Un nuevo despertar en el tren de la vida

Esta época del año es especialmente buena para tomar un nuevo impulso y saltar muy alto, mucho más cerca de mi Dios.

08 DE ENERO DE 2018 · 19:00

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“La vida no es más que un viaje por tren repleto de embarques y desembarques, salpicado de accidentes, sorpresas agradables en algunos embarques, y profundas tristezas en otros.

Al nacer, nos subimos al tren y nos encontramos con algunas personas las cuales creemos que siempre estarán con nosotros en este viaje: nuestros padres.

Lamentablemente, la verdad es otra.

Ellos se bajarán en alguna estación, dejándonos huérfanos de su cariño, amistad y su compañía irreemplazable.

No obstante, esto no impide que se suban otras personas que serán muy especiales para nosotros.

Llegan nuestros hermanos, amigos, y esos amores maravillosos.

De las personas que toman este tren, habrá también los que lo hagan como un simple paseo.

Otros que encontrarán solamente tristeza en el viaje…

Y habrá otros que, circulando por el tren, estarán siempre listos en ayudar a quien lo necesite.

Muchos, al bajar, dejan una añoranza permanente…

Otros pasan tan desapercibidos, que ni siquiera nos damos cuenta de que desocuparon el asiento.

Es curioso constatar que algunos pasajeros, quienes nos son más queridos, se acomodan en vagones distintos al nuestro.

Por lo tanto, se nos obliga a hacer el trayecto separados de ellos.

Desde luego, no se nos impide que durante el viaje recorramos con dificultad nuestro vagón y lleguemos a ellos…

Pero, lamentablemente, ya no podremos sentarnos a su lado, pues habrá otra persona ocupando el asiento.

No importa; el viaje se hace de este modo: lleno de desafíos, sueños, fantasías, esperas y despedidas… Pero jamás regresos. Entonces, hagamos este viaje de la mejor manera posible.

Tratemos de relacionarnos bien con todos los pasajeros, buscando en cada uno lo mejor de ellos.

Recordemos siempre que, en algún momento del trayecto, ellos podrán titubear y probablemente precisaremos entenderlos… Ya que nosotros también muchas veces titubearemos, y habrá alguien que nos comprenda.

El gran misterio, al fin, es que no sabremos jamás en qué estación bajaremos, mucho menos dónde bajarán nuestros compañeros, ni siquiera el que está sentado en el asiento de al lado.

Me quedo pensando si, cuando baje del tren, sentiré nostalgia… Creo que sí.

Separarme de algunos amigos de los que hice en el viaje será doloroso. Dejar que mis hijos sigan solos, será muy triste. Pero me aferro a la esperanza de que, en algún momento, llegaré a la estación principal, y tendré la gran emoción de verlos llegar con un equipaje que no tenían cuando embarcaron.

Lo que me hará feliz será pensar que colaboré con que el equipaje creciera y se hiciera valioso.

Amigo mío, hagamos que nuestra estadía en este tren sea tranquila, que haya valido la pena.

Hagamos tanto, para que cuando llegue el momento de desembarcar, nuestro asiento vacío deje añoranza y lindos recuerdos a los que en el viaje permanezcan.

A ti, que eres parte de mi tren, te deseo un… ¡¡Feliz viaje!!”

El Tren de la vida, autor desconocido

Estoy segura de que la mayoría de vosotros habéis leído o escuchado de algún modo esta preciosa reflexión, casi poema. Me parece una bellísima ilustración de lo que es la vida; aunque el cristiano fiel sabe bien, mirándolo de otro modo, donde entra un día en ese tren y cual será su destino, la Patria celestial y los brazos de su Dios entrelazando todo su ser, y contemplando Sus ojos y Su rostro.

Estamos comenzando un año, y yo me pongo a pensar un poquito en mi propia vida en todos los ámbitos. Claro que el sendero del tren no es fácil, y atraviesa muchas alegrías y tristezas; y también me parece preciosa la idea de dejar una huella bien fuerte de lo que ha sido mi vida y la marca que haya podido dejar en otros…. Dejar un hueco de añoranza cuando me vaya, y haber vivido una vida que deje una huella importante de lo que luché por cumplir mi misión.

Cuando sigo pensando en mi vida espiritual, intento analizarme delante del Señor, ver donde estoy y lo que pretendo. Cuantas veces le he fallado este año,  ¿no es cierto?. Pero una y otra vez, Su gracia me ha sostenido, Su brazo me ha guardado, y he llegado hasta aquí gracias a todo Su amor. Pero comienzo una nueva etapa, ¿qué pretendo? ¿qué debo de hacer y como la tengo qué afrontar?

Veo mucha gente a mi alrededor que no piensa demasiado, esta cómoda tal y como está, su balance es demasiado ligero….. Mi balance es intenso, tal y como soy yo; y no me conformo con quedarme estancada, “vivir de rentas”, no avanzar, no crecer por dentro, no crecer en mi relación con mi Señor o en mi trabajo para Él.

Creo sinceramente que esta época del año es especialmente buena para tomar un nuevo impulso y saltar muy alto, y tener un nuevo despertar, muy vivo, con el vuelo muy alto, y mucho más cerca de mi Dios.

Algunos piensan que eso es demasiado fácil, que la carrera es liviana…  Se equivocan y mucho. Para conseguir todo lo dicho, hayque pasar mucho tiempo con Dios, a Su lado, en Su presencia, escondida en la Peña, viendo Su rostro de tal modo, que me empape de Él , de su Palabra, dejar que todo esto haga tal mella en mi, que salga al exterior, despertando, tomando un nuevo comienzo que se refleje en toda mi vida. Este será el único modo  de cumplir el propósito de Dios en mi vida, y llevar el mensaje de salvación de modo correcto, alto, fuerte, y muy clarito.

El apóstol Pablo, no lo llama el tren de la vida, más bien lo compara con una carrera, una carrera de fondo…

¿No sabéis que los que corren en el estadio, todos a la verdad corren, pero uno solo se lleva el premio? Corred de tal manera que lo obtengáis. Todo aquel que lucha, de todo se abstiene; ellos, a la verdad, para recibir una corona corruptible, pero nosotros, una incorruptible. Así que, yo de esta manera corro, no como a la ventura; de esta manera peleo, no como quien golpea el aire, sino que golpeo mi cuerpo, y lo pongo en servidumbre, no sea que habiendo sido heraldo para otros, yo mismo venga a ser eliminado.

                             1ª Corintios 9:24-27

No se trata de lacerarse físicamente, eso ya lo pasó Jesús por nosotros; pero sí de esforzarse con ganas, de hacerlo todo con excelencia y esmero, y eso lleva lo que os he dicho anteriormente, y mucho más al ponerlo en práctica.

¿Quieres tomar un nuevo impulso conmigo? Te invito a venir a mi lado y a recorrer el camino juntos. Habrá cosas absolutamente personales e intransferibles, pero el caminar juntos, será mucho más agradable.

Os dejo con algo precioso por parte del CORO GOSPEL VIDA,  de mi tierra, en sus inicios. Estoy segura de que os encantará, y os ayudará a tomar ese nuevo impulso, y a comenzar un nuevo despertar con muchísima fuerza. ¡Valdrá la pena!

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