Compromiso

Si Bartimeo pudo gritar y hacer que Jesús se parase, fue porque Jesús estaba allí.

06 DE ENERO DE 2018 · 21:00

Niños de Comunidades quechuas-Huaraz, Perú, 2011. Foto: Jacqueline Alencar,
Niños de Comunidades quechuas-Huaraz, Perú, 2011. Foto: Jacqueline Alencar

“No podemos ser auténticos discípulos de Jesús si nos falta un gesto de rebeldía positiva, de inconformismo... de esperanza activa que ponga en marcha nuestra fe que actúa a través del amor. Si Bartimeo pudo gritar y hacer que Jesús se parase, fue porque Jesús estaba allí en compromiso. Los pobres gritarían hoy llenos de esperanza si sus seguidores pudieran transmitir algo de la esperanza que transmitía Jesús con sus acciones y con sus palabras”.

Estas líneas forman parte de un artículo de Juan Simarro, Bartimeo: Símbolo universal de marginación, publicado en Protestante Digital en marzo del año 2011. En enero de ese mismo año, yo había podido ver, ‘in situ’, la labor ejemplar que llevaba a cabo la ONG Turmanyé en Huaraz (Perú) a favor de la infancia en situación de pobreza; labor apoyada desde España por Alianza Solidaria. Allí me había sentido interpelada, como también lo fui al leer a Simarro, recordándome lo que Dios había mandado a través de su Palabra. Fue así que en aquel momento tejí estos sencillos pensamientos que transcribo a continuación y que dejé caer en los surcos abiertos a fuerza de arar: 

Necesitamos muchas veces recordatorios Tuyos que nos sacudan. Por eso hoy te pido, Señor, que me ayudes a no dejarme encantar por los gritos de la prosperidad de este mundo que nos rodea, de los intereses, de la comodidad excesiva, de la lucha por el poder, que me impidan servirte, que me alejen de los que claman por justicia, de esa tuya en todas sus acepciones. Justicia que tuvo un precio alto. 

Hoy te pedimos que abras nuestros ojos y oídos al clamor de los desclasados, de los oprimidos y encadenados. Que paremos, demostrando que nuestro compromiso contigo es verdadero; que no nos detengamos cuando suene la sirena del egoísmo. Aleja todo lo que forme un cuello de botella que no deje pasar el bálsamo para los niños que están abandonados, que son maltratados, violados; que han perdido la niñez y ya están viejos de tanto sufrir, de tanto trabajar. Que ya nacieron condenados, y seguirán así si los que ostentamos el título de ser tus hijos no cumplimos con el pacto que acordamos en su día. Que tengamos los ojos fijos en Jesús, y nada nos distraiga. 

Ayúdanos a dejar caer algunas gavillas para los que vienen de otras latitudes... Pero que no sean los desechos, que están casi incomibles... Que sean consecuencia del amor que lo cubre todo... Y que hace que resplandezcamos y alumbremos toda la ciudad, que tiene nombre y que la amamos tanto que estaremos dispuestos a sacrificarnos dándolo todo para que sea rescatada.

Que nos detengamos ante el grito de los que no tienen un trabajo, garantizándoles los panes y los peces. Más aún si ya están dentro de nuestras iglesias. Que no los dejemos escapar, pues para ti son valiosísimos. Provéenos de tu misericordia. Así, ellos no serán consumidos.

Que garanticemos compañía a los que llevan escrito en su frente la palabra soledad, enfermedad, cárcel... O "Todavía no conozco el amor de Dios"...

Jacqueline (de Salamanca)

Publicado en: PROTESTANTE DIGITAL - Muy Personal - Compromiso