Los bellos matices de la espera

Algunos dirán que por qué tanta alegría en un mundo injusto, por qué tanto gozo en un mundo donde hay legión de empobrecidos, por qué tanto júbilo en una tierra despojada y ecológicamente maltratada. La razón es sencilla.

19 DE DICIEMBRE DE 2017 · 19:00

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La Navidad se acerca en medio de sequías que comienzan a paliarse, en medio de tristezas por múltiples causas: pobreza, desempleo, niños que pasan hambre, fracasos políticos y económicos, sequías espirituales. Sí. También hay sequías espirituales aunque, normalmente, hablemos de sequías por falta de lluvias, desiertos del alma, aunque normalmente hablemos de los desiertos yermos, sin vegetación, con arenas secas que azotan el rostro cuando hay ventiscas. Sin embargo, la Navidad se acerca a nosotros como manantiales de agua que nos darán relax.

Estamos en tiempo de espera, pero también un tiempo de alegría que desea eliminar todos nuestros desiertos, todas nuestras sequías. Sí, también las del alma. Muchas almas secas y desiertas pueblan el mundo esperando esos manantiales espirituales que algunos experimentan y conocen, pero que, a veces, se olvidad de compartirlos.

Este tiempo de expectación es un grito de gozo ante la cercanía de la plenitud, de esos manantiales de bendición que irrumpirán en el mundo con la figura de Jesús. Por eso los profetas clamaban: “Se alegrarán el desierto y la soledad, el yermo se gozará y florecerá como la rosa”. Nuestra soledad se puede eliminar, los pobres podrán cantar en medio de su seco desierto, quizás los excluidos solitarios se sentirán acompañados por aquél que les comprende, que se identifica con ellos.

Tiempo prenavideño. Tiempo de espera. ¿Y los integrados del sistema económico, del sistema mundo? Si sois creyentes, colaborad con el sentido de la espera.  Eliminad soledad, compartid, consolad, conseguid que los despojados, los empobrecidos, los tirados a los lados del camino, canten con júbilo. Sí, porque es tiempo de expectación mesiánica, el Señor viene para fortalecer las rodillas cansadas, enderezar las veredas que se han torcido, conseguir que el lobo habite en paz y armonía con el cordero. ¡Alegraos, alegraos, pueblo mío!, en este tiempo de espera.

Tenemos un Dios que cumple, van a tener cumplimiento todas aquellas profecías que nos hablaban de que “un niño nos es nacido, hijo nos es dado”. Se acerca, se acerca, viene, viene… el escogido entre miles, el mismísimo hijo de Dios. ¡Que florezcan los desiertos como la rosa! ¡Que se acaben los sufrimientos de los empobrecidos, despojados y oprimidos del mundo! Que se alegren los pueblos, que se gocen los creyentes y se levanten saliendo al encuentro de los sufrientes mientas dan gritos de júbilo, de regocijo: Regocíjate y canta, sí, regocijaos y cantad. El Señor viene, se acerca, ya está a las puertas. “El lugar seco se convertirá en estanque, y el sequedal en manantiales de agua”.

Tiempos de prenavideños. Alimentad la esperanza, la expectación, llenad el mundo de ese olor especial que transmite la espera de la Navidad, del Nacimiento, de la encarnación entre nosotros del Hijo de Dios. Trabajad eliminando desiertos, eliminando soledades, esparciendo el suave olor del amor cristiano. Trabajemos por lo justo, por la implantación de los valores del Reino en el mundo. Dios viene. “El mismo Dios vendrá y os salvará”. Privilegio de la esperanza cristiana.

Estad expectantes. No temas a las fieras de la política, a los lobos de la economía, a los zarpazos de las alimañas de la pobreza. El Adviento es el tiempo del cumplimiento de las promesas. Confía en ellas: “Ya no habrá león, ni fiera subirá por él, ni allí se hallará, para que camines como un redimido”.

¡Que se allanen los obstáculos! Dios se acerca. Aguas serán cavadas en el desierto de tantas vidas como están en el no ser del sufrimiento humano, de la marginación, de la exclusión social. No temas, no temas. Es tiempo de espera que anuncia que el Señor viene, que estemos en una permanente expectación.

Créete las palabras del Señor a través de los profetas: “Consolaos, consolaos, pueblo mío, dice vuestro Dios”. Mira cómo pasa el tiempo que nos va acercando al nacimiento del Hijo de Dios. Si estás pendiente, verás como tu emoción va a ir subiendo con el paso de las horas, de los días, de las semanas. Se acerca la Navidad. Mensaje de esperanza. Si das rienda suelta a la esperanza, también irá creciendo la alegría hasta que saltes en plena calle de regocijo, saltos de júbilo, brincos de gozo.

Algunos dirán que por qué tanta alegría en un mundo injusto, por qué tanto gozo en un mundo donde hay legión de empobrecidos, por qué tanto júbilo en una tierra despojada y ecológicamente maltratada. La razón es sencilla. Escucha: “Porque un niño nos es nacido… y se llamará su nombre Admirable, Consejero, Dios fuerte, Padre eterno, príncipe de paz…”. Él confirmará su imperio en juicio y en justicia. Son las promesas de Dios mientras esperamos su nacimiento.

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