han conocido la fe en su niñez, pero aun así son muy pocos. Quizá el titular del boletín debió haber sido: “Tres razones por las que apenas hay niños cristianos en Corea del Norte”. Pongámonos en primera línea de batalla, orando constantemente para que Dios siga revelándose a los ciudadanos de Corea del Norte y para que proteja y guíe a aquellos que, como le pasó a Kim, encuentran un tesoro escondido en el Evangelio y se encuentran ante una encrucijada que puede dar un vuelco a sus vidas.

Publicado en: PROTESTANTE DIGITAL - En Tierra Hostil - Sí, hay niños cristianos en Corea del Norte