El arte de informar (bien)

Si el que informa presume de integridad, debe ser humilde como otrora lo pregonara con su vida el de Nazaret.

18 DE NOVIEMBRE DE 2017 · 22:25

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Durante mi primer 'Máster en Peregrinaje Cristiano', asistí a unas charlas informativas acerca de la importancia de la veracidad, autenticidad, credibilidad e independencia que debe tener quien informa.

Aclaro que no soy una periodista profesional, pero a veces me gusta informar acerca de la realidad que me rodea y de hechos que estimo relevantes o que, al menos, atraen mi atención, tejiendo palabras que cuentan detalles de situaciones, de personas, problemas, emociones... Por ello me interesó muy mucho asistir a las actividades mencionadas. Tanto, que después comenté mis impresiones en un medio local.

Fue en Salamanca, allá por el año 2015. Escuché que hay que "tener la libertad de decir las cosas no como conviene, no como interesa que sea". Y que "la independencia siempre es posible,  si estás dispuesto a pagar el precio". "El habitáculo del periodista es la libertad, un derecho sagrado que se debe defender, ya que el periodismo es un pilar fundamental de la democracia".

Pero se recalcó que para que esto sea creíble, se deben tener las cuentas saneadas. Y una gran capacidad de trabajo y entrega  para el sacrificio. El que informa recibirá muchas presiones, pero no debe claudicar ante ellas porque privará a la ciudadanía de un derecho fundamental.

En este sentido, puedo decir que, gracias a Dios, en España no se da la violencia física contra los periodistas ni existen leyes restrictivas que le impidan ejercer su trabajo medianamente tranquilo. Creo. O sea, que es posible alcanzar satisfactoriamente este objetivo. Puede...

Tomé nota aquel día que si el que informa presume de integridad, debe ser humilde como otrora lo pregonara con su vida el de Nazaret, digo yo, el más humilde entre los humildes, íntegro, incluso él mismo era la Verdad y lo pregonaba con su ejemplo. Hay que tener la humildad para reconocer las faltas, pero también hay que tener principios, convicciones.

Aquel día grabé en mi memoria que el que informa debe ser valiente, tener una curiosidad exacerbada, debe ser instruido. Y buscar buenos referentes; esa nube de testigos a tu alrededor que no temen que les hagas sombra, que te impulsan a imitar sus virtudes, y te apoyan para que puedas realizar tu labor con rigor e imparcialidad. Y si tienen que dar la cara por ti, la dan.

El periodista debe buscar la verdad, la excelencia, porque los periodistas son los interventores de la sociedad. Deben observar valores y tener conciencia de cuáles son los límites que no se deben traspasar.

¿Es posible ser un periodista de este calibre en nuestro mundo actual? Claro, así como aquellos que se llamaban profetas en el Antiguo Testamento, como Jeremías, por citar alguno, que decía al observar lo que se cocía en su época: "... Como jaulas llenas de pájaros, llenas de engaño están sus casas; por eso se han vuelto poderosos y ricos, gordos y pedantes. Sus obras de maldad no tienen límite: no hacen justicia al huérfano, para que su causa prospere; ni defienden tampoco el derecho de los menesterosos. ¿Y no los he de castigar por esto? ¿No he de vengarme de semejante nación? -afirma el Señor-. Algo espantoso y terrible ha ocurrido en este país. Los profetas profieren mentiras, los sacerdotes gobiernan a su antojo, ¡y mi pueblo tan campante! Pero ¿qué vais a hacer vosotros cuando todo haya terminado?.. " (Jeremías 5.27-31).

Jeremías, en su época, vio lo que otros no vieron y lo denunció. Vio lo que otros hacían pero se abstuvo de hacer lo mismo. Al final, él no pudo ver el cambio, pero sus escritos quedaron hasta hoy pues llevaban el sello de autenticidad de su ejemplo.

Muy aleccionante fue también para muchos lo que por ese mismo año, 2015, transmitió el comunicador y escritor Jaime Fernández Garrido en el VII Encuentro de Escritores y Comunicadores Evangélicos, llevado a cabo en Madrid, refiriéndose a la comunicación del Evangelio (Buenas Noticias).

Recordó que los responsables de este mensaje también tienen que tener esa veracidad, autenticidad, ética, imparcialidad, etc. que mencionábamos anteriormente. Instó a la Iglesia a no caer en la religiosidad y se involucrara más con su entorno, pero siendo veraz y con principios; no decantada por el poder y el dinero. Y siendo ejemplo para los que la circundan.

Se refirió a los primeros cristianos que trastornaron al mundo enfrentándose a una situación peor que la actual. Amaron a sus enemigos, proclamaron la resurrección de Jesús, pagando incluso con su propia vida. Transformaron el entorno y la sociedad.

Instó a seguir el modelo de Jesús, ese gran comunicador compasivo que se detenía a hablar con la gente, comía con ellos, paseaba por los pueblos, calles, caminos y les proclamaba su mensaje... Así nosotros debemos preocuparnos por las personas, escucharlas, consolarlas, darles un mensaje auténtico.

Periodistas, comunicadores, informadores... debemos a la ciudadanía un mensaje auténtico, fidedigno, que genera cambios beneficiosos allá donde llega. Pongamos en ello nuestro corazón, realizándolo todo con pasión. Y seamos garantes del derecho que tiene la población de mantenerse informada, sin ocultamiento ni distorsiones. No lo hemos conseguido todavía, pero estemos  seguros que lo podemos lograr.

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